En momentos de dificultad, generalmente todo se reduce a tener dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos. La capacidad que tenemos de sobreponernos a esos períodos de dolor emocional y situaciones adversas y de asumir con flexibilidad situaciones límites y recobrarse de ellas, se llama resiliencia (foto de portada: Cottonbro)
El concepto de resiliencia es mucho más complicado que solo pensar en alguien que sale adelante después de atravesar una situación difícil. Y no solo comprende a un individuo, es una condición que puede aludir a un grupo familiar, a comunidades enteras o a la sociedad en general. El término fue adoptado por las ciencias sociales y en psicología, pero viene del término latín resilio, que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar.
El término fue adaptado para referirse a las personas que, a pesar de vivir mucho sufrimiento por alguna situación, pueden superarlas sin verse afectadas psicológicamente.
Desde el campo de la psicología podemos acreditar algo más: gracias a esa cualidad no solamente podemos afrontar las crisis sino, además, salir fortalecidos. Las personas que se sobreponen a las adversidades van más allá y usan esas situaciones para crecer; aunque el proceso requiera mucho tiempo, esfuerzo y comprometa a las personas a tomar acciones muchas veces drásticas en favor del bienestar común. Un magnífico ejemplo de una sociedad resiliente, incluso un país, fueron la ciudad de Nueva York y los estadounidenses después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.
Y es que, en un país entero, millones de personas que no se vieron afectadas directamente, tuvieron que esforzarse por reconstruir sus vidas, ya que después de esos sucesos se creó un ambiente de pánico y miedo generalizado ante el tamaño de la tragedia, mezclando con desconfianza y rabia.
Sin embargo, el gran impacto causado en la población no frenó el ritmo de la vida cotidiana y siguieron adelante, a pesar de tanto dolor.
¿Qué significa ser una persona resiliente?
Ante todo, no es algo que se transfiera genéticamente, esto quiere decir que no nacemos con esa característica. En realidad, la aprendemos a lo largo de nuestra vida, a través de conductas y formas de pensar que concretan en nuestras vivencias y experiencias. Lo contrario de ser resiliente no es ser insensible a emociones negativas, como dolor o miedo ante las adversidades; es, sin embargo, tener esas emociones, pero igualmente lograr superar esos sucesos y adaptarse a las nuevas circunstancias mucho mejor que muchas personas.
Alguien que es resiliente es realista, sabe aceptar las cosas tal y como son. Creen firmemente en el sentido de la vida. Y, sobre todo, tiene una inflexible y casi inalterable capacidad de querer mejorar.
¿Sos una persona resiliente?
Creo que a todos son encantaría ser resilientes. Pero por desgracia, no todos tenemos las capacidades que distinguen a este tipo de personas. No me interpreten equivocadamente, son personas normales como vos y como yo, pero que pasaron por experiencias de vida que las volvieron más tolerables para manejar situaciones difíciles. Acordate que no nacen resilientes, sino que van adquiriendo esta capacidad.
Son aspectos que podemos desarrollar y no son exclusivos de un grupo de personas.
Tal vez algunas puedan ejercerla de una manera más natural, pero también puede ser aprendida, practicada y podemos hacerla parte de nuestra manera de pensar, y así aumentar nuestra capacidad de poder sobreponernos a las dificultades.
Creé en vos mismo
Ante acontecimientos difíciles, nuestro cuerpo entra en un estado de estrés. Está comprobado que la autoestima juega un rol sustancial en ayudar a reducir los niveles de estrés en nuestro cuerpo. Transformate en una persona más segura de tus habilidades y fortalezas. Sé positivo y convencete de que podés superar cualquier situación que te propongas.
Descubrí tu propósito
Dedicamos un capítulo a este tema y espero que con nuestra ayuda estés más cerca de hallar el tuyo, sino lo tenías. Ya sabés lo importante que es tener un propósito. Esa motivación que nos da saber qué es lo que queremos para nuestra vida juega un rol fundamental y te ayuda a enfrentar una tragedia o mal momento.
Relaciones de afecto y apoyo
Las relaciones de amistad, la familia o las relaciones de pareja pueden crear un ambiente de confianza y amor y se transforman en un factor principal que ayuda a las personas a atravesar momentos difíciles.
Decir sí al cambio
Puede ser que los cambios generen en algunas personas, algo de incomodidad y tal como lo mencionamos anteriormente, todo lo que involucre cambios es normal querer evitarlo. Pero estos deberían verse como algo positivo para nosotros, como oportunidades de crecimiento. Quien logra tener una visión de cambio es capaz de enfrentarse a las sorpresas de la vida con una actitud abiertamente positiva, a diferencia de otras personas; esa actitud se ve reflejada con optimismo y esperanza y a la larga, en concreciones. Por ejemplo, para los japoneses no existe la palabra crisis, para ellos esa palabra está compuesta por dos caracteres, el primero significa peligro y el segundo oportunidad.
Ellos siempre intentan buscar oportunidades ante cualquier situación negativa, a pesar del peligro que podrían estar representados en nuestra cultura, en nuestros miedos. Debemos recordar todos los días que somos seres dotados de inteligencia, que podemos usarla para buscar soluciones y alternativas a los problemas, analizar las situaciones y encontrar posibilidades.
Los conceptos desarrollados en esta nota provienen de Matías Sebely en su libro El éxito del fracaso bien valen una oportunidad para repasar la obra que se halla disponible en internet y de manera absolutamente gratuita. Se la puede bajar en un archivo de formato PDF. Además, cuenta con versiones en español, inglés, francés y portugués.
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