El presidente del Inym, Juan José Szychowski, destacó las virtudes de los yerbales de la región que tuvieron que soportar en el inicio de 2022 uno de los períodos de sequía e incendios más duros de la historia. Sin embargo, con la llegada de las primeras lluvias en el otoño misionera, las plantas reverdecieron y pudieron aportar, generosas, a la producción. Así, al finalizar el año, la disminución no será más de 3% o 4%.
El presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym), Juan José Szychowski, reflexionó acerca del verano pasado y de las duras condiciones climáticas acaecidas. Al estrés hídrico se sumaron los incendios que asolaron la región yerbatera. Sin embargo, una vez llegadas las bendecidas lluvias, los yerbales volvieron a ofrecer -generosos- sus hojas y ramas para la producción.
“El balance del año. Creo que fue un buen año si se piensa en el contexto. Hay que recordar que veníamos con una sequía de largo. Y en el inicio de 2022, se especulaba que solo íbamos a tener una producción de 40/50% de yerba. Pero ya con las primeras lluvias de abril y mayo, las plantas comenzaron a recuperarse muy rápidamente”, puntualizó.
En ese punto, Szychowski -que también es yerbatero- resaltó. “Esa es un poco la razón de por qué la eligieron nuestros abuelos, por qué la plantaron. Es una especie que resiste y sobrevive y sale adelante”.
Para llegar a una conclusión halagüeña: “Y hoy a fin de año, podemos decir que vamos a dejar en niveles similares de producción a los del año pasado. Y -otra vez- destacar la gran recuperación que tuvo la planta a partir de todo lo que sufrió por la sequía”, acotó el dirigente en un encuentro con periodistas del agro de toda la provincia realizado en Posadas.
“No creo que el balance dé una disminución que no superará -casi con seguridad- el 3 o el 4 por ciento, lo que en términos relativos, sabemos que es muy poco, más si se piensa en cómo estábamos al inicio del año”.
Asimismo, reiteró el compromiso del INYM con todo el sector yerbatero, para poner énfasisen los pequeños productores (a los que se llegó con la cobertura de salud lanzada para los que posean hasta cinco hectáreas y/o produzcan hasta 25 mil kilos de yerba al año) y los tareferos y, al mismo tiempo, recordó el esfuerzo realizado por los pioneros que sentaron las bases de la actividad.
El funcionario puso de relieve que las banderas innegociables del INYM son el logro de precios justos para todos, que el pequeño productor se quede en su chacra y que la dignidad de los productores siempre va adelante.
En ese punto, recordó que en el comienzo, la yerba mate venía de otros países: era una simple moneda de cambio. Nación vendía trigo y a cambio aceptaba yerba mate. Y los productores de esta región… a chuparse el dedo. “Debemos recordar las grandes luchas de nuestra gente. La yerba venía de otros países e iba a los molinos que estaban en Buenos Aires. Esto dio origen a distintas asociaciones, como el Centro Agrario Yerbatero Argentino (CAYA), del que soy parte, y la Asociación Rural Yerbatera Argentina (ARYA), pioneras en la lucha contra los grandes intereses que en ese momento permitían el ingreso de materia prima de países vecinos”.
Al final y a modo de resumen, enumeró: “Pasamos de $46 a 70 pesos el kilo de hoja verde, casi un 80% de aumento; y la canchada, a 266 pesos; pusimos en marcha un sistema de salud destinado a los 4500 productores más chicos y un área de Calidad para conquistar nuevos mercados y seguir creciendo”.
En la ocasión, además, Szychowski no dejó de destacar el trabajo de unos jóvenes emprendedores del ITEC 1 de la zona A4 de Posadas que se especializaron en gastronomía.
Los recién egresados del terciario crearon su emprendimiento llamado Pioneros y habían agasajado al titular del Inym con un postre a base de yerba mate llamado crema Brulée, una verdadera exquisitez que se compartió con los periodistas presentes en el evento.