Civita di Bagnoregio está en Lazio, cercanías de Roma. Es una ciudad construida hace 2500 años por etruscos y entre guerras y terremotos se fue quedando abandonado. Además como está (bellamente) edificado sobre una roca no firme, se va erosionando y perdiendo partes que caen al vacío.
Lo llaman “il paese che muore”, la ciudad que muere. Pero lo cierto es que, a pesar de la erosión, derrumbes, terremotos y otros desastres naturales que ha sufrido, la gente de Civita resiste. Claro, apenas residen en forma permanente una docena; mientras los gatos (grandes sensores de los movimientos telúricos) se enseñorean y son muchos más.
Civita di Bagnoregio se encuentra en Viterbo, Lacio, no muy lejos del lago Bolsena, y se apoda “Paese che muore“, la ciudad que muere. Fue construida hace unos 2500 años por los etruscos sobre una meseta de arcilla blanda, con una sola entrada y salida a través de un hermoso y enorme arco de piedra. Como resultado de los desastres naturales y el declive con el paso de los años, las laderas de la meseta se erosionaron, llevando consigo parte de la arquitectura histórica de la ciudad.
Hasta hace una década, su destino de abandono parecía marcado.
Pero lo que unos veían como un defecto otro lo vio como una potencialidad.
Francesco Bigiotti es el gestor de la resurrección de Civita, de la que ahora pasan cientos de miles de personas cada año. Exalcalde de Civita di Bagnoregio y ahora presidente de Casa Civita -entidad público-privada que busca seguir revitalizando un área que representa un verdadero patrimonio cultural y artístico-,
¿Resultado? Construyeron un hermoso puente de acceso: vehículos pequeños y caminantes acceden a las bellas construcciones y están por unas horas en un paisaje a 400 metros de altura. En verano, Bagnoregio rebosa y eso que los visitantes deben pagar para ir.
Bigiotti se dio cuenta de que para evitar el declive de la ciudad, que fue fuente de inspiración para escritores, poetas y artistas, había que actuar. Gracias a un incisivo marketing basado en relaciones públicas, acuerdos con empresas de publicidad y cine y eventos culturales, no solo generó fondos para poder realizar las urgentes obras de ingeniería para mantener en pie “la rocca” y evitar nuevos derrumbes, sino también poner a Civita – un tesoro que muy pocos conocían hace unos 30 años – en el centro de atención del mundo.
En medio de las dificultades económicas, Bigiotti en junio de 2013 tuvo la intuición de poner una entrada a Civita, que inicialmente costaba sólo 1,5 euro.
Hoy en día, menos de 100 personas viven en la ciudad durante el verano, y se la puede visitar por sólo 5 euros, y es un excelente plan alternativo para hacer en Italia.
Lo sorprendente y triste es que, de acuerdo con estudios geológicos, Civita di Bagnoregio ha disminuido unos 25 centímetros en los últimos 100 años.
Además, la erosión que sufren las paredes hace que se disminuyan los borden aproximadamente 7 centímetros al año. Esto significa que poco a poco, los palacios y edificaciones del pequeño pueblo se irán desmoronando hasta desaparecer.
A lo largo de los años, la gente del pueblo se trasladó gradualmente a vivir en el asentamiento de Bagnoregio en la llanura, dejando el pueblo de Civita en la colina prácticamente como un pueblo fantasma. En la actualidad, la población permanente de Civita es de alrededor de 7 personas en invierno, que aumenta a alrededor de 100 en verano. El camino de burros que en su día condujo al pueblo también ha quedado desgastado, y la única forma de llegar hasta allí es a través de una moderna pasarela que se ha instalado allí.
Gracias al billete -que hoy cuesta 5 euros (aunque los menores de 6 años no pagan)- sus 3700 habitantes ya no pagan impuestos y el desempleo es inexistente.
Arriba, en la montaña, además hay una serie de servicios de trattorias, fondas y cafés para probar tentempiés y degustar junto con los vinos y lemoncellos y la vista de un paisaje único.
Algunos de los puntos imperdibles son la Puerta de Santa María, la plaza principal con la iglesia románica de San Donato, edificios renacentistas de los Colesanti, Bocca y de los Alemanni, la capilla de la Virgen del Carcere o la iglesia de Santa Bonaventura.
Un video turístico muestra algunos atractivos de Civitas