Un rescate emotivo permite echar nuevas miradas sobre un poema del gran artista misionero. Luego le puso música y Los Gurises se transformó en un clásico de la infancia posadeña con niños pobres viviendo felices junto al río
Fue en Visión M, un programa diario de canal 12 que recopila los mejores momentos de las demás emisiones de LT85. Un recordatorio de otros momentos y otras instancias.
Se trató de una de esas extrañas “perlas” que se cultivaron en otras épocas y que tuvo un suceso extraordinario. Se denominó “Ramos Generales” y era conducido por el gran animador que fue Raúl Vergara. Con la productora Horianski entre 1992 y 1996.
Vestido de gaucho en su negocio donde “no hay lo que no hay” iba recibiendo a distintos invitados. Y, en el medio, su peón (el Cirilo alter ego de Jorge Jacques) y su ayudante (La Florinda, es decir, Flora Ortigoza) iban poniendo la picardía y los momentos inolvidables.
En el cierre había una “yapa”, un plus que venía casi de regalo. Una de esas yapas fue el rescate emotivo de Visión M de estos días.
El mismísimo Ramón Ayala en el estudio mientras cantaba Los Gurises, uno de sus poemas más sentidos. Allí describe a los chicos de su infancia.
El detalle, no menor, es que la encargada de ponerle imagen al maravilloso tema de Ayala es Ana María Zanotti, una antropológa especializada en realizaciones audiovisuales de altísima calidad.
Vaya este recuerdo
El poema merece ser guardado y de manera completa (algunos versos y estrofas fueron recortados a los efectos de la canción)
Los gurises
Cuando la tarde se aroma
con las flores del crepúsculo
y va la Bajada Vieja
dando tumbos hacia el río.
Levanta la gurisada
su algarabía de pájaros,
encendiendo las casonas
de gritos y risotadas
y el color de los chivatos
hamaca su vieja herida
sobre los niños.
Cuando la tarde se aroma
con las flores del crepúsculo
Pata Bolí, siete años
flecha de luz en los ojos.
Corre con los diarios
apretados bajo el brazo
llevando la voz del mundo
por el cielo de Posadas.
María Pucú ya siente
caminar la primavera
por la chuza de su pelo
y en los ojos tiene un duende
que se enciende en sus caderas
igual que la roja tierra
cuando la fecunda el tiempo
Toro Manso, Japonilla
Juan Tolongo, Satanas,
sucios de arena y caracha
vienen llegando del río
azote del rancherío
por la siesta vegetal.
Ndé Añamemby amarillento
soltame el pelo, arruinado
uno, la cara llorosa,
otro, la piel arañada
van dando viracambota
casi sobre la ribera.
La gurisada hace rueda
para ver cómo termina
mientras el ojo del cielo
contempla lleno de asombro
estos gurises de plomo
estallando sobre el clima.
(versos que están en el poema original)
Cambacho rodillas sucias
Entre pescador y diarero
Creció sobre la barranca
En un ranchito de lata
Casi sobre el abismo
Donde la vida se amasa
Modelada en el peligro
Y es todavía un niño
Y ya se lo ve un hombre entero
Con el rostro lambusado
Descalzo en la media siesta
Por el vaho de la lluvia
Anda el Piquento cantando
Un bodoque entre los dedos
Medio descuajeringado
El pantalón remendado,
La honda colgando del cuello
Lleva en los ojos un cielo
De pájaros que han volado.
Pirá Cambú, todo escamas,
punta del ojo hacia arriba,
nariz robada al carancho
manos prontas, pies ligeros
no sé qué magia en los dedos
casi siempre lo encendida.
Llegaba entre la gente
con aire de misterio
los bolsillos repletos
de un mundo de chucherias.
Otras estrofas agregadas
Miñoca Eléctrica, Mandioquín
Roja Jhata, Camba Bolsa
Llevango en alto la ropa
Escapan por la Laguna.
Los sigue la medialuna
Del chicote bramador
La furia del cuidador
Como una garra de susto
Sobre los cuerpos desnudos
Relucientes bajo el sol
Cuatro ranchos más abajo
descalza en las piedras grandes
entre dos latas de agua
viene Canilla Poí
tiene un rumor en la sangre
que no la deja vivir.
Dice que cuando crezca
construirá para su madre
un rancho nuevo y sin hambre
sin el dolor de las lágrimas
que llevan las lavanderas
a soltar en la ribera
del viejo río sin fin.
Un largo tren de madera
a un costado de las vías,
rancho, ranchos y ranchos
con un capitán de arena
y cien chimeneas torcidas
para quemar la miseria
y hacer más linda la vida
con el humo del trabajo.
Un largo tren de madera
Ranchos y ranchos y ranchos
Cuando la tarde se aroma
con las flores del crepúsculo.
“Fue así, exactamente así. Yo los conocí a todos (esos gurises) y eran así”, dice María del Pilar ‘Lilita’ Ricci, una posadeña criada en la zona y recuerda con nitidez a todos los personajes cantados y contados por Ramón Ayala. Ella, hoy jubilada pasa sus días ahí cerquita de donde se inicia la Bajada Vieja y donde Ramón Ayala pusiera de marco para sus inolvidables canciones así como sus poemas y obras pictóricas.
“Eran verdaderos azotes del rancherío y de las casas que estaban más arriba, durante la siesta vegetal”, como canta Ramón Ayala.
Ahí lo dejamos al viejo trovador que también pinta y muy bien.
Con sus óleos y lienzos cargados de colores y vida como los personajes de sus historias y que se encuentran en importantes colecciones del mundo. Ahí van sus versos que acompañan la poesía de un artista popular que se presenta: “Soy como ese viejo árbol/mezcla de pájaro y monte”.
Y nuestra yapa
La versión de los gurises interpretada por Joselo Schuap
Con anterioridad, la Legislatura provincial declaró patrimonio cultural al Gualambao cuya autoría es de Ramón Ayala. Vaya este informe al respecto
¡ Gracias Tury ! Por recordar a travez de nuestro multifacetico Ramon Ayala, lugares emblematicos de la querida Posadas, porque quienes vivimos “esos” lugares y conocimos “esas” personas, nos transportamos a una Posadas del ” Ayer” que permanece ” Hoy” en nuestra nostalgia y nuestros corazones…
Simplemente, el reflejo de lo que pasó. Ni mejor ni peor. En las manos de un poeta (como el caso de Ramón) queda el Arte con mayúsculas y llenando el corazón