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sábado, noviembre 23, 2024

Acerca de Piketty y los parásitos del capitalismo

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En 2020, Corea del Sur presentó una película llamada Parásitos que obtuvo los premios más importantes de la Academia de Hollywood, como ser el Oscar no sólo a la mejor película extranjera sino el Oscar al mejor filme del año. De qué va la cosa: de cómo es la vida en Corea del Sur, donde los ricos son cada vez más ricos y un grupo muy grande de personas quedan fuera de la distribución de la riqueza generada.

Hay que recordar que con marcas como Samsung (electrónica) y LG (comunicaciones) y Kía (automotores), el país asiático se transformó en uno de los líderes y ejemplos del mundo capitalista.
Sin embargo, aquí entra el economista más famoso de fin del siglo XX y comienzos del actual, Thomas Piketty.

El parisino ha tomado el mundo por asalto al estilo que lo hiciera el alemán Karl Marx lo hizo en el siglo XIX desde Londres.

Su libro El capital del siglo XXI, best seller en todos lados, no dura en las estanterías de Amazon porque los pedidos no cesan. Pese a ser un texto con más de 700 páginas (en inglés) y 900 (francés). Pero, ¿de qué va la tesis?

En rigor, Piketty se ha centrado muchísimo en una gigantesca cantidad de datos y a partir de ello, desarrolló sus teorías.

“El provocador argumento de Capital en el siglo 21 es que el capitalismo de mercado, incluyendo el tipo de capitalismo de Estado del bienestar que se practica en Europa, a la larga conducirá a una economía dominada por quienes tienen la suerte de nacer en una posición de riqueza heredada. Lejos de facilitar la equidad, los modelos económicos han potenciado la desigualdad como en la ley del más fuerte. El capitalismo se ha vuelto depredador y salvaje y está haciendo retroceder a Europa al siglo 19, donde existía la tiranía de la riqueza heredada. Una tiranía que solo fue destruida por la devastación de dos guerras mundiales. Piketty muestra con datos precisos que esta tiranía está retornando, pero esta vez a escala mundial”, sostuvo Marco Romero, un analista de la obra en El blog Salmón.

En este punto, Begoña Gomez Urzaiz, una periodista de El País, indicó:

“En esencia, la tesis de Piketty, que tardó 15 años en amasar la gigantesca masa de datos que componen su libro, es que en el actual sistema económico la riqueza heredada siempre tendrá más valor que lo que un individuo pueda ganar en una vida. Que el capitalismo es, por lo tanto, incompatible con la democracia y con la justicia social. Que los muy ricos deberían pagar un mínimo de un 80% de impuestos y que hablar del 1% contra el 99% no es cosa de estudiantes y exaltados del movimiento Occupy sino un hecho incontrovertible”.

Aunque tras finalizar la II Guerra Mundial, se asistió a un movimiento dentro del capitalismo que tendió a la distribución más justa del ingreso generado, esto constituyó una ilusión, reseñó el francés.

“La Gran Tesis de Piketty es que la tendencia de todo rico es a hacerse todavía más rico porque el mercado le empuja inexorablemente y que esa ley inquebrantable arrastra a la sociedad hacia la oligarquía. El economista tiene buenas lecturas, como dicta la tradición francesa, y cita a Jane Austen y Honoré de Balzac para demostrar cómo en el siglo XVIII y XIX lo normal para las clases altas era no trabajar y sostener la riqueza familiar a través del matrimonio. Ahora ésta vuelve a ser la norma y creer en la meritocracia del capitalismo no es sólo ingenuo sino erróneo. Los periodos de creciente igualdad del siglo XX fueron un mero accidente, producto de las exigencias de la guerra, el poder del trabajo organizado, los impuestos, la innovación tecnológica y la demografía”, acotó Gómez Urzaiz.

Así, mientras pone a hablar a economistas, gobiernos y organismos multilaterales sobre la desigualdad extrema que persiste en el mundo, su tesis se refiere a la política de impuestos. Piketty dice que para reducir la alta concentración del ingreso se requieren sistemas tributarios mucho más progresivos. Recomienda, por ejemplo, subir impuestos a los grandes patrimonios con tarifas escalonadas que podrían ir entre 0,1 y 10 por ciento, según la riqueza que acumulan las personas.

Para repartir mejor el crecimiento, también sugiere un impuesto del 80 por ciento para los ingresos mayores a 500.000 dólares anuales y del 50 por ciento para los que superen los 200.000 dólares.

El progresismo fiscal es impulsado por Piketty ya que no hacerse nada, el desequilibrio seguirá aumentando y esto puede tener consecuencias políticas y sociales muy graves en los países.

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