Rubén Ayala Ferreira conoció Posadas en 1959. Formaba parte de los paraguayos que querían derrocar a Alfredo Stroessner. El movimiento se llamó 14M (por el 14 de mayo, fecha de la independencia paraguaya). Y querían a través de las armas echar al tirano que gobernaba con mano dura y el manejo del Partido Colorado la nación vecina.
En 1959, el año empezó de manera muy especial. Los barbudos de Fidel tomaron La Habana luego de vivir en los montes de la Sierra Maestra. Echaron al dictador Batista, en principio apoyados por Estados Unidos y se instalaron en el poder.
Este evento constituyó un fuerte impulso al ansia libertaria de muchos en América latina. Entre ellos a Juan José Rotela, el líder que Rubén Ayala Ferreira conoció en Buenos Aires y que influyó de manera notable en la decisión de venir a luchar contra Alfredo Stroessner.
Rotela ya vivía en Buenos Aires cuando Ayala Ferreira llegó junto a varios compañeros del secundario que no deseaban trabajar para el régimen de Stroessner. “Para ser empleado público, algo a lo que podíamos aspirar, tenías que afiliarte al Partido Colorado”, explicó.
Y tanto Ayala Ferreira, como Rotela venían de familias liberales. Muy. Y tenían cero simpatía con el régimen y sus colores.
“No nos quedó otra que irnos a Buenos Aires. En principio, para buscar un futuro mejor. Mis primeros recuerdos sobre la vida política de mi país son de 1947. Gobernaba Higinio Morínigo y vino la revolución de 1947, una cosa fratricida tremenda y muy sangrienta. Stroessner. Yo tenía nueve años. Morínigo era colorado. Y todo era muy sangriento. En el interior, se mataba a quien se quería; se robaba a quien se quería con la certeza de que nadie les iba a decir nada. Había, para qué negarlo una gran impunidad”, memora Ayala Ferreira.
“Recuerdo que con mi mamá y una hermanita mía fuimos a una estancia. Y que nos salvamos porque uno de los integrantes de la fuerza (los opositores eran revolucionarios y los otros eran la “fuerza”). Bueno, uno de los integrantes era alumno de mi mamá en la escuela. De lo contrario, quizá nos hubieran torturado y quizá, hasta violado a mi mamá”.
Y la memoria se sigue desgranando.
“Y ahí huimos de Mbuyapey: nos fuimos a San Lorenzo, luego a Aceval que tenía una fábrica de azúcar. Mi papá era ingeniero agrónomo ya que había estudiado en Entre Ríos. Luego volvimos a Mbuyapey. Ahí fui a estudiar en la escuela y luego ya me mudé a Asunción (que está a unos 170 kilómetros de Mbuyapey) a la casa de mi abuela para hacer el secundario. Comercio N 2 de Asunción y me recibí de Perito Mercantil. Vuelvo a Mbuyapey de vacaciones y unos compañeros de curso me mandan un telegrama: me invitaban a acompañarlos a vivir a Buenos Aires”.
Hasta ahora, mis hermanas me dicen: “Cómo fue que mamá (ella decidía, y no papá, -se ríe, Rubén-) te autorizó irte a los 18 años a Buenos Aires”.
Y Rubén se responde. “Y, la verdad, es que no sé…”
Es que la actividad como empleado público estaba desechada. Y en el sector privado, había poca demanda. ¿Qué se podía hacer?
“Lo cierto es que me fui. En un barco que se llamaba Berna. Y llegué a Buenos Aires. Fui a la pensión de una paraguaya. Habrá sido en diciembre de 1956. Me fui entre los cuatro que nos recibimos”.
Un joven que no sabe qué hacer con su vida. Pero de repente, algo parece iluminarse. ¡Hay un futuro!
“Y llegamos; al poco tiempo aparece en escena un líder natural. Se llamaba Juan José Rotela. Joven, de unos 26 años. Un carisma poseía. Él venía y estaba con nosotros, los recién llegados. Una verba que te convencía de cualquier cosa. Imaginate que era capaz de convencerte de agarrar un fusil y de ir a meterte en territorio paraguayo: era una cosa de locos”, reflexiona hoy con el paso de los años Rubén Ayala Ferreira. A veces, pareciera que ni él cree que hizo lo que terminó haciendo.
“En la villa donde estábamos todos eran simpatizantes de Rotela. Hablaba y la gente lo adoraba”.
Datos del líder
Juan José Rotela era oriundo de Ybytymi, una localidad del departamento Paraguarí. Era hijo de Estanislaa Rotela Candia y su padre, un militar brasileño, Pedro de Lacerda. El hombre nunca reconoció a Juan José ni a sus otros dos hijos que tuvo con Estanislaa. Algunas biografías lo dan por nacido en 1939 en Yegros, una localidad de donde era su madre. Pero Rubén Ayala Ferreira insiste: “Él era de Ybytymi. Juan José Rotela era presidente del Centro Liberal Ybytymiense. Y esto queda cerca de Yegros”. Si lo dice nuestro informante, le damos el crédito.
Rotela, luego de la revolución del 47, se muda con su madre y sus hermanos a Buenos Aires. Sólo vuelve a Paraguay cuando debe hacer el servicio militar. Y de allí, retorna a Buenos Aires. Cada vez más convencido de que había que echar a los que gobernaban su país.
Ahí es donde la vida de Rotela se cruza con la de Ayala Ferreira.
“Hacemos reuniones en las villas donde había muchos paraguayos. Había una incipiente formación de villas. Cuando eso era más por razones políticas que económicas. Hoy es al revés. Encontramos una efervescencia política tremenda. Y no había otra forma, según Rotela. Nos convenció de que había que echar a Stroessner y no por métodos convencionales y democráticos”.
Ahí Ayala Ferreira se planta y reflexiona. Siente que algo tiene que decir. Sabe que hay implícito un planteo acerca del uso de la violencia para obtener resultados políticos.
“Si se piensa en el final de Stroessner cuando fuera derrocado, esto ocurrió por la fuerza de un golpe. Y eso nos termina dando la razón. Es que después de 30 años, Stroessner seguía ganando por el 98% de los votos. Y después ratificamos eso, porque el general Andrés Rodriguez lo derrocó por la fuerza. Así también utilizó el arma para echarlo. Nos dio la razón, unos (cuantos) años después sobre este tema”, afirma.
Con la memoria intacta, recita: “Fue el 3 de febrero 1989 cuando tumban a Stroessner”.
Entre otras acusaciones, señaló que Stroessner se apoderaba de muchísima tierra. “Él y su gente. El papá de este presidente Mario Abdo Benítez era uno de ellos. Manejaban el poder con toda impunidad”.
Nace el 14M
En Facebook, hay una página que se llama movimiento 14 de Mayo. Y explica de qué se trató. “El M14 fue una organización armada de base popular formada por jóvenes exiliados, en su mayoría miembros del Partido Liberal y del Partido Radical Febrerista
Ayala Ferreira vuelve sobre la personalidad de Juan José Rotela. Tras conformarse el Movimiento 14 de Mayo, Rotela comienza la tarea de persuasión y obtener soldados para su causa.
“Hay que ser muy capaz para convencer a alguien a que entregue su vida en pos de un ideal. No era que veníamos a comer un asado… Esa capacidad de convencimiento y motivadora muy alta”.
Para escuchar cómo arengaba Rotela, vaya este audio
Allí aparece otra figura que tendrá protagonismo. “Estaban Rotela y Mario Esteche también, que era el segundo de él. Lo llamaban “pico de oro”, por su capacidad oratoria”.
Y llegó el momento de pasar a la acción.
“Vinimos a Posadas en tren. Viví en casa de un compatriota que estaba sobre Ivanowski casi Corrientes, don Cleto González. En las afueras, practicábamos con armas”, recuerda.
“Yo hice el servicio militar en Paraguay. Se llamaba Centro de instrucción militar para Formación de oficiales de Reserva (Cimes For). Al ser estudiantes, hacíamos en nuestras vacaciones. Hice dos de esas; la tercera no se hizo más porque Stroessner tenía miedo de una rebelión”.
Las armas fueron conseguidas de dos maneras. “Los proveedores: había una parte del ejército argentino que apoyaba la insurrección (por ejemplo, el general argentino Guillermo Toranzo Montero) y luego vino el gobierno Arturo Frondizi. Y por el otro, se realizaban distintas formas de juntar dinero, rifas, quermeses, empanadas, lo que fuere. Y así se fue logrando”.
Respecto de saber a fondo las cuestiones del 14M, pone cierta distancia. “Era tan joven que poco me interesaban detalles. Cuanto menos cosas sabés de algo que es secreto, mejor.
No es como un partido político que podés averiguar la plataforma…Y todo esto era bastante top secret. Yo muchas cosas con 18 años era alguien que sabía muy poco”.
Y quizá aquí viene lo más importante que tal vez, hoy en esta época de millenials y con influencers que cobran por cada mención que hacen en redes sociales, tal vez sea absolutamente incomprensible.
“Participamos de ese movimiento no para nuestro beneficio. Ni siquiera de modo aspiracional. Con 20 años, no podés ser secretario de un Ministro ni nada que se le parezca. Sólo buscábamos la liberación integral del hombre paraguayo. Ese era nuestro lema. Íbamos contra el dictador o tirano”.
El disparador, los barbudos de la isla
“A nosotros nos dio aliciente el triunfo de la revolución cubana. Ellos no eran comunistas todavía. Eso es importante recordarlo, porque una de las acusaciones más injustas y falsas del stronismo es que éramos comunistas. En Cuba, había una cruz cuando juraron como las autoridades en La Habana. Castro estudiaba con los Jesuitas”, precisa.
“Y, sí. Eso nos entusiasmó. El 1 de enero de 1959 ellos echan al gobierno de Fulgencio Batista. Y nosotros ingresamos el 12 de diciembre intentan ingresar a Paraguay. O sea, once meses después”.
¿Cómo fue la revolución que echó a Batista? En este video se pueden apreciar algunos detalles
Volviendo a la realidad que se vivía en estas tierras, se dice que fue demasiado a la vista de todo el mundo. Algunas fuentes sostienen que fue el ataque más anunciado de la historia. Que se transmitían las noticias por emisoras internacionales como radio Colonia y que muchos estaban al tanto que la invasión se iba a producir. Que algunos periódicos ya lo daban por hecho.
Y ahí aparecen unos personajes desagradables.
Se los ve mucho en los dibujos animados de Disney. Siempre está el protagonista y héroe y su contrafigura. Y al héroe lo acompañan unas figuras simpáticas que suelen entregar momentos divertidos. Y al villano, lo acompañan unos seres espantosos y llenos de maldad que están sólo para hacer daño.
Si acá tenemos al héroe (14M) y la contrafigura (Alfredo Stroessner), los simpáticos amigos del héroe pueden ser Rotela y Esteche entre otros. Y del otro lado, los seres que acompañan al malvado de la historia son los “pyragüés”: ya su nombre sugiere una cosa espantosa. “Pie peludo” o “pelo del pie”. Como todo en el idioma guaraní es figurado. Lo cierto que el pyragüé es un informante, alguien que está infiltrado entre los tuyos pero no es tu amigo, ni compañero ni camarada. No. Es un traidor que se hace pasar por alguien de confianza.
“Había un desplazamiento de gente extraña muy evidente. Había pyragüés sin lugar a dudas y Posadas era chica entonces. Y se sabía en Posadas y obviamente en Encarnación. Y el cónsul paraguayo aquí era un tal Ortiz Telles y era el jefe de los pyragüés: él comandaba todo”.
“Hay que cruzar”
“Y llega la decisión de ingresar al Paraguay. Una noche 12 de diciembre a la madrugada (se detiene, piensa en voz alta) el Anfiteatro no estaba todavía. Bueno, ahí estábamos. La mayoría estaba en la parte de abajo, de lo que es hoy el Anfiteatro. Hay unos caminitos más raros por ahí. Salían para irnos a lo que era el balneario el Brete”.
Algo llamó la atención de Ayala Ferreira. “Pero veíamos en el Parque había gente observando nuestros movimientos. Y tenían automóviles y prendían y apagaban la luz. Y pasaban mensajes al frente.
¿Y qué íbamos a hacer nosotros? ¿Ponernos a disparar a esos en el auto? No…no podíamos”.
Ahí, Rubén Ayala Ferreira toma un respiro, vuelve a pensar lo que pasó, por qué fracasaron, por qué no se pudo llevar a cabo el cometido. Y sí, la conclusión sigue siendo la misma.
“Fue todo muy precario”.
Fin de la segunda parte
La primera parte de esta historia se puede leer en el siguiente link