“La medida favorece el arraigo de los pequeños productores, fomentando un sistema productivo más amplio y democrático”, sostuvo el ministro Luis Basterra. Y así, evitar que con precios bajos, la gente deje las chacras. Igual para 2022 la superficie cultivada podrá aumentar hasta casi en 50 mil hectáreas
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP) ratificó la Resolución 170/2021 que había sido aprobada por el INYM el 17 de junio pasado que establecía un mecanismo para la distribución equitativa de las nuevas plantaciones yerba mate, a partir de 2022. Y lo comunicó con una resolución del propio titular de la cartera. “La medida favorece el arraigo de los pequeños productores, fomentando un sistema productivo más amplio y democrático”, sostuvo el ministro Luis Basterra.
“Tal como surge de las áreas ministeriales con competencia en materia de desarrollo regional, la medida adoptada favorece el arraigo de los pequeños productores, fomentando un sistema productivo más amplio y democrático”, sostiene en su parte argumentativa la resolución que lleva la firma del ministro Basterra.
En ese sentido, cabe recordar que la medida dispuesta por el INYM determina que a partir de enero de 2022 todos los productores inscriptos podrán incorporar hasta 5 hectáreas de nuevas plantaciones. Además, podrán implantar anualmente hasta el 2% de las superficies de yerbales ya existentes y declarados ante el INYM, y estarán habilitados para reponer todas las plantas secas o muertas dentro de un lote ya declarado, sin alterar la densidad original de la plantación.
Actualmente la cuenca yerbatera de Misiones y Corrientes abarca 174.820 hectáreas, contando con 9983 productores registrados. “Las medidas adoptadas importan la posibilidad de aumentar la superficie cultivada en 49.415 hectáreas lo que posibilita un incremento en el primer año de más de un 28,26% de la superficie destinada a la producción”, destaca la resolución de la MAGYP, en coincidencia con las proyecciones efectuadas por el INYM al momento de promover este ordenamiento de la actividad yerbatera.
En se sentido, el presidente del INYM, Juan José Szychowski, recordó que la medida persigue una finalidad “altamente social” y que fue adoptada ante el pedido explícito formulado por las entidades de la producción. “Pretendemos que nadie quede afuera y que el incremento en el potencial productivo se distribuya entre todos los productores”, remarcó y reiteró que el incremento anual de nuevas plantaciones “será más que suficiente para abastecer de yerba mate elaborada al mercado local y las exportaciones”. También destacó “el apoyo permanente del Gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad y del Ministro del Agro y la Producción, Sebastián Oriozabala, quienes respaldaron esta decisión del INYM y se lo expresaron al ministro Basterra”.
“No se trata de una medida inamovible, sino que será revisada periódicamente de acuerdo a cómo evolucionen los indicadores del sector yerbatero”, sostuvo Szychowski. Precisamente para abordar ese aspecto, en su articulado la resolución del Ministerio de Agricultura determina la creación de una “Comisión de Seguimiento de la Resolución N° 170/21”, que estará integrada por ocho representantes: uno en representación de los trabajadores rurales del sector, uno por los productores, uno en representación de los secaderos, uno por las cooperativas, y uno por el sector industrial; además un representante por cada provincia productora y uno más en representación del Poder Ejecutivo Nacional.
Arraigo en las chacras
Al momento de apoyar la decisión del INYM el Ministerio de Agricultura hizo especial hincapié en aspectos que van más allá de la cuestión netamente productiva, destacando el valor social y cultural que tiene el cultivo de yerba mate en la vida cotidiana de miles de pequeños productores. “Se debe tener presente que la relación de las personas y de las familias con la tierra, es una relación cultural que va más allá del factor productivo; es una relación que viene desde los Pueblos originarios, que continúa con la llegada de los misioneros Jesuitas, con las inmigraciones de los siglos XIX y XX, es la historia cultural de nuestros ancestros que trabajaron la tierra y, por lo tanto, se intenta mantener el arraigo para que las futuras generaciones puedan continuar, vivir y trabajar de la producción de éstos cultivos”, expresa, para luego agregar que “lo contrario sería permitir el latifundio, que genera una forma de producción y comercio monopólico, con distorsión de abastecimiento y precios, expulsando a las familias de medianos y pequeños productores de sus territorios, condenándolos a vivir de aquello que no pueden, y trabajando de lo que no saben en los ejidos urbanos”.
Para el Ministerio de Agricultura se debe considerar, incluso, conceptos como los aportados por la Compañía de Jesús (orden Jesuita) cuando siglos atrás promovió la producción de yerba mate en colaboración con el Pueblo Guaraní, trayendo consigo principios y valores culturales que en la actualidad permanecen. “Producto de aquella herencia jesuítica hoy se sostiene con convicción que existe un destino universal de los bienes”, explica y puntualiza que “dentro de esos valores, en la Carta Encíclica ‘Sollicitudo rei socialis’ de Juan Pablo II surge que los bienes de este mundo están originariamente destinados a todos. El derecho a la propiedad privada es válido y necesario, pero no anula el valor de tal principio. En efecto, sobre ella grava ‘una hipoteca social’, es decir, posee, como cualidad intrínseca, una función social fundada y justificada precisamente sobre el principio del destino universal de los bienes”.
En esa misma línea, considera que el Estado debe cumplir un rol “trascendental” e intervenir donde el mercado no lo puede hacer, “implementando medidas que aseguren un modelo productivo con inclusión social y equidad territorial”.
Finalmente, hace una mención muy especial hacia el sistema cooperativista, al cual considera como “el modelo deseado para el desarrollo de las actividades culturales, dado que genera agregado de valor en origen y el desarrollo familiar y comunitario de las economías regionales, redundando en desarrollo de la economía nacional”.
El vicepresidente del INYM, Ricardo Maciel, se expresó en el mismo sentido: Hay que crear las condiciones para que el productor quede en las chacras. Y que el precio del producto sea rentable es una de esas condiciones.