Fue una semana dura en Misiones. Los casos de coronavirus vienen creciendo de modo constante. Y la relajación en los jóvenes se hace evidente. Y el calor y la sequía no ayudan. Y, claro, esa decisión tan argel que terminó dejando gusto a poco en el paladar de los habitantes de esta tierra.
“¡Es el Capitán Veto!”, señaló Horacio “Lachi” Simsolo, un colega misionero al hacer un juego de palabras entre la antigua propensión del Presidente de rockear y esta decisión de rosquear la política nacional. Siempre amó el rock nacional y naturalmente, al Flaco Spinetta (autor de esa maravillosa canción) más aún.
“Siento lo mismo: Sabemos cómo los misioneros lo tomaron. Con una desazón total porque había puestas muchas expectativas allí. Y seguiremos con la postura de instalar este tema en la agenda nacional”.
El Gobernador Oscar Herrera Ahuad se tomó un día y apareció ante la sociedad y los medios y dio la cara. No esquivó el bulto. Dijo lo que pensaba.
“Desazón”. Dícese de la palabra que significa pesadumbre, congoja, sinsabor.
Quizá, tanto la original como ‘sinsabor’ no constituyan la mejor imagen: no es que se perdió el sabor sino que, en verdad, hubo una congoja generalizada.
Si se tradujera al misionero básico, no son pocos los que dirán: “es una pichadura flor y padre”, y todos habrán entendido.
Ahí, mientras se inauguraban las nuevas e impecables instalaciones de la Morgue Judicial en las cercanías del Hospital de Piel ‘Pedro Baliña’, el propio mandatario fue desgranando el recorrido misionero para llegar a una aprobación legislativa al atrevido y desafiante pedido de los misioneros.
“Hemos trabajado para algo que queda en un antecedente histórico: Incluir en el presupuesto, votado por las dos cámaras que representan al pueblo argentino, que representan a la gente, esta inquietud de los misioneros. La gente de todo el país ha entendido que hay asimetrías y Misiones necesita un tratamiento diferencial para solucionar problemas. En Argentina, los problemas estructurales de la macroeconomía, de la inestabilidad de siempre, hace que los misioneros sean castigados. Por decisiones que influyen en nuestra provincia fronteriza con Brasil -la octava economía del mundo- y Paraguay”. Fueron las palabras del mandatario.
Era claro: un trabajo sesudo y analítico a fondo: con las propuestas y los números que sustentaban el andamiaje. Alguno –quizá despectivamente- dirá: “Es trabajo de tecnócratas”. Pero en realidad, se trata de una iniciativa enancada en el clásico análisis FODA pero con apoyo de números. Misiones no es una provincia más. Solo basta mirar el mapa y ver cómo está insertada, enclavada entre dos países.
El martes, más animado aún, el Gobernador se animó a contar una infidencia.
Había hablado con “El capitán Veto”.
En buenos términos.
Los motivos para rechazar la ley de creación de Zonas Aduaneras Especiales están en la fundamentación del decreto. “Con eso no coincidimos. Personalmente le expliqué al Presidente que hay algunas cuestiones, como por ejemplo lo de la zona franca, no generan un gran problema hacia el Mercosur porque Brasil la tiene implementada como zona de competitividad en los límites con la provincia de Misiones y los límites con otras provincias argentinas”.
El decreto firmado por Fernández, en realidad, parece tener una autora intelectual: Vilma Ibarra.
¿Por qué? Simplemente porque lo que salió del Congreso estaba “manchado por muchas manos”. Lo que había sido un paquete bien armado y cerrado (la propuesta misionera) terminó siendo manoseada por legisladores de otras jurisdicciones que –en el clásico mandioqueo político de las negociaciones- razonaron: ‘te doy, pero me das’.
Y así salió. Un enchastre. Legal, al menos.
Era evidente que cualquier conocedor de temas sobre tributación y economía (clásicas áreas de abogados y contadores) que trabaja en una Secretaría Legal y Técnica iba a objetar semejante proyecto, por más aprobado que fuera. Y lo vetaron, claro está.
Los que tuvieron que dar la cara fueron el Presidente y el Gobernador.
Los que lamentaron son los misioneros.
Hasta los de la oposición que habían acompañado en esta ocasión la iniciativa. Juntos por el Cambio con el senador Humberto Schiavoni no dejó de señalar este fracaso y de paso, cañazo.
El término fue adoptado por las ciencias sociales y en psicología, pero viene del término latín resilio, que significa volver atrás, volver de un salto, rebotar.
En la semana, la siempre activa Fundación Mediterránea a través de su Instituto de Investigaciones Económicas (IERAL) tuvo en su reunión anual de cierre nada menos que las presencias del vicegobernador Carlos Arce y del ministro de Hacienda, Adolfo Safrán.
También participaron Pablo Ratti, VP Regional NEA y Gerardo Alonso Schwarz investigador Jefe IERAL NEA.
El anfitrión del evento presentó un exhaustivo documento donde muestra el desempeño de las provincias de la región este año con un balance de las economías de Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa desde diferentes dimensiones vinculadas con el consumo, la producción, la creación de empleo, los patentamientos de autos y motos, la recuperación de la construcción y la producción industrial, entre otros índices, en muchos de los cuales Misiones se destaca por su recuperación.
En un momento, se le consultó formalmente a Safrán respecto del impacto del cierre de fronteras sobre nuestra economía. “Como señalamos en presentaciones anteriores, la pandemia nos permitió observar de manera incuestionable la fuga de recursos que sufre la economía misionera debido a las asimetrías comerciales con los países vecinos. Fueron alrededor de 10 mil millones de pesos por mes los recursos que durante la pandemia se volcaron sobre nuestra economía, lo que impulsó notablemente el consumo y el empleo local”.
De su lado, el Vicegobernador presentó un informe detallando las diferentes medidas tomadas por el Gobierno Provincial durante este 2020 para mitigar los efectos económicos adversos provocados por la pandemia, y también todas las medidas orientadas a cuidar la salud de nuestra población. Destacó el contraste con la situación de las provincias y países vecinos, en donde los números de contagios fueron sensiblemente mayores y como Misiones en virtud de una política sanitaria de anticipación (fue la primera provincia que aprobó por ley el uso obligatorio del barbijo) y un riguroso control fronterizo logró controlar la cantidad de casos. Así enumeró con precisión matemática Safrán.
El final es el comienzo
Como lo dicen los manuales y nos lo recuerda en su libro El éxito del fracaso, Matías Sebely: “La capacidad que tenemos de sobreponernos a esos períodos de dolor emocional y situaciones adversas y de asumir con flexibilidad situaciones límites y recobrarse de ellas, se llama resiliencia”.
Y, aun antes de conocerse el veto, el propio Presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, había desarrollado el concepto pero aplicado a la política, específicamente.
Rovira -en la sesión que fue reelecto- señaló: “Se trata de un algoritmo muy simple. Hay que transformar las mentes dentro de las instituciones que han regido y van a seguir haciéndolo con ideas nuevas, de vanguardia y con resiliencia política, cívica, que significa enfrentar, no eludir el desafío, la dificultad, no doblegarse y ser mejor después del problema”.
Señaló que allí “está la gran salida, como lo estamos haciendo los misioneros. Somos la primera provincia en haber dominado en términos científicos este virus tan severo. Y marcado el camino hacia la recuperación económica”.
Y el propio Herrera Ahuad se refirió a su diálogo con el mandatario nacional.
“Hemos tenido una conversación bastante larga con el Presidente de la Nación para encaminar las reuniones de trabajo que hemos convenido a partir del veto del artículo 123”, explicó Herrera Ahuad tras el cachetazo a las intenciones misioneras.
Porque, quedó claro, ¿verdad? A las demás provincias que alegremente se autoincluyeron en la iniciativa sin saber de qué se trataba, no les importaba un pelín que esto saliera o no. Sólo Misiones resultaba perjudicada porque era la que había trabajado.
“Queremos reunirnos e ir mirando cuestiones que hacen a nuestra provincia y a seguir trabajando y mirando hacia adelante con mucha seriedad, sabiendo que desde la política las cuestiones deben resolverse a través del diálogo, del consenso, entendiendo todas las situaciones que tenemos”, afirmó el Gobernador.
Los retos están planteados. En los dos sentidos del término. Para cualquier persona que vive fuera de la Argentina, “reto” es desafío. Pero en nuestro país es la reprimenda que suelen dar los padres y/o maestros a los niños. Y de eso se trata. Hay reto y habrá que salir adelante.
Al vuelo del Capitán. Ojalá que esa vez sea Beto.