Habrá 24 localidades en Argentina que recibirán al Presidente y parte de su gabinete. Oberá ocupará ese lugar en Misiones. Se espera una ley para institucionalizar el evento. Y esperan que no haya oposición a la iniciativa
La idea no es nueva, pero al impulso de la campaña electoral del año pasado, el entonces candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, lanzó la iniciativa: llevar parte de su gabinete en forma periódica a distintas localidades del interior del país y atender allí los asuntos del Estado.
Ahora, todo va tomando color. La iniciativa se va a concretar. Y en Misiones, ya hay aprestos en la capital del Centro de la provincia, Oberá para recibir al mandatario y a un grupo de miembros de su gabinete.
Las expresiones de Alberto Fernández fueron muy claras al respecto.
“Vamos a crear en cada provincia –había dicho Alberto al calor de sus promesas- una capital alterna de la Argentina y obligar así al Gobierno Nacional a trasladarse una vez por mes ahí y escuchar ‘in situ’ los problemas locales. Porque una cosa es ver las estadísticas y otra cosa es mirar a la cara de la gente”.
La idea es sacar a los funcionarios de la capital federal, esto es, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y pasearlos por el país. Y que no sean, salvo excepciones, las ciudades capitales de provincia.
En principio, la iniciativa sólo aparecía como un acto de voluntarismo, pero a poco de iniciarse las sesiones del Congreso de la Nación, la misma tomó vuelo y se estima que durante este ejercicio legislativo verá la consagración en forma de ley de la creación de las capitales alternas del país.
En febrero de 2020, había funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional coordinando los puntos para transformarlo en proyecto de ley.
De qué va la cosa
Se prevé que serán 24 reuniones en 24 meses. El Presidente más el Ministro del Interior (Eduardo Wado de Pedro) estarán en todos los eventos. Además en cada ocasión, otros cinco ministros del Gabinete nacional acompañarán la comitiva oficial.
Una vez dijo
un propietario de un aserradero de Corrientes: “la verdadera Capital de
Misiones tendría que ser Oberá porque allí se concentra la riqueza de la
provincia. Allí, y no en Posadas, están las principales industrias que generan
el dinero que mueve la tierra colorada”.
Y daba para pensarlo.
Ciudad caracterizada por una marcada población de origen inmigrante que aún en tiempos de millenials, redes y conectividad visten con orgullo los trajes típicos que caracterizan a sus países principalmente europeos durante la fiesta nacional que se realiza en septiembre. Gente de trabajo y de una gran religiosidad, un poco cerrada tal vez, pero de inmenso corazón.
Tal vez fueron estas características sociológicas que llevaron al equipo presidencial a erigirla como Capital Alterna de la Argentina, distinción que por cuatro años le permitirá recibir al menos dos veces a las máximas autoridades de la Argentina para que vengan a tratar acá (sí, acá) los asuntos del Estado.
Y por supuesto, como sostiene el viejo adagio: “el tren pasa solo una vez”… esa(s) reunión(es) servirá(n) como oportunidad para que funcionarios locales y provinciales les hagan llegar los principales reclamos y así poder gestionar más recursos y obras para una provincia que limita más con países extranjeros y el propio.
“Mirá mami, en Mar del Plata hay muchos paraguayos también”, le decía una nena a su progenitora tras escuchar el dialogo de una familia de Misiones. Qué mejor ejemplo de la influencia fronteriza, si para muestra basta un botón.
La sanción de una ley que institucionalice
El proyecto para crear 24 capitales alternas ya está en el Congreso de la Nación. Pretende acercar al mandatario nacional y su equipo a los “trabajadores, empresarios, organizaciones de la sociedad civil, instituciones, etc”.
Las reuniones deberán celebrarse con una periodicidad no mayor a los 30 días entre una y otra y su plan de trabajo deberá abordar problemáticas específicas de la provincia donde se lleven a cabo, “a fin de coadyuvar a implementar políticas públicas necesarias para promover la descentralización territorial”.
El listado de ciudades
Ciudad | Provincia |
Río Grande | Tierra del Fuego |
Caleta Olivia | Santa Cruz |
Comodoro Rivadavia | Chubut |
Cutral Có | Neuquén |
General Pico | La Pampa |
Mar de Plata | Buenos Aires |
La Matanza | Buenos Aires |
Rosario | Santa Fe |
Río Cuarto | Córdoba |
Concordia | Entre Ríos |
Goya | Corrientes |
Oberá | Misiones |
Roque Sáenz Peña | Chaco |
San Pedro | Jujuy |
Orán | Salta |
Tinogasta | Catamarca |
Monteros | Tucumán |
Termas de Río Hondo | Santiago del Estero |
Chilecito | La Rioja |
Caucete | San Juan |
Guaymallén | Mendoza |
Fuente: Gobierno Nacional |
Nota:
En Formosa y San Luis se harán en las ciudades capitales.
Macri intentó hacerlo; luego desistió: el vuelo de la perdiz
En enero de 2016, el entonces flamante Presidente Mauricio Macri intentó dar muestras de federalismo y comenzó por llevar su gabinete al interior. Duró lo que un vuelo de perdiz.
El 26 de enero de ese año, en plena luna de miel, el gabinete del PEN se reunió en Córdoba donde gobernaba el peronista Juan Schiaretti.
Un mes después, el encuentro tuvo lugar en Corrientes. En esa ocasión, el presidente fue recibido por el gobernador de Cambiemos Ricardo Colombi.
“Ahora queremos ir al interior a instalarnos. No a sacarnos la foto”, había dicho Alberto Fernández.
Es que en su momento, Daniel Scioli como gobernador de la provincia de Buenos Aires realizó reuniones con presencia de su gabinete en distintas localidades de la provincia. “El problema es que ni apagaban los motores del helicóptero y ya se estaban yendo”, recuerdan los memoriosos para poner el contraste con lo que se viene ahora.
Diferente a lo de Alfonsín
En el mejor momento del gobierno de Raúl Alfonsín, y al calor de las elecciones de medio término ganadas en 1985, el radicalismo impulsó la idea de trasladar la capital federal de Argentina al Sur.
Más específicamente, se habló de Viedma una ciudad atlántica de la provincia de Río Negro.
Lo notable es que dicha provincia tiene inclinada su producción (tanto primaria, como extractiva y la turística hacia el Oeste) recostada sobre la falda de los Andes.
Pero justamente ése era lo interesante para Alfonsín (el ideólogo de la iniciativa): un lugar que no tuviera demasiados atractivos, al mejor estilo de lo que había sido Brasilia en el país vecino.
Lo habían bautizado “Proyecto Patagonia”.
Y el propio Alfonsín, ya instalado en Viedma lo sostuvo con claridad. “Hay que crecer hacia el sur, hacia el mar, hacia el frío”.
Hasta el a la sazón Papa Juan Pablo II bendijo a la futura capital. Cientos y miles de trabajadores se trasladaron a Viedma con la confianza de obtener ocupación. Y los inversores se lanzaron a adquirir terrenos en modo especulativo.
Pero los plazos (doce años) no eran los que corresponden a un país ciclotímico como Argentina. Un año y medio, la UCR perdía las segundas elecciones de medio término, el gobierno lanzaba el Plan Primavera y todo se iba desdibujando.
“Mi gran error de gestión fue no haber concretado la mudanza a Viedma. Que ese hubiera sido el gesto definitivo para transformar el país. Me tendría que haber mudado aunque sea en carpa a Viedma. Eso hubiera cambiado todo”, fue la reflexión del ex presidente poco antes de finalizar su mandato.