Algunos apasionados de la arquitectura lo recuerdan con nostalgia; otros lo ven como el resumen de la frialdad (¿fealdad?), lo gris y el anonimato. En Suiza plantean esta cuestión desde una mirada cultural sobre el amor-odio al hormigón mientras en el mundo no se abandona su uso por sus demasiadas virtudes
El sitio swissinfo lo plantea: es feo, fuerte, resistente, ineludible. Todo el siglo XX se construyó en base a sus estructuras que combinan acero y cemento.
Suiza es el ‘país del cemento’. Incluso después de la Segunda Guerra Mundial, Suiza utilizó más hormigón por persona que los demás países europeos, que se encontraban en plena reconstrucción de sus ciudades bombardeadas. Aún hoy, en Suiza se utiliza más de media tonelada de hormigón per cápita al año. El país helvético está casi siempre entre los cinco principales consumidores de hormigón del mundo.
Pero, ¿de qué se está hablando? Le dicen “hormigón armado” o “concreto armado” o también “hormigón reforzado”. En Argentina, la primera expresión es la más escuchada.
Como explican con paciencia los ingenieros y arquitectos que lidian habitualmente con él, “se trata de una combinación de hormigón de cemento tradicional con refuerzo de barras de acero. El resultado es un material con alta resistencia a la compresión y a la tracción, razón por la cual los usos de hormigón armado en la construcción son muy amplios”.
Y tiene varias virtudes más, a saber: “Los componentes del hormigón están ampliamente disponibles en todo el mundo y, del mismo modo, el costo de producción es muy bajo. Asimismo, debido a la naturaleza duradera del hormigón armado, su costo de mantenimiento también es asequible. Por otro lado, las estructuras de hormigón reducen los costos operativos relacionados con el consumo de energía operativa gracias a su durabilidad, resiliencia y bajo mantenimiento”.
Volviendo a los suizos, el apetito de dicho país por el hormigón es arraigado a diferentes construcciones de infraestructuras, como la enorme presa hidráulica de la Grande Dixence. De 1953 a 1961, alrededor 1500 personas trabajaron allí simultáneamente en la construcción de una presa tan alta como la Torre Eiffel.
Entre ese enorme grupo de trabajadores se encontraba un joven llamado Jean-Luc Godard, que hacía labores de telefonista y que realizó varios cortometrajes dedicados a esa estructura de cemento. La primera película de Godard describía cómo se producía el hormigón por medio de una gigantesca “máquina de hierro y acero” que extraía toneladas y toneladas de piedra de la montaña, las bombeaba a su “corazón metálico” para triturarlas y mezclarlas con cemento.
Gracias al maravilloso canal de YouTube puede accederse a este documental.
Godard pudo venderla a los gestores de la presa, y ciertamente funcionó como película promocional del hormigón. Así surgió el mito: el hormigón es solo roca transformada. La industria local del hormigón sigue hoy día promoviendo ese material de construcción como producto local, tan natural como el queso o la leche.
Esta es otra versión
En cuanto a recursos minerales, el país helvético es más bien pobre. No obstante, cuenta con una provisión casi infinita de piedra triturada, ripio y, sobre todo, piedra caliza, importante para la producción de cemento. En la segunda mitad del siglo XIX, se construyeron multitud de fábricas de cemento en torno a canteras suizas.
Además, el hormigón no era solamente un material, sino también un símbolo de cómo se abordaba la modernidad.
Hormigonar era un lema político que podía ganarse la simpatía tanto de la izquierda como de la derecha. Para algunos críticos, los edificios construidos con abundancia de hormigón son muestra de un estilo; para otros, ese material sigue siendo el epítome de la fealdad y la frialdad. Es hora de echar un vistazo a ese componente básico de la construcción del siglo XX, capaz de producir visiones y pesadillas a partes iguales.
Y surge el hormigón
A mediados del siglo XIX se descubrió que el hormigón, con ayuda del acero, podía adoptar formas estables que durante mucho tiempo habían sido impensables. Ese descubrimiento lo convirtió en el material prototipo de la modernidad después del acero desnudo que dominaba el Gründerzeit. Como material del futuro, el hormigón había superado por fin “completamente la inercia y la imprevisibilidad de los materiales naturales como el mármol, la arenisca y la madera”, informaba el Cement Bulletin en un comunicado de la industria suiza del hormigón en los años veinte.
Más virtudes
En el sitio ingenierosasesores.com detallan por qué el hormigón armado tiene tanta aceptación aún hoy en día.
Es versátil
El hormigón se puede colocar en varias configuraciones de encofrado y se adapta muy bien a la forma, la superficie, la textura y el tamaño deseado en el sitio de construcción. Esto se debe a que el hormigón fresco es fluido y está en estado líquido. Por lo tanto, es más adecuado para requisitos arquitectónicos.
Es durable
Las estructuras de hormigón armado son duraderas si se diseñan y colocan correctamente. El material no se ve afectado por el clima como la lluvia y la nieve, y puede durar muchos años. Debido a la baja permeabilidad, el concreto puede resistir químicos disueltos en agua como sulfatos, cloruros y dióxido de carbono, que pueden causar corrosión en el concreto, sin un deterioro grave. Es por eso que el hormigón armado es ideal para aplicaciones subacuáticas y sumergidas como para estructuras de edificios, tuberías, presas, canales, revestimientos y estructuras frente al mar.
Resiste al fuego
La naturaleza del hormigón no permite que se incendie ni se queme. Puede soportar el calor de 2 a 6 horas, lo que otorga tiempo suficiente para las operaciones de rescate en caso de incendio. Los edificios de hormigón armado son más resistentes al fuego que otros materiales de construcción de uso común como el acero y la madera. Es adecuado para acero ignífugo y se utiliza en aplicaciones de alta temperatura y explosión.
Es ductil
El refuerzo de acero imparte ductilidad a las estructuras de hormigón armado. La ductilidad permite que el concreto muestre signos de deterioro, como agrietamiento y deflexión, si el miembro de concreto reforzado experimenta una sobrecarga. Esto permite a los ingenieros analizar qué medidas son las más adecuadas para prevenir daños en el hormigón.
Tiene resistencia sísmica
Las estructuras de hormigón armado correctamente diseñadas son extremadamente resistentes a los terremotos.
Es fácil de construir
En comparación con el uso de acero en la estructura, el hormigón armado no requiere de una mano de obra altamente cualificada para el montaje de la estructura.
Antecedentes en siglo XIX
Al principio, los fabricantes de hormigón respondieron a los temores de que la combinación de cemento, piedra y armazón de acero no fuera lo suficientemente estable, con muestras en distintos eventos públicos.
En la Exposición Nacional de 1883, por ejemplo, la empresa Vigier demostró la capacidad de carga de un puente. Solo se derrumbó después de que rodaran sobre él 38 toneladas de troncos de árboles. La prueba científica definitiva la aportaron los Laboratorios Federales Suizos de Ensayo e Investigación de Materiales de la EPFZ, fundados en 1880, que demostraron una y otra vez lo que el hormigón era capaz de soportar. El hormigón se convirtió en el prototipo no solo de la flexibilidad del diseño, sino también de la estabilidad y la resistencia.
Sin embargo, aún no estaba aceptado del todo estéticamente; por eso el hormigón permaneció oculto durante mucho tiempo. Por ejemplo, se utilizaba para los cimientos, los pilares y para el sistema de alcantarillado. Allí donde aparecía al descubierto, se intentaba disimularlo. Así, cuando era empleado para cubrir los cimientos, por ejemplo, se le hacía parecer piedra natural.
Alrededor de 1900, los primeros conservacionistas, preocupados por preservar la mayor parte posible del paisaje natural suizo, compartieron su preocupación por la “capa muerta de hormigón” de los muros de contención en los Alpes. Recomendaban raspar el hormigón para que la piedra natural que contiene fuera visible. El hormigón debía tener el aspecto de un conglomerado natural o de una roca comprimida.
Los puentes de hormigón de Maillart
Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, cada vez hubo más voces que supieron encontrar cualidades estéticas en el hormigón como material reconocible. En 1947 el Museo de Arte Moderno de Nueva York dedicó una retrospectiva al ingeniero Robert Maillart. En el comunicado de prensa, el museo precisaba que los puentes de hormigón de Maillart saltaban los ríos y abismos con la elegancia que lo hacen los galgos. Solo la estupidez podría explicar el hecho de que las obras de este genio hayan sido relegadas a valles remotos, dijeron los curadores. Se burlaron del puente Stauffacher de Zúrich ya que el núcleo de hormigón construido por Maillart fue estropeado al cubrirlo con granito y arenisca. Fueron precisamente los funcionarios poco visionarios los que ocultaron al mundo lo que pone a Maillart al nivel de escultores como Brancusi.
Hormigón puro ‘a la Corbusier’
No obstante, el modelo predominante en el uso del hormigón en la posguerra pasa a ser el que impuso el arquitecto Le Corbusier, que lo presenta sin pulir, directamente como béton brut (hormigón puro). Lo que hoy se suele llamar artquitectura brutalista reúne experimentos muy diferentes y variados con el hormigón.
U no de los edificios más llamativos es la iglesia de St Nicolas, del escultor y arquitecto Walter Maria Förderer, en Hérémence, construida entre 1967 y 1971. El edificio invita a cambios radicales y aperturas en el juego de orieles (ventanas salientes), como en muchos edificios eclesiásticos brutalistas de la época. A pocos kilómetros de la presa de la Grande Dixence, Förderer basó su diseño en la imagen de una roca caída en el valle. Aquí, el hormigón se convierte en una segunda corteza terrestre, en una nueva naturaleza; la arquitectura se ve como parte del paisaje en el que la frontera entre naturaleza y artificialidad queda difuminada.
En Brasil, el arquitecto y diseñador Oscar Niemeyer tiene varias obras en su haber. Y fue muy apoyado por Le Corbusier, naturalmente.
Seguidor y gran promotor de las teorías arquitectónicas y de diseño del renombrado suizo nacionalizado francés Le Corbusier, Niemeyer es considerado uno de los personajes más influyentes de la arquitectura moderna internacional. Y se destaca como pionero en la exploración de las posibilidades constructivas y plásticas del hormigón armado.
En 1956 Niemeyer es invitado por el presidente de Brasil a trabajar junto a Lucio Costa en el proyecto de Brasilia como nueva capital: Niemeyer elaborará los edificios y Costa toda la parte urbanística. Así, Niemeyer diseñará muchos edificios de todo tipo, como el Congreso Nacional o la Catedral de Brasilia.
En su última etapa de vida, Niemeyer demostró lo mejor de sí. Un museo considerado una maravilla mundial. Y está en su ciudad natal, Rio de Janeiro.
Museo de Arte Contemporáneo Niterói, mejor conocido como MAC Niterói fue inaugurado en 1996, situado en la ciudad de Niterói, Río de Janeiro, Brasil símbolo de la ciudad; la forma futurista fue diseñada por el arquitecto Oscar Niemeyer, se ha convertido en un hito de la arquitectura moderna mundial, siendo considerada una de las siete maravillas del Mundo en museos.
El influyente grupo de arquitectos Atelier 5 de Berna utilizaba el hormigón de forma sobria, ya que su miembros estaban comprometidos con el concepto de construcción con rugosidad e imperfecciones superficiales. El arquitecto del Atelier 5, Jacques Blumer, describió el hormigón como un material que “facilita tanto la simplicidad en la expresión como la simplicidad en el detalle”.
Esa creencia en la simplicidad se convirtió en su programa. El Atelier 5 estaba organizado de forma cooperativa, sin maestros ni arquitectos estrella, y su objetivo era construir viviendas para los trabajadores. Aunque los edificios acabaron siendo habitados mayoritariamente por la clase media culta, los arquitectos consiguieron crear proyectos de viviendas de alta densidad que eran extremadamente habitables, más parecidos a las ciudades medievales que a los amplios espacios abiertos de la modernidad.
Sin embargo, su planificación paisajística no habría sido posible sin el hormigón. La urbanización Halen, en Berna, incluye un amplio aparcamiento subterráneo; solo se podía llegar a la ciudad en coche.
A los proyectos de infraestructuras energéticas les siguió en los años 60 la ampliación de la red de autopistas, que consumió enormes cantidades de hormigón. Fue aquí donde la arquitectura de hormigón suiza se mostró quizás más orgullosa del progreso al que contribuyó, por ejemplo, con el diseño de Rino Tami en las entradas del túnel de San Gotardo en los años 60.
De búnkeres a las prefabricadas
El hormigón no tiene un lugar político claramente definido en los albores de la modernidad. Incluso el pabellón del ejército en la Exposición Nacional de Suiza de 1964 recordaba la monumentalidad de los edificios brutalistas. Representaba un erizo defensivo con 141 picos de hormigón de 3,5 toneladas cada uno. No obstante, en ese pabellón la expresividad de la experimentación arquitectónica se combinó con una actitud fundamentalmente conservadora.
Según el historiador Adrien Forty, en el hormigón se encontraba tanto la promesa de un futuro mejor como el miedo a la destrucción total. El hormigón desnudo puede asociarse a la arquitectura progresista tanto como a las paredes desnudas de los búnkeres que se construyeron bajo tierra en todas partes durante la Guerra Fría para proteger a los suizos y suizas de las bombas nucleares rusas.
A pesar del equipamiento y de la competencia de sistemas, tanto en el Este como en el Oeste, el hormigón se utilizó en masa para satisfacer la escasez de viviendas de la posguerra lo más rápido posible. Los grises edificios prefabricados del Este, despreciados en Occidente, no eran tan diferentes del propio Occidente; sus métodos de construcción eran muy parecidos. Los elementos prefabricados se producían en masa y luego se utilizaban para formar viviendas de bajo coste, o al menos rentables para los inversores. Eso dio lugar a un tercer gran impulso en el consumo de hormigón en Suiza. En la parte central de Suiza, este tipo de urbanizaciones se incrementó notablemente en la posguerra. Se construían rápidamente, a veces teniendo más en cuenta el rendimiento que la belleza.
A principios de los años setenta, la bonanza económica y la fe en el progreso se derrumbaron. El ‘Club de Roma’ predijo los límites del crecimiento, y la crisis del petróleo de 1973 demostró que la depresión económica y cultural iban de la mano.
La rápida construcción de aquel entonces fue calificada de “contaminación ambiental”, según el título de un libro del arquitecto Rolf Keller, y el hecho de vivir en grandes urbanizaciones fue calificada de estado inaceptable. La arquitectura bella, según un miembro destacado de la Asociación de Arquitectos Suizos, se había vuelto tan rara que era como “buscar una aguja en un pajar”. El hormigón, según el arquitecto, se había convertido en el epítome de una idea equivocada de progreso. No es casualidad que en 1977 la industria del hormigón empezara a coronar los edificios más bonitos de Suiza, para compensar la mala reputación.
En los años 70, el ‘hormigonado’ del campo aparece también en los manifiestos de varios partidos, muy pronto también en el de Acción Nacional, que justificaba sus iniciativas contra la ‘alienación de Suiza’ no solo con eslóganes racistas sino también con la protección del medio ambiente. La inmigración llevaba cada vez a más gente a una mayor expansión urbana, y esta al hormigón.
En 2020 la UDC sigue haciendo campaña contra la Zubetonierung de Suiza, lamentablemente con una imagen del monumento a la Shoa de Daniel Liebeskind en Berlín.
Sí, su aplicación lleva un amplio abanico de rubros, que se pueden enumerar.
Edificios
Todo edificio se compone de vigas, columnas, paredes, pisos y techos. El hormigón armado es ideal para la construcción de pisos, losas de techo, columnas y vigas en estructuras residenciales y comerciales. Los suelos de rejilla de hormigón armado que comprenden vigas y losas se utilizan para cubrir grandes áreas. El hormigón armado es un material rentable, duradero, ignífugo y confiable, lo que lo hace idóneo para su aplicación en edificios. Asimismo, con el hormigón armado se puede conseguir cualquier efecto arquitectónico que se desee.
Los edificios de hormigón armado de varios pisos se adoptan habitualmente para complejos residenciales y de oficinas. Para pisos de alta resistencia en fábricas, el hormigón armado también es ideal debido a su resistencia al desgaste y durabilidad.
Puentes
La tendencia actual es adoptar hormigón armado para puentes pequeños, medianos y grandes, lo que resulta en estructuras estéticamente superiores y económicas en comparación con los puentes de acero. Debido al desarrollo del hormigón reforzado, las propiedades deseadas del hormigón, como la resistencia y durabilidad del hormigón, se pueden lograr para cualquier tipo de construcción.
Carreteras
El hormigón armado se utiliza en la construcción de carreteras que están diseñadas para transportar tráfico pesado. Las pistas de aterrizaje y las gradas para hidroaviones son ejemplos de carreteras de alta resistencia en las que se utiliza este material.
Estructuras flotantes
El hormigón armado también puede ser utilizado para estructuras flotantes. Los cajones de hormigón armado y los muelles flotantes son algunos ejemplos.
Cimentaciones
El hormigón armado se utiliza en la construcción de casi todos los tipos de cimentaciones. Los pilotes de hormigón armado, tanto prefabricados como colocados in situ, se han utilizado para cimentaciones de estructuras de diferentes tipos como puentes y edificios.
Estructuras marinas
El hormigón armado también se utiliza en la construcción de estructuras marinas como muelles, muros de muelles, torres de vigilancia y faros en zonas costeras donde la corrosión es inminente. Esto se debe a que existen determinados tipos de hormigón que pueden resistir un entorno de estas características.
Tuberías y conductos
Se han construido tuberías y conductos de hormigón armado y dichas tuberías se utilizan en varias aplicaciones, como, por ejemplo, en la construcción de sistemas de alcantarillado.
Obras prefabricadas
El hormigón prefabricado es la línea de desarrollo del hormigón armado cuya aplicación ha aumentado considerablemente en los últimos años. El hormigón prefabricado se utiliza para construir diferentes tipos de estructuras y varios elementos estructurales y porciones de estructuras. Ejemplos de hormigón prefabricado son columnas, vigas, losas, tuberías, farolas, pozos de inspección, postes de cercas, sumideros, etc.
Otros
El uso típico de hormigón armado en estructuras de contención incluye estribos para puentes y muros de contención para terraplenes de tierra. El hormigón armado es ideal para estructuras de retención de agua como tanques terrestres y aéreos y estructuras hidráulicas como presas de gravedad y de arco. El material es ampliamente utilizado para la construcción de grandes cúpulas para tanques de agua y estadios deportivos y salas de conferencias. Asimismo, los postes de hormigón armado casi han reemplazado a los postes de acero para las transmisiones de potencia.
Por lo tanto, para estructuras que requieren una alta resistencia a la tracción, el hormigón armado es la mejor opción, ya que posee refuerzos metálicos. Además, debido a sus características tiene una larga vida útil, aunque para un rendimiento efectivo se deben realizar inspecciones estructurales para determinar cuáles son las intervenciones de mantenimiento específicas.
El debate sobre el hormigón ya no es sobre la estética, sino sobre el impacto medioambiental de su uso. El proceso de producción del hormigón consume demasiada energía y genera enormes emisiones de CO2.
También en este aspecto, el hormigón es un material clásico del siglo pasado.