La azafata obereña Betiana Zaine tuvo su momento de gloria al integrar el personal de cabina de Aerolíneas Argentinas en el vuelo que trajo a los ganadores de la copa mundial de Qatar. Las anécdotas que cuenta y la forma en que los jugadores no se privaron del fernet con cola (algo que AA no ofrece a sus pasajeros)
“Estábamos en nuestra posición, pasó Lautaro Martínez con la Copa y justo lo tenía enfrente, me preguntó: ¿La querés tener un rato?’ Y yo: ‘Guauu, cómo no (risas)’. ‘Bueno agarrala fuerte porque es pesada’, la tomé, le di un beso y él mismo me sacó la foto que es la que compartí en cuanto aterrizamos”.
Y sí, son seis kilos de oro macizo y malaquita comprimidos en esa imagen tallada de dos hombres (la unión) que alzan el mundo. El mundo con forma de pelota, como solía cantar La Mosca.
Se hizo famosa. Y no es para menos. Es Betiana Zaine. La llaman de todos lados. Estos días, la misionera más conocida. Y con alguien muy conocido en la familia.
Es la sobrina de la desaparecida dirigente del gremio docente Marilú Leverberg. De ahí, que cuando la nombraban solo con su primer apellido, no apareciera la conexión. Ella misma se identifica como Betiana Zaine Leverberg. Y -como su tía- es de Oberá. Desde los 29 años está en Aerolíneas Argentinas desde hace doce años. Pero ahora todo es de ella y no olvida a la hermana de su madre.
Ya estaban todos distendidos. Habían partido de Roma y la seriedad se mantenía. Pero uno de los que más insistía era Lautaro. “Queremos fernet con cola”, pedían a coro todos.
“Pero no ofrecemos eso al pasaje”, aclaró Betiana.
“No hay problemas. ¿Ustedes tienen lo segundo? ¡Nosotros trajimos el fernet!”
Y ahí sí, de la distensión se pasó a la alegría. Nadie durmió en esas trece horas desde Fiumicino hasta Ezeiza.
Y ella lo vuelve a contar a otro medio de Misiones. Casi la misma versión. Agrega cosas. Recuerda nuevas.
“Justo pasó al lado mío Lautaro Martínez con la Copa, vio la expresión en mi rostro y me dijo: ¿La querés sostener?´ Y sin que le haya respondido, me la dio y me dijo: Agarrala fuerte porque pesa´. La tomé, la abracé, le di un beso, me tomé fotos y se la devolví. Todo mi cuerpo temblaba de emoción”.
Betiana Zaine Levergerg fue una de los trece tripulantes del Boeing Airbus 330-200 de la línea aérea de bandera que transportó a los campeones del mundo del fútbol hacia Buenos Aires. Con sus 41 años y 12 en la empresa sabe que esta ha sido y será la mayor aventura emocionante de su vida.
“Fue un impacto ver a los campeones, cuando entré al avión la verdad es que quería abrazarlos a todos. Pero teníamos que mantener la calma, el profesionalismo, como para que ellos no se sintieran invadidos. Así que ni bien entré, los saludé, me tocó una posición próxima al (arquero) Dibu (Martínez) y luego, a media que pasaban las horas de vuelo, nos fuimos relajando, lo que nos permitió entrar en charla con algunos”.
En el sector business viajaban los dirigentes y en economy, lo hicieron los técnicos en la primera cabina y más atrás los jugadores. No hubo un menú especial, eran pastas o carnes, lo habitual que se ofrece al pasajero. La única diferencia es que siempre se les da a elegir y estos viajeros especiales podían disfrutar de los dos platos.
“Al principio, estaban todos tranquilos. Pero después que despegamos pusieron música. Cantaban acompañados del bombo, pasaba la Copa de jugador en jugador, se sacaron fotos. Nos preguntaron qué bebidas teníamos. Y ahí fue que surgió lo del fernet que ellos mismos habían subido”.
Luego de descender los campeones, Betiana acota un dato que involucra a otro habitante de esta tierra. “Me dio mucha alegría que otro misionero, (Sergio Dinis de El Soberbio) fuera parte del grupo que trasladó en helicóptero a jugadores a hacer el sobrevuelo y retornarlos al predio de AFA en Ezeiza. Permanentemente estoy visitando a los míos en Oberá, así que voy seguido a la tierra colorada”.
Al final, vuelve a su tía. “Como sobrina de Marilú Leverberg, pienso siempre en ella. Hubiera disfrutado muchísimo de este momento. Desde allá arriba estará feliz, cantando con esa sonrisa y fuerza que cargaba, siempre está en mi corazón. Me la imagino subiendo tantas fotos a las redes. Es que muchas veces las teníamos que chequear porque había algunas muy de entrecasa. A veces (salíamos) despeinadas, le pedíamos que no las subiera eran casi un escrache. ´¡Ay, tía, por favor no lo hagas!. No creo que alguien pueda igualar su carácter tan especial, era única”.
En el final, aparece en Facebook un mensaje de su hermano Axel: “Sos una genia!! Orgullo, hermanita Betiana Zaine Leverberg!”