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viernes, noviembre 22, 2024

Germán Alcántara: el misionero que canta óperas en todo el mundo abre su corazón

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Extraña su provincia donde empezó en el coro de la Escuela Adventista, en la Escuela de Música y luego participó en el Coro de la Unam y formó parte del Coro Estable del Centro del Conocimiento. Pero la formación más a fondo del canto operístico lo llevó a lugares impensados en todo el mundo. Hoy, Paris; mañana Londres y pasado mañana, Madrid. Esa es su vida. Y acá viene a contarlo

Es el Festival de Artes de Invierno en Sochi, Rusia. Una ciudad junto al mar Negro y dentro de un país gigantesco, no muy lejana la frontera con Ucrania y con Georgia. La llaman la Riviera rusa y tampoco las fronteras turcas están muy lejos de allí. Los músicos de la orquesta están desplegados y el director Dmitry Korchak eleva su batuta y surgen los primeros sones del acto II de la ópera de Gaetano Donizetti, La Favorita. Llega el turno de interpretar “Vien, Leonora”. En el rol de Alfonso XI, rey de Castilla, la voz de Germán Alcántara, empieza a entonar el aria que cuenta cómo el monarca español no puede concretar su amor porque ya está casado. Y para colmo, Leonora tiene otro candidato.

Germán Alcántara interpreta el aria Vien Leonora en el Festival de Artes de Invierno en Sochi. El año pasado.

Germán Alcántara, posadeño para más datos, es el misionero que se anima a interpretar esta aria que antes tuvo la voz de Luciano Pavarotti, por ejemplo.

Quizá el amable lector descrea de estas palabras. Pero se pueden aportar más elementos. ¿Quiere escuchar al posadeño cuando canta en esta ópera? Adelante, haga click y vea.

Haciendo click en el ícono de “avance” o “play” podrá escuchar el aria cantada por Alcántara.

Ahí va él, con su experiencia europea, iniciada en el coro de la Escuela Adventista de Posadas, seguida en el Coro de la Unam y el Coro Estable del Centro del Conocimiento hasta recorrer medio mundo y llegar a la Royal Opera House de Londres. Allí ha estado en un programa de artistas jóvenes denominado Jette Parker.

Sí, ese mismo Germán de Misiones, que extraña el asado, los amigos y el tere’ en la Costanera de Posadas.

Ese Germán que vivió en Corrientes, en Mendoza, en Buenos Aires, en París, en Berlín, que paseó por diversos escenarios de Bélgica, de Rusia, de Asunción, España, Aveiro y otros muchos lugares.

En grandes escenarios con notables puestas en escena. Germán (cuarto desde la izq). Fotos: archivo personal

Con humildad, arranca las respuestas a las preguntas enviadas con una explicación por su tardanza. Sí, Germán “hoy está en Barcelona, mañana viaja a Pamplona y la semana que viene se va a París”.

Esa es su vida. Ha dejado mucho aquí (familia, amigos, cultura, momentos compartidos) pero –y él lo admite- ha ganado muchísimo también. Hoy se maneja con el inglés como una segunda (¿o primera?) lengua y puede hablar bien en francés igualmente. Y viaja, y conoce y –parafraseando al Nano Serrat- se dedica al juego que mejor juega y que más le gusta.

“Estoy trabajando mucho, haciendo nuevos repertorios, días movidos Estoy en París, y con ensayos. Fue difícil sentarme a escribir”, cuenta Germán Alcántara, nacido y criado en Posadas a orillas del ancho río Paraná mientras su abuelo lo estimulaba para el lado de la música. Camino que, finalmente, marcó su destino.

En pleno ensayo, con una partenaire femenina. Está muy satisfecho con la vocación seguida.

Estas son las preguntas que Germán Alcántara se tomó el tiempo de responder bien a fondo. Como pocas veces.

Germán sos posadeño, pero has tenido un largo recorrido hasta llegar a Inglaterra, ¿puede ser? Y estar en la Royal Opera House

Nací en Posadas, allí viví los primeros doce años. Un tiempo, mi familia se mudó a Corrientes y luego volvió a Misiones: entre los doce y los quince años estuve fuera. Y luego volví para estudiar música. Fue una cosa muy linda. Fue el primer movimiento grande que hice en mi vida para estudiar esto que me apasiona tanto. Empezó ya cuando era muy chiquito. Primero el coro de la Escuela (Instituto Adventista Mariano Moreno). Luego en el coro universitario de Misiones y en la Escuela de Música. Antes de irme ya estudiaba ahí. Cuando volví, a los 15 era para volver a la Escuela y los coros. Ya quería dedicarme a la Música. Estudié el Profesorado de Música junto con la carrera de Comunicación Social (en Humanidades de la Unam), siempre haciendo muchas cosas en el coro. En el coro de la Unam. Y por eso trabajo, hice de cantante y luego cuerdas. Y luego, becario. Y más tarde, trabajé en la formación el Coro Estable del Centro de Conocimiento. Ahí descubrí que la Opera era algo que me interesaba mucho. Y tenía que tener una formación que no podía lograr en Misiones. Y entonces me dirigí a concursar en el Coro Universidad de Mendoza ya que se trata del único coro latinoamericano que ha ganado el Gran Premio de Canto Coral de Tours (en 2009 “Gran Premio Europeo de Canto Coral 2009 Florilege Vocal” de Tours Francia). Y tuve la posibilidad con ellos estudiar dirección coral y canto lírico.

“¿Gusta de un té o un café, Mr. Alcántara?”. O tal vez, siga prefiriendo simplemente un tereré en la Costanera

¿Cómo siguió tu formación?

Y, de ahí volví a Posadas en 2013 y fue complicado porque ese mismo año fallecía mi abuelo, el que me había iniciado en esto del canto y siempre estuvo para la cuestión musical. Me ayudó y acompañó. Vuelvo a Posadas a replantearme muchas cosas y ese año surge la posibilidad de ir a Alemania a una Academia Coral de Alemania y cuando estoy allí me doy cuenta de la diferencia de la formación que podía obtener en Argentina de lo que había en Europa. Y me torturé un poco para dejar la Argentina y seguir en Europa. Doy con una profesora me invita a estudiar en la Maîtrise de Notre de la capital francesa que sufriera un feroz incendio) y de ahí se fue encadenando todo: estuve dos años en París. Luego dos años en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de España y finalmente, accedí una de las puertas más grandes era el coro del Royal Opera House y hasta hace poco fui parte del programa de jóvenes cantantes Jette Parker. Y a partir de ahora continúo como artista invitado y está lanzada mi carrera profesional en Europa.

Empezaste en la Escuela de Música de Posadas. Pero hoy estás en el máximo nivel ¿te queda mucho por seguir creciendo o ya hiciste ‘techo’?

Sí. Empecé estudiando el piano. Y siempre me acompaña. Y esa formación valoro muchísimo. Tuve muy buenos profesores allí. Y los quiero mucho. Y creo que uno nunca deja de aprender. El mejor aprendiz que uno puede tener es el que te enseña a aprender. Ya estoy en el 3er año de doctorado en Música en Aveiro con personas muy admirables como mi tutor de tesis. Cada encuentro es una puerta nueva que se abre. Es muy raro encontrar cantantes que investigan porque el propio canto demanda muchísimo tiempo de preparación, diferente a aquella que se encuentra en los libros. Y siempre hay un momento para detenerse en aquello de leer y escribir (música). Una práctica para leer el mundo de una manera diferente y más profunda que me quedó del tiempo de comunicación social que estudié en la Unam, algo que no habría ocurrido si no hubiera pasado por esas aulas.

Para dejar Posadas y animarse al mundo, Germán rompió muros y pudo avanzar en pos de su pasión.

Recordanos: estudiaste en Posadas, Rosario, Mendoza, Teatro Colón, Alemania, Francia, y finalmente tras competir en Bélgica, llegaste a Inglaterra ¿Puede ser?

No estudié en el Colón, tampoco en Alemania. Sí, estuve en el coro de Colón con una producción. Un paso muy fugaz pero muy significativo. Conocer a la gente de ahí y hasta el día de hoy tengo amigos ahí adentro. Es una gente muy valiosa. Y competí en Bélgica en Elizabeth Competition, pero ya había sido admitido en la Royal House y aún continuaba mis estudios de Master en la Academia de la Reina Sofía.

¿Qué fue lo que más te costó para llegar a este nivel?

Es muy difícil contestar. La parte musical tiene muchos días de sacrificios, llantos de incertidumbre creo que lo más cuesta es estar lejos de mi familia, de mi gente, de mi ciudad, porque Posadas para mí sigue siendo mi ciudad. Hay una cosa rara que pasa cada vez que vuelvo y recorro ciertos lugares. Como si la ciudad hablar cosas de uno. Y ese sentimiento no encuentro otras ciudades. Claro, uno encuentra otras cosas en diversos lugares del mundo. Y ahora pareciera que tengo varias ciudades en el mundo. Y hay un poco de Madrid y un poco de Paris y de Londres que habita en mí.

Alguien se pregunta: ¿Y un poco de música para ir cortando con tanta charla? ¿Ópera? Sí, señor, cómo no. Aquí va Germán Alcántara desde la Batalla de las Arias en la Royal Opera House de Londres.

¿Y cómo es y fue estar lejos?

Y, estar lejos es una de las cosas más difíciles y lo otro, las culturas. El quizá no sentirse comprendido en algunos momentos. Las injusticias que hay en el mundo de la música. Que no son más que las injusticias que hay a nivel social. Sí son y se sienten mucho cuando viene de lejos y comprende cómo vienen las cosas. Y pasa un tiempo en que uno entiende cómo funcionan las cosas. Pero fuera de eso, creo que la música siempre me ha dado ese alimento que me permitía seguir y justificar estar lejos y todos los sacrificios que se hacían.

¿Cómo te fue con el manejo de los idiomas: el inglés para comunicarte y el italiano y el alemán para cantar?

Es una cosa muy loca. Es una de las dificultades. Cuando vine por primera vez hablaba un inglés que me da vergüenza admitirlo: Ni sé si era inglés. Me manejaba muy poquito y me costaba mucho. Era muy básica y de libros. Pero la música y la sensibilidad se antepone a todo tipo de barrera idiomática. Cuando se habla de música y cuando se habla con el sentimiento. Entonces, me mudo a Francia y ahí otra vez: hubo tres meses en que no entendía nada. Me vine con muy poquito francés. Pero después de repente, uno se anima a hablar, a empujarse y empieza a encontrarse con el idioma y es muy gratificante.

¡Sin barba ni bigotes! Pero con una espada y la voz lista para este barítono.

¿Ya hablás francés?

Sí. Con el paso de estos años, fui incorporando el francés que es una lengua que adoro mucho y que expresa mucho de lo que soy. Y el italiano que es otra lengua hermosa y, bueno, el inglés es que el más se utiliza en este trabajo y al vivir y trabajar en Londres se fue encarnando. Y con respecto a los idiomas cantados, creo que los cantantes tenemos una facilidad para reproducir la fonética. Hay una cuestión musical dentro de cada lengua y cada música escrita en esa lengua que sigue una melodía. A mí, por ejemplo, me encanta el (canto) lírico, que son las canciones alemanas clásicas y académicas. Son hermosas de compositores como Schubert, Schumann, Wolf y estas canciones y poemas que empujan a conocer el idioma desde un lado muy hermoso, que tiene que ver con cantar y en cada significado. Si bien no hablo al alemán, se trata de una materia obligatoria para el cantante de música lírica como lo es el italiano y el francés.

Vestido de gala y con un pianista. Germán se especializa en entonar las arias más importantes y populares.

Hablás de una nueva forma de encarar tu profesión: estudiar a fondo al autor, las condiciones de la época en que fue creada una obra, y recién ahí te metés en la obra en sí, ¿puede ser que sea así?

Cuando pienso en la música cualquiera que sea, de cualquier período Rossini, Bellini o cualquier tipo de música, parto de un estudio muy a fondo del autor y de las condiciones de la época. Y de la obra en sí. Pero para mí eso es meterse en la obra. Para mí la me puede llegar por escuchar una vez o porque estoy leyendo sobre algún autor o porque analizo algún compositor. Cuando hay un nuevo rol y cuando lo estudiás siempre hay un acercamiento que puede ser lo más global posible. Y pensar no sólo en lo musical de esa época sino en la época social en la que la obra está metida.

¿Con qué tiene que ver ese estudio?

Y, no tiene tanto que ver con encontrar datos sorprendentes acerca del autor, sino encontrar aquello que la obra es con lo que yo soy. Y a partir de ahí, generar un puente que acerque a lo que el público es. Ese es la parte más importante. Creo que el cantante es un tendedor, un constructor de puentes. Alguien que une la música, el público y las emociones. Una especie de conector y transmisor de emociones.

¿Hay más deseos de seguir escuchando a Germán? Los deseos son órdenes. Desde el Jette Park dentro del programa Masterclass series

La ópera no sólo es cantar y poner destrezas de canto sino de actuar como en el teatro. ¿Qué te cuesta más? ¿Qué te gusta más?

El arte de la ópera es conflictivo porque tiene millones de artes adentro. Aprendí que no solo era actuar y cantar: Sino aprender de cómo se sirve una mesa en el siglo XV, por ejemplo, hasta cómo puede caminar una persona herida o un joven, o un asesino. Cuáles son los sentimientos, la psicología. Desde construir un personaje hasta cómo se pone una luz.

¿Parece difícil, no?

O sea, es una tarea muy compleja que demanda mucho del intérprete a la hora de pensar la performance y de transitarla. A mí, todo eso me apasiona. Esa búsqueda casi infinita por hallar la mejor manera de contar una historia. Eso es lo que más me apasiona. Y lo que más cuesta reducir todo eso a un simple acto que no sea forzado y que pueda comunicar aquel camino que hemos visitado antes.

En plena acción. Germán Alcántara estudia a fondo sus personajes y las épocas en que vivieron para interpretarlos.

¿Por qué la ópera cuesta tanto ganar en popularidad? ¿Qué haría falta para divulgarla más?

No creo que la ópera no sea popular. Creo que sí lo es. Es más popular de lo que imaginamos. Conocemos mucho de las óperas. Carmen, Rigoletto, Don Juan, muchas de ellas andan por nuestra cabeza y no nos damos cuenta. Lo que pasa es que claro en lugares como Misiones la ópera ha tardado mucho en llegar y más aún ahora con la emergencia sanitaria de la pandemia. Nadie puede asistir a la ópera. Hay mucho estereotipo y mucho miedo por parte de la gente por encontrarse con el arte en general. No creo que la ópera sea menos popular que los museos, que los conciertos. Es más, es una de las artes que más privilegios tiene y hay instituciones a nivel mundial que las protegen y la promueven.

¿Cómo fue el tiempo de pandemia con la actividad?

Bien. Hoy, en estas épocas de encierro, la ópera fue una de las ofertas que estuvo ahí, en streaming (transmisión en vivo por internet), para ser consumida. Y eso es algo muy bello. Porque más allá de no poder realizar las producciones, hemos podido entrar en la casa de las gentes y estamos muy contentos de compartir esos momentos.

Toda la pinta del misionero que logró insertarse en el difícil mundo de la ópera.

¿Hay que divulgarla más?

Sí, definitivamente. Necesita estar realmente en nuestras vidas. Y a veces las políticas institucionales no permiten generar estrategias que ayuden a una cierta estabilidad de los artistas y de producción. Porque incluso en esta época convulsionada no hay quien no tenga música alrededor. Y esto puede ser ópera o cualquier tipo de música. La ópera necesitaría un poco más de empuje de parte de organismos gubernamentales en el país y la provincia. Hace falta mucho trabajo sin dejar de reconocer el trabajo grandísimo que hacen nuestros músicos populares por Misiones. Somos un país de grandes pasiones y que a veces no se las cuida tanto. Se cuidan unas más que otras. Hay un capital tan rico y tan vasto que nos debemos ese cuidado…

¿Qué extrañas de Misiones. Familiares, amigos, juntarse, la Costanera, los asados, el fútbol, las comidas?

Y sí, los familiares, amigos, las juntadas con amigos. Eso se extraña mucho. Acá hay amigos, pero no es lo mismo. En este lado es mucho más escueto y más directo. Acá eso de “paso por tu casa y tomamos un tere”, y sí. Se extraña. La libertad de caminar por las calles y el tiempo que dedicamos a los amigos, los asados, las comidas. Y también el coro local de Misiones con tanta gente linda y esos martes y jueves era como una fiesta y lo extraño mucho.

“¿Dónde está Germán?” Alcántara ha participado en grandes realizaciones que demandan muchos actores y cantantes.

¿Cómo te ves de acá en diez años?

Es difícil. No lo sé. Creo que mucho en mi vida ha sido y es una ventura, y no tiene muy marcado los puntos estratégicos en el mapa. Con ideales y deseos, y pasiones muy claras. Me veo allí donde la música y la amistad me lleven.  Me veo allí donde haya arte para hacer, donde la música sea el centro de eso. Creo que no pido mucho más de lo que tengo. Porque estoy muy agradecido que me pasa y que me rodea. Y es toda esta gente tan querida viajando conmigo. Creo que me imagino ahí donde pueda seguir haciendo esto que hago que es la ópera y la música.

La capacitación continua tiene como contrapartida la necesidad de ser verificada la formación lograda con pruebas
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