En los años 70, ya se conocía una teoría que iba por círculos de la Economía. Y que puede explicar lo que pasa hoy entre Argentina y Paraguay y –más estrictamente- entre Posadas y Encarnación
A fines de los años 70, tras cursar la carrera de Investigador Socio Económico en la Unam, decidí hacer una materia que no estaba incorporada en la currícula de la carrera. Se denomina “Antropología Económica” y completaba con ella, las miradas sobre esta ciencia social que analiza los fenómenos de la producción, elaboración, distribución y consumo de bienes y servicios.
Quienes la dictaban (en modalidad seminario) eran dos de las mentes más brillantes que han pasado por la Facultad (a la sazón, de Ciencias Sociales de la Unam): Leopoldo Bartolomé y Ana María Gorosito Kramer.
En el primer caso, Bartolomé era el fundador de la carrera de Antropología Social y había hecho su doctorado en Wisconsin, Estados Unidos.
Y de allí había traído una teoría por demás sugerente.
Se llamaba (no tenía una traducción exacta): El vecino garronero.
De hecho, estaba inspirada (pido perdón por los fallos en la memoria) en la relación entre Estados Unidos y su vecino México. En muchos casos, explicaba Bartolomé, se da que hay un par de vecinos donde uno es más próspero que el otro. Y este segundo en ocasiones, trata de aprovecharse de su situación de padecimiento e intenta tirar de la manga (de allí vienen los términos “manguero”, “manguear” y demás usados en el lunfardo). Esto es: le “llora la carta”, “le garronea”, como se suele graficar. Es una palabra que puede tener dos vertientes etimológicas: por un lado, “que le tire un garrón” (o sea, pide que le dé algo, aunque sea un hueso garrón) y, por el otro, “garronear” de ‘agarrar’, de ‘pedir’ algo casi como una exigencia. Era un modelo explicativo de una realidad en el otro hemisferio.
Así, el que menos tiene está siempre en una actitud de que el otro “le debe” algo a él y por lo tanto, él está en el derecho de pedirle y exigirle. Podrá usar excusas para reclamar, pero la verdad es una situación poco feliz.
Han pasado 45 años de aquellas memorables clases. Sin embargo, veo no sin sorpresa la vuelta de la teoría de Bartolomé plasmada en estos días.
El gobernador misionero expresó su intención de reabrir el tráfico entre Puerto Iguazú y Foz de Iguazú, puntualmente. La idea es realizar una prueba piloto con un corredor turístico con Foz de Iguazú que representará el único y exclusivo paso con Misiones, en principio para personas vacunadas con doble dosis y que tengan algún tipo de reservación en este lado de la frontera.
Asimismo, Oscar Herrera Ahuad reveló que durante la mañana del lunes 23 de agosto mantuvo un contacto telefónico con el jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, en que le informó que Misiones ya realizó el pedido formal para esta apertura de lo que denominó un corredor turístico entre Puerto Iguazú, Misiones y Foz de Iguazú, Brasil, por lo que aguardarán una respuesta desde el gobierno federal.
“Lo que hicimos fue presentar un protocolo con todas las características que tienen que ver con un corredor turístico para la zona norte de la provincia. Veremos una vez que la Nación analiza ese protocolo la factibilidad y el tiempo en el cual se generaría la apertura del puente internacional”, añadió el mandatario.
Lo cierto es que, como señalan los observadores, el bloqueo del puente Posadas-Encarnación continuará: la realidad sanitaria con ese país así lo exige.
Sin embargo, anoticiados de tal cuestión rápidamente se sintieron las presiones provenientes de Encarnación.
El sábado 21 a la siesta, el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, usó la red social de Twitter para dar a conocer su determinación. Allí salió a desmentir las especulaciones que circulaban sobre la posible reapertura del Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz. “La postura del Gobierno Provincial es la de mantener la seguridad sanitaria, por ello no está en agenda en lo inmediato solicitar su apertura a la nación”, expresó el mandatario provincial.
Explicó que las razones se fundamentan en las recomendaciones sanitarias internacionales: “Mantener el equilibrio epidemiológico y la actividad productiva de nuestra región. Las recomendaciones internacionales todavía siguen siendo ‘menor movilidad, menor transmisión de la enfermedad”.
Lo que sucede es que, además, Foz de Iguazú cuenta con un estatus superior a Encarnación y similar a Misiones en la cuestión sanitaria, además de haber logrado un alto nivel de vacunación como sucede con los pobladores de Iguazú. Son las razones por las que se considera que es un paso sanitario más seguro para empezar a abrir gradualmente los puentes internacionales.
Herrera Ahuad lo dio a conocer y desde un inicio contó con todo el respaldo de la conducción y la dirigencia del Frente Renovador para mantenerse en tal postura.
El protocolo de marras para la apertura del puente internacional Tancredo Neves permitirá (de ponerse en marcha) ingresar diariamente unos 800 turistas extranjeros y 1000 argentinos que deban reingresar por el paso.
El protocolo presentado exige la obligatoriedad del test PCR negativo Covid-19 (con no más de 48 horas de antigüedad), que hayan sido vacunados con al menos una dosis y asimismo la presentación del documento nacional de identidad.
La queja de los paraguayos, en especial de los encarnacenos, no cesa. Dicen que ya están bien en lo sanitario, pero nada dicen de compensar los gastos cubiertos gratuitamente por el sistema de salud de Misiones a ciudadanos de su país.
Dicen que están bien en lo económico y que cualquiera puede ir a invertir porque es un país seguro (fácil es recordar cómo quedaron abandonados a su suerte ciudadanos argentinos que vivían y trabajaban y que habían invertido en Paraguay y que la pasaron muy mal en la pandemia).
Dicen que no necesitan de Argentina y que en realidad son los misioneros que precisan más de su vecino de Itapúa y que harán lo imposible para presionar vía cancillería.
Aunque fuere por la “guerra grande”, como explicó un profesor con aires intelectuales, seguimos en deuda con Paraguay.
Y, como hace medio siglo, la teoría de Bartolomé sigue vigente.
