Se termina el año y para muchos es momento de balance. Pero un final puede significar una oportunidad para comenzar. El emprendedor y escritor Matías Sebely da unos consejos para lograr las metas. La visualización creativa como herramienta.
¿En dónde te ves como persona en un año? ¿y en cinco
años?
Estas podrían ser dos preguntas en una sola. Tengo un
pequeño ejercicio para proponerte. Me gustaría que tomaras
dos hojas de papel; también podés hacerlo en tu cabeza, pero
cuando ponemos nuestros pensamientos en escrito, considero
que toman poder.
Tomá la primera hoja y cerrando los ojos quiero que
pienses qué querés estar haciendo en un año, precisamente en
365 días. ¿Dónde querés estar?, ¿con quién querés estar?, ¿qué te
gustaría haber conseguido? Una vez que tengas esas respuestas,
pensá en que tenés solo 12 meses para lograrlo. Ahora, justo a
un lado de cada una de tus respuestas quiero que escribas un
objetivo, que de una manera realista puedas alcanzar en un año y
que te ayude a llegar más cerca de cada una de esas metas.
Sé que estarás pensando que esto es tan inservible como
esos objetivos que nos trazamos al comienzo de cada año y estás
en tu derecho de pensar eso; pero si querés saber cómo esto te
puede ayudar, solo seguí leyendo.
Los objetivos de cada año nuevo generalmente son algo
como: “Quiero esto o aquello…”, “este año voy a hacer tal…”.
Cuando no tenemos un objetivo claro en nuestra cabeza, en muy
difícil imaginarnos cumpliendo alguno de ellos. Cuando visualizás
dónde querés estar en un tiempo, podés luego plantearte
objetivos que al cumplirlos te lleven más cerca de eso que te
propusiste.
Esto se llama visualización creativa y es una técnica
sencilla que nos ayuda a sobreponemos a las limitaciones del
pensamiento, nos muestra los miedos que tenemos, y es una
manera en que podemos trazar un camino hacia nuestras
metas; y lo más importante, imaginándonos nuestro futuro,
nos ponemos en la posición de tener que enfrentarnos a estas
grandes preguntas que vendrán antes o después.
Los deportistas de élite hacen esto todo el tiempo,
cuando se acercan a una competición. Se imaginan haciendo una
carrera inmejorable, visualizan el tiempo que quieren obtener y
se ven cumpliendo esa rutina perfecta. Luego se van a entrenar,
por supuesto; pero son ejercicios psicológicos como estos, los
que ayudan a poner su mente al servicio de sus objetivos. Cuando
podés ver tus metas, es más fácil caminar hacia ellas.
Entiendo que en un principio te pueda costar, porque
me pasó a mí; pero una vez que comprendés el valor de esta
herramienta puede ser útil y poderosa, podría ayudarte a alcanzar
muchas metas en tu vida.
Ahora, volvamos al ejercicio.
¿Qué crees que vas a estar haciendo el mismo día, a
esta misma hora, dentro de cinco años? Y no, no quiero que tu
respuesta sea como si fuera una que das durante una entrevista laboral.
Tenés que ser muy descriptivo: dentro de cinco años,
¿quién sos?, ¿te casaste?, ¿tenés una familia, hijos?, ¿estás viviendo
en otro país?, ¿encontraste trabajo?, ¿sos un emprendedor ahora?
Podés ir incluso más allá, parate frente a un espejo y decime ¿te
gusta lo que ves, te sentís cómodo con vos mismo?
Una vez que has imaginaste todo lo que sos, hacés,
vas a tener y la manera en la que vas a estar viviendo dentro
de cinco años, pensá en esto: el camino que estás transitando
en este momento ¿te llevará a eso que buscás, en cinco años?
Seguramente tendrás que hacer algunos cambios aquí y allá para
ajustar la dirección de tu medio de transporte para que te lleve
exactamente adónde querés, o tal vez vas a tener que bajarte de
esa autopista y empezar a caminar hacia otra dirección.
¿No creés que sería un desperdicio nunca poder hacer
realidad todo eso que imaginaste?
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