Por Lucas Doroñuk, profesor de Historia
El país incaico vivió un año agitado. Desde la fuerte crisis sanitaria y económica gestada por la pandemia actual de COVID – 19, entendiendo que fue uno de los países mas afectados del Sur de América, hasta la evidente y latente crisis institucional que existe en el poder político de dicho país. “Perú 2020” tiene muchas lecturas que ofrecer: inestabilidad gubernamental, descontento popular, crisis de mando, corrupción y luchas internas.
¿Cómo comenzó?
El ex vicepresidente, Martin Vizcarra fue elegido democráticamente para llevar adelante los rieles de su nación y tomar el mando el 23 de marzo del 2018. Sus años en el máximo cargo de la República de Perú estuvieron signados por el hecho de intentar no tener roces con el Congreso, encabezar una reforma judicial (tópico que siempre es tedioso para la opinión pública), el trabajo del Equipo Especial de Fiscales del caso Lava Jato y la constante lucha contra la corrupción. A pesar de esto, el representante del partido “Peruanos por el Kambio”, se tuvo que enfrentar a las casi clásicas tensiones socio – políticas de las instituciones, inclusive teniendo un aceptado apoyo popular.
Noviembre de 2020: el detonante.
La crisis sanitaria se vio sumamente acrecentada por la evidente disputa institucional en el seno del Congreso peruano. Esto aceleró un proceso de destitución hacia Martin Vizcarra, propiciado por la oposición, el cual fue efectivo el 9 de noviembre del corriente año. De esta forma, se declaró la vacancia por “permanente incapacidad moral”. A diestra y siniestra, esto fue un juicio político en plena crisis mundial.
Esta vacancia se da por suposiciones de casos agravados de corrupción de Martin Vizcarra cuando actuó como gobernador de la región sureña de Moquegua (2011-2014). Estas causas no fueron confirmadas y aún se encuentran en investigación. El presidente destituido añadió sobre este tema que “no existe prueba de flagrancia de un delito”.
Y… ¿después de Vizcarra?
Aquí comienza un recorrido interesante. El juicio político y la moción de vacancia solo provocó el estallido de la sociedad peruana. El pueblo se manifestó en las calles desde el 9 de noviembre. En este marco de estallido social se dieron dos grandes Marchas Nacionales, los días 12 y 14 de noviembre que fueron arduamente reprimidas por el poder estatal cuasi acéfalo en esos días. El saldo de esta represión de la policía nacional fue de 2 muertos, 94 heridos, 27 detenidos y 41 desaparecidos. El mundo posó sus ojos en Perú ante tal aberración.
Perú surfeó una ola de crisis de diversa índole en donde logró tener 3 presidentes en una semana, con un estallido social de por medio y con una represión policial que dejó fallecidos, detenidos, desaparecidos y heridos.
Pero este accionar de las fuerzas tiene un nombre: Manuel Merino. El partidario de “Acción Popular” asume el cargo de Presidente de la Nación de Perú el 10 de noviembre, luego de la moción de vacancia hacia Martin Vizcarra, donde Merino había votado a favor de dicha acción. Su asunción marcó el derrotero de manifestaciones y protestas en su contra, como un atentado hacia la democracia peruana, lo que derivó en la represión tristemente célebre antes nombrada. Manuel Merino abandona su cargo 5 días después, el 15 de noviembre del 2020, a causa de no poder gestionar políticas que suavicen la situación general del país incaico.
Luego de la experiencia fallida de Manuel Merino, el Congreso de Perú mantuvo sesiones extraordinarias para poder elegir al nuevo presidente. El nombre que salió a la luz fue el de Francisco Sagasti del Partido Morado el 16 de noviembre. Este asume luego de obtener 97 votos sobre 130, con solamente 26 votos en contra. La elección de Sagasti se da luego de una fallida sesión en donde Rocío Silva Santisteban no logró la acepción para congratularse en el cargo.
La presencia del intelectual Francisco Sagasti calmó medianamente las aguas turbias del pueblo peruano, sobre todo con sus promesas de conducir al país de manera pacífica hacia las elecciones en el año 2021. Uno de los alicientes para la aceptación popular fue que Sagasti votó en contra de la destitución de Martin Vizcarra.
De esta forma, Perú surfeó una ola de crisis de diversa índole en donde logró tener 3 presidentes en una semana, con un estallido social de por medio y con una represión policial que dejó fallecidos, detenidos, desaparecidos y heridos. El futuro del país del sol es incierto debido a esta doble crisis, la institucional y la sanitaria.
