Atacó la rosácea con moringa, dejó todo y ahora vende su cosmética natural

Cambió la comodidad de una oficina por el desafío de emprender. Y no se arrepintió. Fue la rosácea que tenía lo que le llevó a Claudia Menendez a investigar en tratamientos alternativos, ya que con los medicinales no tenía respuestas. Así fue que conoció la moringa, una planta con muchas propiedades que terminó siendo el ingrediente básico de los cosméticos naturales que hoy vende bajo la marca Ecobella Moringa que posee junto a su hija Julia Bogado.

“La moringa tiene 36 antinflamatorios naturales y 47 antioxidantes… la hoja, la flor y el aceite. Acá en Misiones no tenemos tantas semillas para hacer tanto aceite”, empieza a explicar quien fuera empleada bancaria durante treinta años. “Tenía rosácea. Ahí descubrí que al tomar el té de moringa a la mañana y la tardecita me daba unos resultados asombrosos. No solo tomaba, me pasaba por la cara el té frío y fue genial. Hace 5 años que me dedico a esto y no extraño para nada mi trabajo anterior. Estoy feliz con este proyecto”, cuenta con entusiasmo.

Y lo más importante de todo es que encontró una solución natural para su problema de salud: “Ahora estoy 10 puntos con mi rosácea. El tema es la constancia: todos los días colocarte el gel, la emulsión, tomar mucha agua. Solo uso esto, nada de pastillas. Todo natural y estoy muy bien”.

Agricultura orgánica y biodinámica

En una chacra de unas 8 hectáreas, esta familia planta, cosecha y deshidrata cada moringa, de ahí se saca el extracto para incorporarlo a la cosmética. “Las plantas cultivamos de forma orgánica y biodinámica, esto significa por ejemplo que las hojas se cosechan antes de las 10 de la mañana o después de las 18horas, es decir que se las trata como un ser vivo”, puntualiza Menendez. Como les pasa a todos los que viven de la tierra, los avatares del clima tienen sus consecuencias: “Ahora con la sequía estamos regando planta por planta, tenemos unas ocho hectáreas en Valle Hermoso, cerca de 9 de Julio, Eldorado”.

En el 2020 hubo un impacto de manera directa en las importaciones. “Con la pandemia me tuve que reinventar por la falta de frascos. Como la cosmética es natural, sin químicos, entonces sí o sí tiene que ir en frascos de vidrio, como en Argentina no se fabrica se importa de China que en pandemia no llegaba. Así que nos enfocamos a realizar jabones con moringa y así se abrió el abanico. Ahora hago un montón de productos”.

Esa ayuda tan necesaria

En el impulso a la actividad, entra en juego la Agencia para el Desarrollo Económico de Misiones. “ADEMI me ayudó a gestionar el prestamos en el Fondo de Crédito Misiones y a vender mis productos en los aeropuertos. También me están ayudando con el marketing, algo que necesito porque se tiene que saber que en Misiones se hace cosmética natural. Estoy super agradecida porque gracias a ese préstamo pude comprar maquinaria necesaria. Para la gente del interior todo es más difícil, así que estoy muy contenta, me cambió la vida”, afirma la emprendedora.

“En lo que hace al acompañamiento a los emprendedores fortalecimos tres portales: El Aula Virtual en www.ademi.org.ar, para entrenamiento online; para potenciar las ventas, emprendedoresmisiones.com.ar y www.misionesmuestra.com para mostrar a los misioneros que hacen y promocionar la importancia de comprar al vecino. Con estas propuestas, sumadas a los programas de Desarrollo Local, llegamos a más de 20 municipios de nuestra Hermosa Misiones”, explica Suzel Vaider, Presidente de ADEMI a modo de balance del año.

Champú sólido, la novedad

El secreto de un buen servicio es muchas veces la variedad. “Hay gente que le gusta sin aroma, otros con fragancias. Hay para todos los gustos. Ahora estamos con el aceite bronceador, que es un boom. También champú sólido, acondicionador sólido que están dan de moda. Se hacen con las fibras del coco, por eso es lo más natural para el cabello. Por ejemplo, si es anticaída le agrego polvo de ortiga. Es como un jabón y te dura un montón, de 2 a 3 meses. Antes me lavaba la cabeza todos los días, ahora con este champú sólido lo hago una vez por semana”.

Claudia explica que tiene tanta demanda que no da abasto con el stock, lo que la impide asistir a ferias. Hoy trabaja a pedido, y entre sus clientes también hay pacientes con otras enfermedades de la piel como psoriasis o acné. Esta emprendedora cambió la oficina del banco climatizada por los avatares climáticos de los cultivos. Pero no se arrepiente. Su iniciativa tiene una gran proyección y a eso apunta con más capacitación.