Una estudiante realizó un trabajo de investigación en Posadas y pudo probar con apoyo de técnicas grafológicas que, aunque aumente la edad, la letra manuscrita esencialmente no varía
“El gesto gráfico (la manera en que las personas escriben a mano sobre un papel) de las personas se mantiene intacto y sin influencia alguna con el pasar de los años”, es la principal conclusión de un trabajo final realizado por Melanie Gómez Kohler, para la carrera de Criminalística, donde investigó y analizó cómo podía incidir la edad en los “cuerpos de escritura”.
Gómez Kohler presentó su trabajo integrador denominado “La escritura y la vejez” donde hizo foco en personas mayores de 65 años. En la pesquisa, pudo comparar el gesto gráfico de tres mujeres con el paso de los años. La suposición implícita y la cuestión a resolver era si a mayor edad la escritura iba cambiando.
El resultado presentado fue contundente en este sentido: no hay cambios. Más allá de algunas cuestiones físicas no se producen alteraciones significativas. “El envejecimiento no influye en el gesto grafico de las personas mayores de 65 años de edad, lo único que influye es el hecho de (que afloren) los temblores seniles que aparecen en las personas mayores; además de que con el envejecimiento los mismos pierden un poco la visión y esto también afecta en lo que es la belleza y orden de los escritos (…)”.
La escritura es una actividad motora bien coordinada y también es un medio de comunicación
Más allá de constituir una obligación académica –Gómez Kohler cursaba en 2021 los tramos finales de la carrera de Licenciatura en Criminalística de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de la Cuenca del Plata – sede Posadas- la investigación permite confirmar que la letra no cambia con el paso de los años. “El presente trabajo de investigación se refiere al tema de la Escritura: es la que se compone de un gesto gráfico, que es único y repetitivo en las personas.
Esto también se conforma por elementos estructurales y constitutivos o formales, y también se habla sobre la vejez como una etapa de la vida, que es donde se envejece de varias maneras y depende de las experiencias, eventos y transiciones de la vida”.
Para llevar a cabo su investigación, realizó “entrevistas semiestructuradas y se tomaron cuerpos de escritura a personas mayores de 65 años, que sepan leer y escribir, y que además contengan a disposición escritos elaborados en diferentes edades sin importar el sexo, y que sean residentes de Misiones”.
Apoyo y marco teórico
En base al tema de la vejez y la escritura se analizaron, teorías, documentos y trabajos desarrollados en diferentes partes del mundo, que fortalecen el conocimiento de los temas a desarrollar y de los cuales se toma como referente para la investigación a desarrollar.
Entre ellos la autora menciona:
“La Psicología de la Vejez” realizado por Rocío Ballesteros Fernández, de la universidad de Madrid. En el que los investigadores desarrollaron como la vejez afecta a las personas psicológicamente, en sus estados de ánimo y en sus actividades diarias.
“¿Falsificación, incapacidad o diferentes tiempos de patologías y/o administración conjunta de fármacos?” realizado por María del Carmen Doyharzábal. En la que la investigadora desarrolló cómo ciertas patologías o administración de fármacos pueden llegar a afectar el gesto grafico de una persona.
En ese sentido, la autora recordó que la escritura es uno de los objetos de la Documentología (para analizar documentos públicos y privados), la personalidad del autor, su individualización y también la autenticidad de escritos y firmas. “Con el fin de establecer su autenticidad o falsedad plasmándolo en un informe llamado pericia documentológica”, acotó.
Y mencionó al autor Oscar Venturini en su libro Pericia Caligráfica Grafológica en lo relacionado a la forma que una persona deja impresa en un manuscrito. “La escritura es una actividad motora bien coordinada y también es un medio de comunicación en el cual no solo nos limitamos a transmitir conceptos, sino que nos expresamos con la escritura y por ende la comprensión y la interpretación de la motricidad necesaria para su formación. También debemos considerar que nuestro gesto gráfico no depende de nuestra mano sino de los impulsos de nuestro cerebro quien gobierna los movimientos qué realizamos”.
Y agregó un dato interesante. “Las palabras se forman de líneas, las cuales forman un trazo que pueden tener diferentes formas. Cuando estas líneas no forman parte de las letras las denominan rasgos, que contienen un inicio y un fin. Esto también se puede ver como puntos de ataque y de remate que pueden contener diferentes formas. Además estas letras o palabras se encuentran en una caja de escritura y esta puede tener diferentes direcciones”.
El envejecimiento no influye pero hay temblores y se pierde un poco la visión y esto también afecta la belleza y el orden
Y allí Gómez Kohler agregó los otros elementos o indicadores que entran en juego cuando uno escribe y que esta disciplina analiza a fondo: “Existen elementos estructurales que son muy importantes dentro de nuestra escritura. Estos se constituyen de angulosidad, dimensión, dirección, enlaces, inclinación, presión, velocidad o rapidez, proporcionalidad, orden y regularidad, y continuidad”.
Así con todos estos recursos y criterios analizó a su población-objeto: tres personas (todas mujeres) mayores de 65 años.
Las conclusiones son –en ese sentido- halagüeñas: con el paso de los años las personas pueden tener problemas de vista, de temblequeos pero la letra, básicamente, sigue siendo la misma.