Después de dos años, la comunidad educativa del Colegio Roque González se volvió a reunir en la tradicional bicicleteada solidaria.
Un evento que cumplió su edición número 22 y que por los resultados, demostró que fue muy extrañado por las familias que integran esta populosa escuela de Posadas.
Estiman que participaron unos 3 mil ciclistas, entre alumnos, docentes y padres que partieron el sábado desde las 14 horas del centro para llegar a las 15.15hs aproximadamente a la quinta ubicada en el Barrio Fátima. La fila era de casi un kilómetro. Fueron por Acceso Sur donde habían distintas postas con agua y dulces para recobrar fuerzas.
Los más chiquitos esperaban con sus bicis y triciclos unos 200 metros antes de la entrada. Con aplausos y vítores recibieron a los que se animaron a hacer todo el recorrido para unirse en el último tramo. En primer lugar lideraba una imagen del Santo que lleva el nombre del Colegio. Y en ese momento en que se unieron los que hicieron el recorrido completo con los que se sumaron a último momento es donde aparecieron las anécdotas más simpáticas. Muchos de los más chiquitos, hacían unos pocos metros y ya se cansaban de pedalear, entonces la postal era el padre llevando en el hombro el triciclo y al pibe de la mano, o la mamá empujando la bici con rueditas mientras la nena iba a lado de la mano.
Ya en el ingreso a la quinta, fueron recibidos por la banda de música del Servicio Penitenciario. Todo era una fiesta. En el predio animaban los docentes, había venta de alimentos por parte de los alumnos que integran la estudiantina así como los camiones food trucks con venta de helados, panchos, papas fritas y hamburguesas. También se instaló una carpa del IPS que ofrecía vacunación contra la Gripe y el Covid.
Lo bueno de este evento es el fin solidario, ya que cada alumno con la inscripción debía donar un alimento no perecedero. Todo lo recaudado aún está expuesto en el colegio que en la semana hará los repartos correspondientes.
Pero el otro punto a destacar, es que se trató de una fiesta para la familia. No se limitó a una actividad escolar sino que reunió a padres y hermanos quienes se acercaron con sus silletas, pelotas, mates, tererés, y muchas ganas de divertirse. Los deportes no podían faltan, haciendo uso de las canchas de basquet y futbol, así como la diversión para los más chicos porque había tres castillos inflables en el predio.
Y el punto culminante fueron los sorteos de las bicicletas: 7 en total, producto de donaciones de distintas entidades como el IPLyC, aseguradores, el Presidente del Concejo Deliberante Horacio Martínez, entre otros.
La Pandemia redujo durante más de un año al mundo en sus hogares y lamentablemente este tipo de actividades multitudinarias fueron las primeras en suspenderse y las últimas en reactivarse. Se nota que la gente las extrañó y mucho. Hoy, ya con unas dos millones de dosis aplicadas en la población misionera, la familia del Roque volvió a reencontrarse en una verdadera fiesta, reafirmando la importancia de la escuela como impulsora de valores.