La fugaz visita de Alberto Fernández para asistir a la entrega de 597 casas y soluciones habitacionales en Misiones puso al gobierno de Misiones al frente de reclamos concretos. Aunque el mandatario nacional se halla en un momento de dura puja con otro poder del Estado
La fugaz visita del presidente Alberto Fernández (AF) a Posadas tuvo un dejo de cuestiones: ¿para qué vino? ¿Sabía que hay reclamos de aquí para Nación? Formalmente, se explicó: estuvo acompañando a las autoridades provinciales y locales en Posadas en el acto de entrega de viviendas en Itaembé Guazú. Pero, por lo bajo, se sospecha de que el mandatario está más abocado en el inicio de su último año al frente del Ejecutivo a la dura porfía que mantiene con los miembros de otro poder del Estado. Su administración acaba de presentar un pedido de juicio político contra el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los demás miembros del cuerpo. ¿Por qué? Porque el cuerpo le dio la razón a la administración del distrito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), a los efectos, una provincia más, en su reclamo por una quita en la coparticipación. Como ese dinero se sacará de algo que debía ir a las otras administraciones, AF pretende que las gobernaciones (los más cercanos, al menos) acompañen su pedido.
Misiones (y algunas más) dijeron que no les gustaba el fallo, pero no acompañaron la solicitud.
Así que, ¿para qué vino el mandatario nacional un día de intenso calor a Misiones?
Formalmente ya se sabe: La entrega de viviendas.
Pero, AF dijo: “Ayer hablaba con los gobernadores que me visitaron y les dije: ¿saben de lo que me acabo de dar cuenta? Soy el primer Presidente en 40 años de democracia que nació en la Ciudad de Buenos Aires, soy el primer presidente porteño y tengo el orgullo de decir que soy el más federal de los porteños y el más preocupado por el interior de mi patria”, dijo Fernández.
Mensaje subliminal, dirían los seguidores de la semiología.
Estos casi 600 hogares misioneros que recibieron sus casas construidas con un diseño que apunta al ahorro de energía, eficientes desde el punto de vista energético y cuya construcción generó empleo y un gran movimiento económico en el rubro, fueron hechos destacados por el gobernador Oscar Herrera Ahuad y el presidente Fernández. Ambos coincidieron en la importancia de avanzar con desarrollos urbanísticos que contemplen un bajo impacto ambiental y apunten a contrarrestar los problemas habitacionales al tiempo que otorguen igualdad de oportunidades.
“Misiones es una provincia muy importante para todos los argentinos, porque es parte del territorio que más oxígeno brinda al ambiente nacional, por sus bosques y sus plantaciones forestales”, indicó AF y -al pasar- no dejó el momento sin meter su aviso: “porque los misioneros acá, con este calor, con esta zona tropical, bajo este sol hermoso que nos ilumina, tienen exactamente el mismo derecho que un porteño”.
O sea, un Presidente que sólo ve grietas. El problema es que el misionero no ve grietas. Solo desafíos para el trabajo y el progreso.
Y Nación que debería ocuparse de cuestiones macroeconómicas. Que es lo que le corresponde.
Herrera Ahuad insistió en el tema de Zona Franca Aduanera. “Ah, eso deberán arreglar con Sergio”, escapó por la tangente AF. (Sergio es Massa, el ministro de Economía).
Y por la cuestión forestal. “La industria forestal ha crecido durante los dos primeros años (pero ahora) se ha estancado por algunas cuestiones propias de la macro política”, recordó Herrera Ahuad al mandatario nacional que se hacía el que no escuchaba.
Es bien sencillo lo de la macro política: Un productor forestal (exporta productos derivados de la madera) debe comprar insumos y maquinarias con un dólar a 350 pesos, pero cuando exporta por cada dólar que ingresa al país, sólo cobra 170 pesos.
¿Y el resto?, preguntará un ingenuo. “Comió la vaca”, solían decir antes cuando algo no tenía demasiado sentido.
“Las economías regionales, como es el caso de Misiones con la madera, el té, el tabaco, la yerba mate, necesitan un incentivo especial y particular como también lo necesitan las otras economías regionales de las otras provincias”, dijo el Gobernador al ratificar un reclamo que ya se viene realizando en distintos espacios de la gestión nacional.
¿Qué se pide? Nada muy original. Algo parecido al dólar-soja, que implementó Sergio, que es Massa. Esto es, dado el ejemplo anterior, cuando se exportan productos de madera, en vez de cobrar 170 pesos por cada dólar, que ese valor ascienda a 250-300 pesos, por lo menos.
¿Qué dicen los gobernantes del interior? “El gobierno nacional ¿quiere dólares? Bueno, que ayude pagando lo que valen. Así se exportará más y ganaremos todos”.
Sencillo. No interesan esas agrias disputas con otros poderes del Estado. Hay que gobernar. Ayudar a los que trabajan.