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domingo, noviembre 24, 2024

Tomás Eloy Martínez no tenía razón

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A propósito de novelas, periodismo y non-fiction, una nota de hace varios años me hace retrotraer a convicciones personales que pueden reiterarse ya que tiene que ver con el oficio de periodismo pero también con la necesidad de contar y de que a uno le crean cuando lo hace. Sin embargo, el muy famoso periodista y escritor (la mayoría de los grandes escritores de América latina empezó en una redacción) borra con el codo las convicciones

Tomás Eloy Martínez, tucumano de origen, fue un periodista argentino que vivió muchas vidas. Y tuvo la oportunidad en la década de los años 60 del siglo pasado, entrevistar a Juan Domingo Perón y José López Rega así como a sobrevivientes que vivieron junto a Evita. Así, con beca estadounidense de por medio, investigó durante años todos los documentos existentes acerca de Perón y su entorno en Estados Unidos. Y de allí se parieron La novela de Perón y luego, Santa Evita. El tucumano tenía lo suyo.

Entrevistando al líder y creador del movimiento Justicialista. Años 60 en Madrid.

Como se decía, se dio el gusto (gustazo, diría yo) de entrevistar a Perón y López Rega. Y de ahí en más vio el filón. Estuvo “bancado” varios años en EEUU y accedió a los archivos norteamericanos sobre la vida de Perón. Y pudo escribir una “novela” más que interesante sobre la vida del líder.

Pero… siempre hay un pero.

Aclaremos: no era novela, no era documental. No era Tom Wolfe ni era Nuevo Periodismo.

Era una melange que sólo él pudo pergeñar.
Leer La Novela de Perón y luego Santa Evita producían un impacto emocional terrible…

la novela de peron tomas eloy martinez by Tomás Eloy Martínez: Bien Tapa  Blanda | DMBeeBookstore
Un suceso: tanto editorial como de público, la novela fue una atracción.

El problema era que -en el método- TEM ponía a personajes históricos, en lugares históricos, en fechas históricas (es decir, todo comprobable, según cualquier manual, a los cánones de la Historia) pero lo que hacían (¡y decían!) esos “personajes” no eran los hechos históricos SINO OTROS. Recordar sólo la lectura de labios que hace de Evita en 1944 de unas filmaciones del primer encuentro en el Luna Park: la excusa era un festival para reunir fondos a los efectos de ayudar a San Juan abatida por un terremoto. Según su novela, Evita le dice: “General, gracias por existir”.

¿El peronismo nació por San Juan? Enero, el mes clave
Se supone que el primer encuentro entre Evita y Perón se dio en 1944 en el Luna Park

Y durante años, en todos los lugares del mundo, la frase fue usada y citada a mansalva (en especial, en agencias de noticias y personalidades de la política y la cultura).

Pero no, el hombre decía –llegado ese momento- que todo era ficción. Su frase textual era: “Deben suspender la credulidad”.

Un método nuevo

Algo que se le ocurría a Tomás Eloy Martínez, sólo a él. Que le pagaron durante años para que estudie la vida de Juan Domingo Perón pero todo lo que él contaba, NO ERA VERDAD… No… Era fruto de su activa imaginación. En fin… como método, no me convenció nunca.
Insisto. Leer era apasionante. En Santa Evita, él (el periodista-investigador) realiza una intensa búsqueda de la (entonces) niña que vivió varias semanas con el cadáver de Evita (momificado) detrás de la pantalla de un cine porteño. La encuentra. Es una mujer de mediana edad casada, con su marido y su hija. Y la mujer queda absolutamente shockeada cuando TEM le cuenta que no era una “poupée” o muñeca con lo que había jugado cuando era chica atrás de la pantalla. Y ella lo echa a TEM de su departamento. Le llama al marido y le pide que lo saque al tipo ese que venía a romperle las ilusiones infantiles.

Una “poupée” con la que una hija de un encargado de un cine porteño jugó durante un mes.

Es TAN REALISTA lo que cuenta que da ganas de creer que TODO ESO EXISTIÓ. Pero TEM sale y dice: “Anulen su credulidad. Esto es novela”. En fin…
Una buena humorada.

Tom (Wolfe) no es Tomás (Martinez)

Lástima que más acá o más allá decía: “Se trata de la que fue Primera Dama argentina entre 1946 y 1952. Que nació pobre y sin papá. Que vino a Buenos Aires apenas adolescente y trabajó (o intentó) en la radio y luego en el cine. Y que conoció a un inquieto coronel del Ejército en el Luna Park en 1944 con motivo de un festival para recaudar fondos para San Juan que había sufrido un terrible terremoto. Que se casaron y que ella vivió hasta 1952 y murió a los 33 años”.
TODOS ESOS DATOS SON CIERTOS. ¿Entonces? Qué hacemos con los demás aportes que hace TEM… “Nada. No me crean. Todo esto debe ser entendido como una novela y ustedes deben suspender su credulidad”.

Una “novela” polémica que le redituó grandes titulares a Martínez

En fin, prefiero la crudeza de Tom Wolfe. Es más honesto. Solo para gozar un poco ahora que volvió “Elegidos para la gloria” (The Right Stuff), una obra de non-fiction que recrea el nacimiento del fenómeno de los astronautas como figuras populares en Estados Unidos durante la Guerra Fría con Rusia. En este caso (no he visto aún la serie de Disney+) el libro es increíble. El subtítulo es Lo que hay que tener y se refiere a que estos astronautas antes eran pilotos de los aviones supersónicos. Y cómo el paso de conducir esos bólidos a estar algunas horas dentro de esas “latas espaciales” les achicó el ego a muchos ya que como astronautas tenían muy poco control sobre las naves en las que iban.

Elegidos para la gloria

Queda claro que, ‘non-fiction‘ fue un género impulsado por Truman Capote con su obra A sangre fría (In cold blood), la reconstrucción de un crimen imposible. Una familia de agricultores (padre, madre, varios hijos) amanece muerta un domingo tras ser acribillados y no hay nadie que aparezca en el horizonte ni motivos para semejante aberración. Dos presos (de esos que salen bajo fianza en libertad) consiguen un auto viejo y manejan toda la noche (unos 700 kilómetros) llegan hasta la casa de los granjeros y no obtienen el dinero que suponía esta gente tenía. Y por ello, deciden matarlos a todos. La reconstrucción de esa historia y contada en forma novelada dio lugar a la llegada del nuevo género. Se lee con un nudo en la boca, vale aclararlo.

Y volviendo a Martínez, se puede decir que hasta el historiador argentino (antes de Felipe Pigna) más popular Félix Luna era más creíble con su método.

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El método de Félix Luna siempre me pareció más honesto en lo intelectual.

“Reconstruimos la historia -decía Luna- con los documentos que conseguimos. Cuando no tenemos datos de algún período en particular, nos animamos a INFERIR e INTERPOLAMOS lo que pudo haber pasado entre ese período y el siguiente (donde aparece información de vuelta) con el recurso de la imaginación”.

ESTO SIEMPRE ME PARECIÓ MÁS HONESTO.
Lo de Tomás Eloy Martínez… bueno… era de él nomás.

Mario Pernigotti

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2 COMENTARIOS

  1. Interesante, y con toda “la base de datos” (inteligencia, diarios,de varios países. Testigos de aquella época. Corresponsales…no crearon la “evidencia” sustentable para saber cuánto pasó y cuánto “inventó”???)
    Me ilusioné con ver en “Algo habrán hecho de Piña-Pergolini”…pero cortaron la Serie antes. (Creo)

  2. No. No lo crearon. La información estaba en bibliotecas y centros de documentación de Estados Unidos. La Fundación Fullbright le da una beca a T.E.Martinez y éste se instala por años a estudiar todos esos documentos (que no son de libre disponibilidad para el público). Y claro, son de mayor interés para argentinos que para estadounidenses, qué dudas caben. Igualmente, es recomendable una biografía analítica de Perón de un escritor norteamericano. Joseph Page. Es probable que este escritor sí haya accedido a algunos documentos que vio Tomás Eloy Martínez. “Algo habrán hecho” está disponible en YouTube

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