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viernes, noviembre 22, 2024

Elogio al hormigón armado o cómo se construyó el siglo XX

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Mezclar cemento dentro de estructuras de hierro o acero. Se otorga rigidez, firmeza, seguridad, durabilidad y resistencia al fuego. ¿Es feo? Sí, pero esa es una cuestión de los arquitectos y diseñadores. Los ingenieros, en general, están muy conformes con él

El francés Joseph-Louis Lambot después de realizar varias pruebas con mortero y barras de acero y cercos tipo malla de gallinero para construir pequeños depósitos de agua y bebederos, construye y patenta el primer invento realizado en hormigón armado. Y fue derechito a la Exposición Universal de París de 1855. Se trató de un pequeño bote de hormigón armado.

Sin embargo su aplicación -cuándo no- ya fue dada por los romanos, verdaderos adelantados de la ingeniería. Mientras su imperio se expandía, los romanos emplearon el hormigón a gran escala en obras como el Coliseo (en su cimiento y paredes internas) y el Panteón, construidos en los años 80 y 120 d.C. en Roma, o bien en el puente de Alcántara, en Hispania, del 104 al 106 d.C.

Las primeras aplicaciones del hormigón fueron hechas por los romanos en el coliseo

Tras la caída del Imperio Romano, el uso del hormigón decae hasta que, en la segunda mitad del siglo XVIII se vuelve a emplear en Francia y en Inglaterra. 

Queda claro, no?: Es feo, fuerte, resistente, ineludible. Todo el siglo XX se construyó en base a sus estructuras que combinan acero y cemento.

El sitio swiss.info se jacta de ello: Suiza es el ‘país del cemento’. Incluso después de la Segunda Guerra Mundial, Suiza utilizó más hormigón por persona que los demás países europeos, que se encontraban en plena reconstrucción de sus ciudades bombardeadas. Aún hoy, en Suiza se utiliza más de media tonelada de hormigón per cápita al año. El país helvético está casi siempre entre los cinco principales consumidores de hormigón del mundo.

Pero, ¿de qué se está hablando? Le dicen “hormigón armado” o “concreto armado” o también “hormigón reforzado”. En Argentina, la primera expresión es la más escuchada.

Como explican con paciencia los ingenieros y arquitectos que lidian habitualmente con él, “se trata de una combinación de hormigón de cemento tradicional con refuerzo de barras de acero. El resultado es un material con alta resistencia a la compresión y a la tracción, razón por la cual los usos de hormigón armado en la construcción son muy amplios”.

Y tiene varias virtudes más, a saber: “Los componentes del hormigón están ampliamente disponibles en todo el mundo y, del mismo modo, el costo de producción es muy bajo. Asimismo, debido a la naturaleza duradera del hormigón armado, su costo de mantenimiento también es asequible. Por otro lado, las estructuras de hormigón reducen los costos operativos relacionados con el consumo de energía operativa gracias a su durabilidad, resiliencia y bajo mantenimiento”.  

Volviendo a los suizos, el apetito de dicho país por el hormigón es arraigado a diferentes construcciones de infraestructuras, como la enorme presa hidráulica de la Grande Dixence. De 1953 a 1961, alrededor 1500 personas trabajaron allí simultáneamente en la construcción de una presa tan alta como la Torre Eiffel.

Entre ese enorme grupo de trabajadores se encontraba un joven llamado Jean-Luc Godard, que hacía labores de telefonista y que realizó varios cortometrajes dedicados a esa estructura de cemento. La primera película de Godard describía cómo se producía el hormigón por medio de una gigantesca “máquina de hierro y acero” que extraía toneladas y toneladas de piedra de la montaña, las bombeaba a su “corazón metálico” para triturarlas y mezclarlas con cemento.

Gracias al maravilloso canal de YouTube puede accederse a este documental.

Godard pudo venderla a los gestores de la presa, y ciertamente funcionó como película promocional del hormigón. Así surgió el mito: el hormigón es solo roca transformada. La industria local del hormigón sigue hoy día promoviendo ese material de construcción como producto local, tan natural como el queso o la leche o el chocolate.

Hormigonar era un lema político que podía ganarse la simpatía tanto de la izquierda como de la derecha. Para algunos críticos, los edificios construidos con abundancia de hormigón son muestra de un estilo; para otros, ese material sigue siendo el epítome de la fealdad y la frialdad. Es hora de echar un vistazo a ese componente básico de la construcción del siglo XX, capaz de producir visiones y pesadillas a partes iguales.

Fotograma de Opération Béton, una película de Jean Luc Godard en la posguerra

Y surge el hormigón

A mediados del siglo XIX se descubrió que el hormigón, con ayuda del acero, podía adoptar formas estables que durante mucho tiempo habían sido impensables. Ese descubrimiento lo convirtió en el material prototipo de la modernidad después del acero desnudo que dominaba el Gründerzeit. Como material del futuro, el hormigón había superado por fin “completamente la inercia y la imprevisibilidad de los materiales naturales como el mármol, la arenisca y la madera”, informaba el Cement Bulletin en un comunicado de la industria suiza del hormigón en los años veinte.

Más virtudes

En el sitio ingenierosasesores.com detallan por qué el hormigón armado tiene tanta aceptación aún hoy en día.

Es versátil

El hormigón se puede colocar en varias configuraciones de encofrado y se adapta muy bien a la forma, la superficie, la textura y el tamaño deseado en el sitio de construcción. Esto se debe a que el hormigón fresco es fluido y está en estado líquido. Por lo tanto, es más adecuado para requisitos arquitectónicos.

Es durable

Las estructuras de hormigón armado son duraderas si se diseñan y colocan correctamente. El material no se ve afectado por el clima como la lluvia y la nieve, y puede durar muchos años. Debido a la baja permeabilidad, el concreto puede resistir químicos disueltos en agua como sulfatos, cloruros y dióxido de carbono, que pueden causar corrosión en el concreto, sin un deterioro grave. Es por eso que el hormigón armado es ideal para aplicaciones subacuáticas y sumergidas como para estructuras de edificios, tuberías, presas, canales, revestimientos y estructuras frente al mar.

Resiste al fuego

La naturaleza del hormigón no permite que se incendie ni se queme. Puede soportar el calor de 2 a 6 horas, lo que otorga tiempo suficiente para las operaciones de rescate en caso de incendio. Los edificios de hormigón armado son más resistentes al fuego que otros materiales de construcción de uso común como el acero y la madera. Es adecuado para acero ignífugo y se utiliza en aplicaciones de alta temperatura y explosión.

Es ductil

El refuerzo de acero imparte ductilidad a las estructuras de hormigón armado. La ductilidad permite que el concreto muestre signos de deterioro, como agrietamiento y deflexión, si el miembro de concreto reforzado experimenta una sobrecarga. Esto permite a los ingenieros analizar qué medidas son las más adecuadas para prevenir daños en el hormigón.

Tiene resistencia sísmica

Las estructuras de hormigón armado correctamente diseñadas son extremadamente resistentes a los terremotos

Es fácil de construir

En comparación con el uso de acero en la estructura, el hormigón armado no requiere de una mano de obra altamente cualificada para el montaje de la estructura. 

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