Popularizada en la costa oeste de Estados Unidos hace apenas una década y media, la práctica se había iniciado en el siglo XIX cuando se vendía comida desde los carros porque los restaurantes cerrabas a las 8 de la noche. En Posadas, la Costanera es la elegida y la fiscalización bromatológica de puestos se realiza para garantizar la calidad de la comida
Los food trucks, esos trailers, colectivos y camiones adaptados para la venta ambulante de comida, están por todas partes y, más que constituir una moda pasajera, parece que han venido para quedarse en las calles de todas las ciudades del mundo. Posadas no queda exenta de esta movida y así se los puede ir viendo, desde los humildes puestos de venta de panchos hasta los camiones que abren sus “persianas” para atender a comensales al paso. Ya forman parte del paisaje de la Costanera Norte de Buenos Aires con los famosos “carritos”. Aunque el food truck constituye una variedad especial de este fenómeno.
La Secretaría de Salud, Medio Ambiente y Desarrollo Humano constató las condiciones de elaboración y expendio de alimentos en establecimientos “food truck” (estrictamente: ‘camión de comidas’ o, quizá, comida en camiones) en el balneario Costa Sur de Miguel Lanús en Posadas. En la oportunidad también realizó inspecciones sobre el cumplimiento de requisitos de habilitación dispuestos por el Municipio.
En Estados Unidos donde todo empezara hace más de un siglo y medio, la costumbre recibió un envión desde 2008, cuando volvieron a popularizarse.
El street food es la tendencia gastronómica del momento. Los puestos de comida callejera han invadido las principales ciudades del mundo. Las aceras de toda ciudad puntera como Nueva York o Londres tienen unos nuevos inquilinos: los food trucks. Se sitúan en puntos estratégicos de las ciudades para alimentar a aquellos que salen de la oficina, a los turistas o a quien no se puede permitir perder una hora de su tiempo sentándose a comer en un restaurante. Su principal función es dar un servicio rápido y ofrecer comida de calidad; que se trate de comida rápida no significa que no sea una opción equilibrada.
En Posadas, aunque pueden verse algunos carritos en el centro y avenidas principales, en la actualidad se apunta a la Costanera.
De allí la necesidad de controlarlos en cuestiones de higiene. Las auditorías fueron realizadas a los comercios ubicados en este paseo ribereño por personal de la Dirección General de Ambiente y Cambio Climático y la Dirección General de Seguridad Alimentaria y Control Bromatológico. Las mismas se concretaron en el marco de la nueva ordenanza II N°82, que define las necesidades y estrategias de acción en pos de optimizar las inspecciones a los establecimientos elaboradores de comidas y/o productores de alimentos de Posadas.
¿Dónde nace el fenómeno?
Existen muchas historias acerca de cuál pudo ser el origen de los food trucks. Richard J. S. Gutman, uno de los mayores expertos en food trucks del mundo opina que este fenómeno puede remontarse al año 1872. A Walter Scott se le ocurre la ingeniosa idea de vender sándwiches y pasteles por las calles del estado de Rhode Island con su carro de caballos.
¿Por qué era una buena idea? En el siglo XIX los restaurantes cerraban a las 20hs y Walter podía desplazarse a donde sus clientes estuvieran en cada momento.
Su idea se extendió a otras ciudades y la oferta gastronómica fue evolucionando hasta que, en 2008, Kogi´s Roy Choi se da a conocer en los Ángeles gracias a sus tacos de barbacoa con toque asiático. Un hito que marcó el inicio de los food trucks actualmente.
De vuelta a lo local
En marzo de 2019 el club Crucero del Norte lanzó un festival de estos camiones de comida y así certificó el crecimiento del fenómeno. Y en Posadas, los controles de rutina se realizan en todos los comercios. En ellos se constatan las habilitaciones comerciales y sanitarias de los locales de venta de comidas y de los puestos y vendedores ambulantes.
Durante el desarrollo de la temporada estival, se realizan inspecciones bromatológicas sobre las condiciones y la calidad de los alimentos que impone la normativa regulada por el Código Alimentario Nacional, con el objetivo de fortalecer el acompañamiento técnico para garantizar la inocuidad de los alimentos que consumen las familias posadeñas.
Así, pueden observarse lugares donde se venden las infaltables chipas misioneras, los helados, además de los clásicos choripanes, hamburguesas y sándwiches.
Dicen que en Miami, cuna de oriundos del sur continental, los food trucks venden empanadas y choris argentinos, arepas venezolanas y tacos mexicanos.
La comida al paso: tres razones para el éxito
Lo cierto es que la comida callejera llegó a nuestras vidas mucho antes del fenómeno de los food trucks. En cualquier ciudad misionera que se precie pueden verse los vendedores chipas de almidón de mandioca por las calles.
La causa del éxito de esta gastronomía nómada quizá resida en tres hechos que confluyen en el tiempo: 1) una “fiebre” generalizada por la cocina, 2) los nuevos hábitos de consumo que buscan calidad al mejor precio y 3) un gran número de emprendedores que, sin poder costear el gasto que supone abrir un restaurante convencional, ven en esta opción una forma más accesible y libre de hacer realidad su pasión y proyecto de futuro.
Una idea final: TV + food trucks + Misiones
La televisión norteamericana es una de las pioneras en la producción de programas televisivos en los que, o bien se dan a conocer los food trucks más famosos de los Estados Unidos o gente amateur compite para ganar un premio: comenzar su andadura profesional con su propio food truck.
El pasado verano TVE apostó por el programa “Cocineros al volante”. Un concurso en el que ocho food trucks recorrieron la geografía española ofreciendo en cada enclave del concurso comida de calidad elaborada con los productos locales de la zona. Un road trip que ayudó a los espectadores a conocer un poco más de cerca el mundo de la gastronomía nómada. Y es que en general, las producciones televisivas en las que la comida es la protagonista están resultando muy bien.
¿Qué mejor pensar en Misiones como escenario donde algunos de estos camiones de comida viajan, difunden los paisajes locales, visitan centros turísticos, presentan sus comidas y, al final, hasta pueden ganar un premio?
La idea está echada. Eso sí, con la bromatología siempre al pie del camión.
