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lunes, noviembre 25, 2024

Quiere unir Ushuaia con Galicia en bicicleta y recuerda la hazaña del Vasco de la carretilla

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Uno fue vasco; el otro es gallego: los une España y el amor por andar libres por el mundo. Uno vino de Pamplona y se quedó aquí. Después de muchos viajes, quedó fascinado con las Cataratas del Iguazú y se quedó a vivir en una casita de latas (¡reciclado a pleno!) dentro del Parque. El otro vive y está uniendo Tierra del Fuego con su país natal para hacer el Camino de Santiago.  

A Alberto Cacharrón y Guillermo Larregui los une el origen común: ser ambos de España. Aunque cercanos en su origen, no se mezclan. El primero es gallego y el segundo, del país Vasco.

Alberto Cacharrón ya ha pedaleado (en esta época de internet y redes sociales) para unir el sur argentino con la capital y luego partir hacia Montevideo. Lo espera su país natal.

Guillermo Larregui llegó con otros cientos de miles paisanos suyos a la Argentina a inicios del siglo XX. Aquí se quedó y amó esta tierra. Y la caminó, claro está. De sur a norte y todo a pie. Y en su carretilla llevaba todos los implementos que necesitaba para el viaje. Las redes sociales de esa época eran las personas que solidariamente le daban una mano en sus periplos.

Alberto Cacharrón ya está viajando en su bicicleta desde la capital fueguina hacia Buenos Aires. Luego cruzará a Montevideo; posteriormente irá a Lisboa en barco, para finalmente volver a pedalear hasta Santiago de Compostela. En Puerto Iguazú dejó sus huesos el Vasco de la Carretilla que alguna vez unió distancia similares pero andando a pie.

Un ciclista español inició el 17 deenero un viaje desde la ciudad de Ushuaia hasta Galicia (España) con el objetivo de generar el primer Camino de Santiago de Compostela en América en ser reconocido por la federación de esa famosa red vial religiosa, turística y cultural con asiento en Europa.

Alberto Cacharrón, protagonista de numerosas aventuras anteriores, busca recorrer el sur de la Patagonia argentina hasta Buenos Aires por la Ruta 3, para pasar luego a Montevideo (Uruguay), cruzar en barco el Océano Atlántico hasta Lisboa (Portugal) y llegar hasta Galicia, su tierra natal, totalizando 4 mil kilómetros.


El proyecto se denomina “Camino blanco terrestre”, porque buscará unir por tierra el punto más cercano a la Antártida con la ciudad base del conjunto de rutas de peregrinación cristiana de origen medieval, transformadas en un ícono del turismo y la cultura.

“Lo que buscamos junto a un pequeño grupo de gente es plantar la semilla de la red de caminos de Compostela en América. Para que una vez concluido el proyecto, tanto un organismo de la iglesia santiaguista como el gobierno de Galicia lo hagan propio, y ello también sirva para el sector turístico en general”, explicó Cacharrón en diálogo con Télam, poco antes de iniciar el trayecto desde la Plaza Galicia de la capital fueguina.


El aventurero contó que la actividad de los caminos de Compostela genera un gran movimiento económico en sus zonas de influencia, producto del creciente número de visitantes que eligen recorrerlos desde diferentes zonas del mundo.

De hecho, los gobiernos locales invierten presupuesto público en su mantenimiento, cada camino tiene una asociación protectora y existe una entidad que nuclea a todas esas asociaciones, llamada Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago (Feaacs).

“La actividad de los caminos fue generando hoteles de todas las categorías, casas de comida, comercios de ropa deportiva y transporte, porque hay personas que envían el equipaje para no cargarlo. En definitiva, se mueve un gran espectro de sectores de la economía”, remarcó Cacharrón.

El ciclista, un empleado bancario durante más de 30 años y jubilado desde hace poco tiempo, mencionó que la filosofía de esta tradición no es abrir nuevos caminos, sino utilizar los ya existentes.


“Ojalá que el día de mañana existan senderos paralelos, más adecuados para los caminantes, y con su propio movimiento de alojamiento y negocios asociados. Mientras tanto seguiremos la tradición de los peregrinos medievales: buscar el trayecto más corto y más seguro”, detalló el deportista.

El cadáver de “Santiago el Mayor”, uno de los principales apóstoles de Jesucristo y el primero de ellos en morir martirizado, fue descubierto entre los restos de un asentamiento romano abandonado hacia el año 820, y allí se construyó el templo convertido luego en la catedral de la actual ciudad de Santiago de Compostela.

“Santiago es una figura cristiana muy fuerte que terminó erigiéndose en el patrón de toda España. Tiene una fuerza significativa muy importante porque cuando el país estaba invadido por los árabes, se transformó en el ícono que propició la reconquista. Y a partir de la divulgación del sitio en que se encontraba la tumba de Santiago Apóstol, la gente empezó a peregrinar hasta el lugar. Así empezó todo”, recordó el aventurero, que además es escritor y autor de nueve libros.

Sin embargo, lo que comenzó como una actividad puramente religiosa fue tomando otra dimensión con el paso de los años. El hombre que partió desde Ushuaia en una de las tres formas en que se permite recorrer los caminos de Compostela (las otras dos son a pie o a caballo) no se fijó un límite de tiempo para completar el trayecto.

Un Vasco que encontró las Dos Hermanas

En su casita de lata al lado del Salto Dos Hermanas

Guillermo Isidoro Larregui Ugarte había nacido en Pamplona, en el país Vasco, en 1885, conocido como El vasco de la carretilla y también «El Quijote de una sola rueda». Llegó a Buenos Aires en 1900 con solo 15 años y tuvo varios trabajos en distintos puntos del país. En 1935, estando en Santa Cruz, apostó que era capaz de llegar a Buenos Aires a pie, detrás de una carretilla. Ya tenía 50 años pero el espíritu y el físico que le envidarían muchos jóvenes. Desde que partió, ante la incredulidad de la mayoría, hasta que finalmente arribó a Buenos Aires, pasaron 14 meses.

Recorrió, en 14 años (de 1935 a 1949), más de 20.000 kilómetros a pie empujando una carretilla de 130 kilos. En su transporte llevaba lo indispensable para sobrevivir: una carpa de 2,5 m de largo por 2 m de ancho; un catre, colchón y colcha. Herramientas completas, utensilios de cocina, calentador, juego de lavabo, cepillos, brocha, navaja y provisiones.

Llevó a cabo cuatro caminatas. La segunda la comenzó en 1943, desde Coronel Pringles (provincia de Buenos Aires.), y la finalizó en La Paz (Bolivia). La tercera la realizó desde Villa María (Córdoba), hasta Santiago de Chile, y la cuarta y última caminata la efectuó desde Trenque Lauquen (Buenos Aires), hasta el Parque Nacional Iguazú, en Misiones.

Luego de esa primera experiencia, realizó otros viajes similares por Chile y Bolivia, hasta que arribó a Iguazú en la década de 1940. Se enamoró de la selva y las cataratas y se radicó en una casa de lata construida por él mismo al costado del salto Dos Hermanas. Allí vivió hasta su muerte.

Eso ocurrió el 9 de junio de 1964, cuando aún no había llegado a cumplir los 79 años en Puerto Iguazú. Lo enterraron en el cementerio local. Se había convertido en un personaje de leyenda y a su alrededor se empezaron a armar los mitos. Había una vez escrito:

«Vivir el ritmo oculto de los campos abiertos llenos de sol. La emoción de la tierra Argentina, llena de generosidades. He aquí mi objetivo. Nadie me podrá quitar la dicha de ser dueño de mi propio destino». (Guillermo Larregui, 17 de agosto de 1938)

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