Un paseo imperdible por la capital misionera. Historia, lugares únicos, construcciones nuevas y otras antiguas, aprendizaje constante, A través de un recorrido por los lugares más distinguidos en cuanto a cultura e historia de Posadas, el City Tour La Jangada ofrece a turistas y lugareños una gran experiencia para conocer la ciudad con alegría, diversión y entretenimientos
A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en el antiguo puerto de Posadas llegaban las jangadas, una especie de balsa formada por unos troncos de madera ligera, con una vela triangular y cuyo timón se manejaba calándolo más o menos en el agua.
En conmemoración a este medio de transporte que marcó una época, hoy por la ciudad recorre un colectivo con el nombre “La Jangada” y lleva a los turistas y ciudadanos por los puntos más emblemáticos de Posadas, con el fin de recordar la historia que hace parte de la tierra colorada.
Cuando se escucha hablar de un paseo así, probablemente quienes conocen la ciudad pensarán que se trata de algo aburrido o pichado, como diría el misionero. Sin embargo, este colectivo no es cualquiera y la perspectiva que ofrece es inigualable.
Esto quedó demostrado el viernes por la tarde, cuando PM se acercó a la Plaza 9 de Julio para experimentar el City Tour “La Jangada”. El encuentro estaba previsto para las 16:00, como cada fin de semana o feriado que sale el tour, pero media hora antes ya había gente haciendo la fila y estaba Ornella, la guía de turismo, quien organizaba a los que llegaban.
Mucha risa y fotos corrían en el grupo que se agrandaba de a poco. Parejas, familias, algunos solos; bebés, chicos, grandes y abuelos. Había gente de todo tipo y de varios lugares: algunos turistas que venían de Buenos Aires, Chaco, Formosa y Chubut, hasta posadeños. También concurrieron turistas de la provincia y una familia que venía de Brasil. En fin, en total eran 42 personas que se embarcaron en La Jangada con ruedas y vista panorámica, que llegó puntual al lugar.
Entre mates y charlas indistintas, cada uno tomó su lugar. La tarde estaba fresca, después de la lluvia del jueves descendió la temperatura y se sentía cada vez más el frío a medida que bajaba el sol. Como el domingo anterior (24 de julio) se cumplió un año desde la puesta en funcionamiento del tour, anunciaron que había sorteo de premios para el final del recorrido, lo que ya levantó un poco más la ansiedad de los pasajeros.
Antes de arrancar, recomendaciones y sugerencias:
-Abrocharse el cinturón para tener un viaje seguro.
-¡Cuidado con las ramas! porque el colectivo no tiene ventanas.
-La primera parada para ir al baño es en una hora aproximadamente.
-Si está fresco, pónganse las camperas, porque al no tener ventanas hay mucho viento y el frío no te permite disfrutar al 100% el recorrido.
Finalmente, una vez que el colectivo se puso en marcha, Ornella tomó la palabra y fue la que le puso onda al viaje, contó la historia de cada punto en el que paraba el colectivo a un estilo bien misionero, algo que hizo único al paseo.
Primera parada: Parque Paraguayo. Hay muchas cosas que pueden observarse en este lugar, como el edificio de la Legislatura, el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez y una espléndida vista al Paraná, que en la época antigua era la única ventana hacia el río, donde estaba la bajada vieja al puerto.
Además, en este lugar se encuentra un monumento interesante que pocos saben por qué está ahí y cuál es su historia. Se trata de un monolito que en su momento fue otorgado por el Paraguay como regalo y está hecho con una material que sólo se consigue en algunas partes de Misiones, y que también explica el nombre del parque. Hace cien años, un tornado arrasó la capital de Itapúa y apenas pasado “el temblor” (decía Soda Stéreo) los posadeños se animaron a cruzar el río para ayudar a los encarnacenos que asomaban sus cabezas entre los escombros. En agradecimiento, años después, llegó el monolito.
En fin, la observación fue rápida, acompañada por la explicación de la guía de turismo. Al girar por la calle que rodea la plaza, los colores y dibujos de las paredes del Museo Regional Aníbal Cambas llaman la atención de los visitantes, quienes inmediatamente se apresuran para sacar fotos. Y cómo no, esos murales cautivan hasta a los posadeños que los ven día a día, por su inmensidad y calidad, y por los rasgos de historia que guardan.
Así continuó La Jangada, de vuelta hacia el centro de Posadas. Encaró la calle Junín, una de las principales para el transporte urbano en la ciudad, donde se encuentra la parada sustentable -o más conocida como Estación Junín- que es la primera en el país y es un ícono para lo que es la provincia: capital de la biodiversidad.
Aunque sólo fue una pasada, también se pudo observar la segunda plaza más importante de la ciudad, la San Martín. De ahí, el bus se fue derechito hasta la avenida Mitre, una de las cuatro que rodea el microcentro posadeño. Acompañados por la simpática Ornella, las personas no dejaban de reír y disfrutar el viaje y, pese a que la mayoría eran de Posadas, se notaba el disfrute en cada chiste, comentario, fotos, mates y demás.
Mientras el bus se dirigía por la Mitre hasta la costanera, cuanto más cerca del río, el viento empezaba a ser más frío. Pobres de los que no llevaron abrigo y se confiaron en el radiante sol de ese día, sólo les quedaba cruzar los brazos y seguir disfrutando la vista. Lo curioso fue notar que los porteños y sureños andaban con short y remerita, así como si nada; quizás están acostumbrados a un frío más intenso.
Llegó La Jangada hasta la costa y lo primero que hicieron todos fue sacar los móviles para fotografiar al Paraná que brillaba con el reflejo del sol. Otro aire corre por la costa, más puro y tranquilizador, sentir cómo recorre por los pulmones cuando ingresa es algo de otro nivel, inexplicable con palabras.
Primera parada oficial: la cascada artificial de Posadas. Aunque no estaba prendida en ese momento, porque la prenden cada media hora, igualmente se pudo gozar del paisaje y del calor del solcito que estaba a pleno en ese momento. La mayoría de la gurisada aprovechó para ir al baño, las familias compraron unos bollos para comer, otros caminaron unos metros hasta las letras corpóreas que escriben el nombre de la ciudad para sacarse fotos.
Y así, en esos 10 minutos, se aprovechó la volada para charlar con uno de los pasajeros que viajaba solo. Alberto, que venía de Esquel -ciudad de Chubut-, estaba desde el lunes 25 de julio en Posadas y había recorrido el Jardín Botánico Alberto Roth, la reserva del arroyo Itá, la costanera y el centro. “Muy lindo, me gusta mucho principalmente por la temperatura que tienen acá, que para mí es de verano”, comentó. Ahora se encontraba embarcado en La Jangada para terminar de conocer los puntos principales de la ciudad, a la que describió como “muy linda” y agregó “no pensé que era tan grande”.
Alberto contó que ya había visitado Misiones, las Cataratas del Iguazú y otros puntos de la provincia, pero siempre con agencias turísticas, por lo que ahora decidió venir por su cuenta. Luego de conocer la capital, aseguró que continuará con otros municipios, como Apóstoles y Oberá, además manifestó su deseo de conocer las yerbateras misioneras.
Terminada la pequeña charla con el turista chubutense, todos de vuelta al colectivo para seguir la segunda mitad del tour por la city posadeña. De vuelta por la avenida Costanera, La Jangada giró en sentido contrario, rumbo al cuarto tramo de la costa.
De pasada, se pudo observar el muro largo que está cerca del puente San Roque González que une Paraguay y Argentina. Según la guía de turismo, es un monumento a la hermandad con el país vecino; no obstante, los historiadores regionales no estarían de acuerdo con tal mención. Sin embargo, allí pueden apreciarse murales de todo tipo, incluído el hecho a lápiz que marcó un récord Guinness.
En fin, recorrer gran parte de la costanera con una vista panorámica resultó ser uno de los mejores momentos para el grupo, quienes no dejaban de apreciar la belleza del Paraná, lo lapachos florecidos que le daban color a la ciudad, el sol que iluminaba el río y el viento frío que acondicionó el ambiente para los mates.
Después de transitar unos minutos, se podía avistar al gran Andresito Guacurarí. Esa fue la segunda parada donde todos bajaron para escuchar la historia contada por Ornella, la guía. Luego se tomó la foto grupal y también cada uno aprovechó para sacarse la suya, antes de subir de nuevo al bus para terminar la parte más linda del recorrido.
Tercera y última parada: balneario El Brete. Momento de aprovechar para ir al baño, renovar el mate, comprar algo para comer, sacarse las últimas fotos y volver a La Jangada para concluir el viaje.
A lo lejos, en el anfiteatro del lugar se observaba gran movimiento de gente por el evento de concurso de bandas “Mate Rock” que iniciaba a las 18:00 de ese día. Algunos de los turistas decidieron quedarse en el lugar, ya que faltaban minutos para que comience.
El atardecer se veía espléndido en ese lugar y, mientras el sol se escondía, el bus turístico arrancó y se dirigió de vuelta al punto de encuentro en el centro posadeño para dar por finalizado el recorrido. En el camino de vuelta, comenzó el sorteo de remeras, gorras y yerba, para festejar junto a los pasajeros el primer aniversario de recorridos. Risas y carcajadas, aplausos y chistes, varios ganadores y otros con poca suerte o yetudos, como se dice en Misiones.
Finalmente, La Jangada llegó a destino final: Plaza 9 de Julio, 18:30. Con frío, pero felices se los veía a todos los que bajaban del bus. De ahí cada uno a su casa u hotel y, más allá del conocimiento básico sobre la cultura e historia posadeña, se llevaron una experiencia única de momentos compartidos, tanto en familia como con el grupo que, aunque eran todos desconocidos, se les contagió esa hermandad que caracteriza al misionero.
Lo mejor de todo es que cada fin de semana y feriado, los que quieran disfrutar y ser parte de una experiencia similar, pueden hacerlo sin gastar y con la familia. Simplemente se debe reservar el lugar al 3764-167538, donde también podrán adquirir información al respecto.