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sábado, noviembre 23, 2024

¿Qué pasa en Myanmar, el reino del dragón de oro retratado por Isabel Allende?

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El historiador posadeño y hombre de los medios Lucas Doroñuk se anima a explicar un fenómeno extraño: un golpe militar en pleno siglo XXI. Esa ‘rara avis’ en un país invisible, cargado de montañas, monjes budistas y población pacífica. El mismo que fuera homenajeado por la gran escritora chilena Isabel Allende en su novela para adolescentes “El reino del dragón de oro”.

Myanmar, antes llamado Birmania hasta 1989, es un país asiático de joven historia democrática que demuestra que los vestigios de autoritarismo aún dominan las órdenes políticas.

El país de las pagodas donde -al abundar en sus minas- todo está recubierto de oro: verdaderas maravillas.

La irrupción de los militares birmanos en el Estado se da el 1 de febrero de 2021. Para sorpresa de muchos, el mismo fue anunciado a través de diversos medios de comunicación luego de la proclama en el canal de televisión militar de dicho país, Myawaddy. En el mismo se leyó un fragmento de la constitución del 2008, que faculta a las fuerzas armadas a intervenir en un estado de emergencia.

En febrero, el mundo se enteró de un golpe de Estado en vivo y en directo por esta chica que hacía gimnasia

Conocidas son las repercusiones que tuvo un golpe de Estado, que además de dar cuenta de todo lo que significa la desestabilización del orden democrático, tuvo un alto impacto en la prensa mundial por la rápida viralización en las redes sociales.

Asimismo, el país que venía de un proceso democrático desde el 2011 vio cómo su régimen fue intervenido nuevamente por los militares que lo gobernaban de manera autoritaria desde 1962.

El país tiene una ganadora del premio Nobel de la paz, pero la mujer (custodiada por militares) fue detenida.

Las primeras imágenes fueron de tanques y de uniformados en las calles de las ciudades principales y la consecuente detención de líderes políticos.

En principio, lo que motivó al golpe de Estado fue la no aceptación de los militares de la apertura de sesiones parlamentarias en donde la Liga Nacional para la Democracia (LND), el principal partido civil del país, obtuvo el 83 por ciento de los escaños disponibles.

Las protestas callejeras no se hicieron esperar y los manifestantes salieron a pedir la liberación de su líder democrática.

Esta demostración de intolerancia institucional llevo a apresar a U Win Myint, presidente del país, diversos dirigentes y representantes políticos del LND, como así también a civiles.

Los medios de comunicación fueron intervenidos, incluyendo la suspensión de acceso a internet y a comunicación satelital en las ciudades más importantes. Las fuerzas de facto también cerraron el aeropuerto nacional, cancelaron los vuelos (nacionales e internacionales) y cerraron la bolsa de valores y bancos comerciales. En otras palabras, capitalizaron todas las infraestructuras del Estado y del mercado.

Desde la toma del poder, tuvieron lugar diversas manifestaciones en contra del atropello democrático de las fuerzas armadas birmanas.

Lo que trascendió es que, desde el 1 de febrero, mas de 50 manifestantes han fallecido en esas acciones de repudio al poder estatal de facto.

Según la Organización de Naciones Unidas, al menos 38 fallecieron a causa de los ataques de la policía en una sola jornada, la del miércoles 3 de marzo. Este fue denominado “el día mas sangriento” desde la toma del poder militar. A esto hay que sumarle que son muchos más los heridos y que se estima hay 1200 personas desaparecidas desde el levantamiento de las fuerzas.

En tanto a las formas de resistencia, además de las constantes protestas del pueblo birmano, una estrategia llevada a cabo con relativa repetición es la de ejercerle un golpe económico a la cúpula militar. Esta se explicita en la idea de que determinados días se cierran en conjunto varias tiendas, fábricas, industrias y bancos comerciales, con el fin de provocar un ahogamiento económico al régimen militar, quienes, en teoría, ocuparían el Estado durante un año.

La escritora chilena más conocida del mundo actual retrató el maravilloso país de las montañas y el oro en su novela.

El mundo también se pronunció.

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, declaró que llevará adelante sanciones hacia las fuerzas antidemocráticas en Myanmar, pero no detalló cuáles. El líder británico, Boris Johnson, declaró que el voto del pueblo “debe ser respetado y los líderes civiles liberados”.

Asimismo, China no se pronunció en contra del golpe de Estado de manera enfática. Esto se da, entendiendo que estos países vecinos han tenido una relación diplomática cordial entre los líderes del Partido Comunista de China y la jerarquía militar de Birmania.

El caso de un golpe de Estado siempre es una cuestión llamativa, mucho más aún en plena crisis sanitaria global.

Myanmar, de joven experiencia democrática, pareciera ser cautiva de los regímenes militares que la han gobernado gran parte del Siglo XX y de la cual es difícil desprenderse, aún en pleno 2021.

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