En la primera iglesia cristiana hubo diaconisas.
Eran mujeres que tenían en la Iglesia una función muy análoga a la de los diáconos. San Pablo habla de ellas en su epístola a los Romanos. Plinio, en una de sus cartas a Trajano hace saber a este príncipe que había hecho dar tormento a las diaconisas, a quienes llama ministrae, esto es, ministras de la iglesia.
El nombre de diaconisas se refería a ciertas mujeres laicas que eran devotas consagradas al servicio de la Iglesia y que hacían a las mujeres los servicios que no podían prestarles los diáconos con decencia: por ejemplo, en el bautismo que se confería por inmersión a las mujeres.
Pero no es historia pasada.
Las mujeres fueron perdiendo ese lugar preferencial dentro de una estructura monolítica (y llena de hombres) dentro de la Iglesia Católica. No así en otras órdenes cristianas que sí poseen las pastoras, ministras y líderes mujeres al frente de las congregaciones.
Hoy el mundo reclama a la Iglesia ese cambio.
Y no sólo el mundo, los propios integrantes del orden sagrado de la Iglesia lo hacen
El año pasado. la Asociación de Sacerdotes Católicos de Irlanda manifestó que los comentarios del Papa Francisco sobre las mujeres diaconisas a los periodistas en el avión durante su regreso a Bulgaria, de dilatar la decisión es una gran decepción.
Sostenían que podían esperar reacciones como ésta de Papas anteriores, pero pensaban que Francisco era diferente y, en consecuencia, su decepción es mayor.
Afirman que la igualdad de las mujeres es fundamental para la credibilidad y el futuro de la Iglesia. Presentar a las mujeres diaconisas es un gesto mínimo que si él no puede avanzar en eso, hay pocas o ninguna posibilidad de un verdadero movimiento hacia la igualdad en la iglesia católica
“Al verter este tipo de comentarios, el Papa, envía mensajes erróneos sobre las mujeres tanto a mujeres y hombres” indicaron.
Una definición contundente
Y los integrantes de la Asociación de Sacerdotes Católicos de Irlanda añadieron:
“Confirma que las mujeres no son lo suficientemente buenas, y que a los ojos de la Iglesia «oficial» los hombres son más dignos que las mujeres.
Confirma que muchos de los dones de las mujeres continuarán siendo desperdiciados.
Confirma que la Iglesia institucional oficial es una Iglesia de hombres.
Confirma que para ser un miembro pleno de la Iglesia, ejerciendo todos los privilegios, tienes que ser un hombre.
Confirma que la Iglesia es una estructura construida por hombres para hombres.
Confirma que la Iglesia sigue siendo un patriarcado jerárquico clerical.
Confirma que la injusticia está incorporada en el corazón de la Iglesia.
Sostienen que es un enorme golpe para reformar la Iglesia y llevarla al siglo XXI.
Invitan con fuerza los que creen en la igualdad hagan oír sus voces, con claridad y sin ambigüedad y no es el momento de mirar por encima de los hombros”
Referencias bíblicas
En el Nuevo Testamento aparecen en las cartas de Pablo referencias a las diaconisas.
El capítulo 16 de la Epístola a los Romanos trata de recomendaciones y saludos, y empieza así:
“Les recomiendo a Febe, nuestra hermana, diaconisa de la iglesia de Céncreas, para que la reciban en el Señor de manera digna de los santos, y la ayuden en lo que pueda necesitar de ustedes: porque también ella asistió a muchos y, en particular, a mí” (Rom 16, 1-2).
En Inglaterra, la iglesia anglicana (muy cercana a la católica en casi todos los preceptos cristianos) permite que tanto el varón como la mujer puedan ejercer el sacerdocio y –esto es muy importante- puedan casarse: el otro gran tema pendiente dentro del ámbito de la Iglesia que tiene su sede en Roma. El celibato obligatorio es una imposición tardía que apareció en el catolicismo varios siglos después de que el mismo existiera. No estuvo en su origen. De hecho, Pedro (el primer representante de Cristo en la tierra) era casado.
Quizá enancados en aquel viejo consejo del apóstol Pablo: “Si no pueden resistir al ardor, mejor es casarse” (I Corintios capítulo 7), tanto varones como mujeres ejercen su rol sacerdotal y también pueden optar (no es obligatorio) por el sacerdocio.
Y recientemente se realizó una encuesta nacional que fue contundente:
La Iglesia Anglicana aprobó por amplia mayoría que las mujeres puedan ser obispos
En 1994, la Iglesia Anglicana aprobó que las mujeres podrían ejercer el sacerdocio. Hoy en día 1.781 de ellas son parte de los 7.798 pastores con que cuenta en total la congregación en Reino Unido.
La decisión de 1994 no fue aceptada por sacerdotes más conservadores y su número tres se pasó entonces a la Iglesia Católica. La modificación aprobada ha merecido críticas del grupo Reforma, que representa al ala más tradicionalista del anglicanismo.
El catolicismo ha crecido mucho en Gran Bretaña. De 50 mil en el siglo XIX han pasado a ser 6 millones de personas dentro de una población de 60 millones.
Pero ambas religiones cristianas vienen perdiendo seguidores. En cuanto a la Iglesia de Inglaterra, aunque sigue siendo la primera del país, el número de fieles que asiste a sus oficios dominicales se calcula que ha caído al millón, en una nación cada vez más descreída y atea.
Mario Pernigotti
