El domingo a la siesta visitó por segunda vez el Hospital Militar y así continuó su participación como voluntario. Es el segundo misionero que forma parte de la experiencia. Y solicitó que, si todo sale bien, que pueda recibir luego las dosis correspondientes
Clodomiro “Milo” Fretes, el misionero oriundo de Eldorado que vive hace años en el barrio de Liniers de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), participó el domingo por la tarde en su experiencia como voluntario en las pruebas de la vacuna contra el Coronavirus que se llevan a cabo en el país. Las firmas Pfizer y Biontech son las encargadas del ensayo. Y esta fue la segunda parte.
“Tenía turno para el martes 15 pero el sábado me llamaron para avisarme que lo pasaban para el domingo a la tarde. Y luego de que confirmara, todo quedó así”, contó Fretes.
El domingo 13 de septiembre al mediodía pasaron a retirarlo por su departamento y me llevaron al Hospital.
“Creí que me iban a sacar sangre como la otra vez –refirió-. Pero no. Me realizaron algunas preguntas y algunos controles como temperatura (vía sublingual), luego el hisopado. Y finalmente, me aplicaron la vacuna”.
Con respecto a los informes, va a tener que seguir haciéndolo los lunes. O sea, el lunes 14 de septiembre, luego el 21 y así sucesivamente y tendrá turno para que lo vean entre 28 y 30 días.
El tema sigue siendo a doble-ciego. O colocan la vacuna o es el placebo.
“Pregunté si me ponían vacuna o placebo y, por supuesto, no quisieron decir. En principio, ni ellos lo saben. Y supongo, que si me pusieron placebo la primera vez también repetirían la segunda vez. Es mi sentido común simplemente. No estoy seguro”, especuló.
El protocolo es que lo pasan a buscar, lo dejan en frente a la entrada del Hospital. Se presento, muestro su DNI, le dan una carpeta (para ir completando datos) y lo van dirigiendo a donde tiene que ir.
“Vi había mucha gente trabajando y se veía que funciona muy bien. Pero no puedo tomar contacto con los demás que forman parte del ensayo. Por ahí, estoy sentado a distancia y si no, estoy en un box con una doctora o una enfermera. Y no puedo tener contacto con otros voluntarios”, aclaró.
Media hora con profesional
“Cuando pasamos varias etapas, me tocó estar en un box con una doctora. Y ella me hacía controles específicos. Así que me tuve que quedar media hora y ella me iba monitoreando. Me preguntaba si sentía algo, molestias, picazones, etcétera”, explicó en lo que constituyó su estancia más larga del domingo por la tarde.
Y luego lo liberan y va a un lugar donde entrega la credencial y la carpeta. “Y me controlan los papeles para seguir en la experiencia y luego me conducen hasta el remís que está esperándome para devolverme a casa”.
Lo que Milo pide
En ese punto, el misionero oriundo de Eldorado sacó a relucir su picardía de potrero, la misma con la que esquiva rivales cuando juega al fútbol. “Y ahí me animé a preguntar: si a mí pusieron placebo las dos veces, supongamos, luego cuando salga la vacuna ¿no correspondería que sea uno de los primeros en recibirla?”
Y la doctora contestó: “No le podría decir. Pero en principio, creería que sí”.
Y siguió razonando. “Ellos saben quiénes tienen placebo y quiénes, no. Y una vez que esté aprobada, me llamarán y me pondrán la vacuna verdadera. Supongo que será una de las ventajas de ser voluntario, ¿no?”, se esperanzó.
“La vacuna me fue aplicada a las 14.14 y a la tardecita estaba bien. Me siento bien, tranquilo, no me pica, no me duele. Y no siento nada”.
Transmitió además la cuestión sobre si llegaran a aparecer efectos colaterales o no deseados. “Ojalá que nadie tenga efectos colaterales. Eso sería lo mejor para nosotros”, le dijo una doctora quien le agregó: ‘Estamos bien, mucho más no le puedo decir’”.
Para Milo, le quedar seguir reportando todos los lunes y dentro de un mes volver al Hospital.
En el cierre de sus declaraciones indicó que le llamó la atención que había mucha gente trabajando intensamente en el Hospital. “Y la contracara era la propia Buenos Aires. Con un día espectacular, teníamos las calles llenas de autos, las plazas con muchísima gente circulando. Y que hoy –obligado por las circunstancias- no hubo asado ni nada a la parrilla”.
Los dos misioneros
Milo Fretes fue noticia a fines de agosto en la provincia ya que se trataba del segundo misionero luego de Eugenio Albrecht en participar en forma voluntaria de los ensayos. Argentina es el único país de la región donde se lleva a cabo el experimento de la norteamericana Pfizer y la alemana Biontech.
Fretes es uno de los casi tres mil voluntarios de los más de 20.000 argentinos inscriptos para la prueba de la vacuna BNT162b2 desarrollada por Pfizer y BioNTech ya recibieron una dosis que fue “muy bien tolerada por todos los participantes”. Ahora, llegó el turno de la segunda dosis.
Adicionalmente el estudio prevé el seguimiento de los pacientes durante dos años con visitas programadas al Hospital Militar Central, el centro médico donde se desarrolla la prueba en Argentina.
El ensayo clínico tiene un diseño denominado “doble ciego”, esto significa que la mitad de las personas recibe la vacuna y la otra mitad un placebo, sin que médicos ni pacientes conozcan qué administran o reciben para garantizar la objetividad de los resultados.