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jueves, noviembre 21, 2024

Alejandro Arce, el del arte efímero

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Estudió Ingeniería Mecánica y dejó una carrera en la Comisión Nacional de Energía Atómica para dedicarse a su pasión. Hoy recorre las playas haciendo esculturas efímeras y es habitué de la Bienal del Chaco y del “Mundial” que se realiza en Portugal. “Hago dibujos en la arena que se borran cuando sube la marea…”, reconoce Arce. Las llama esculturas fugaces. Ahora trabaja con arena compactada y la arena permanece más firme

Los que van a las playas en cualquier lugar del mundo se topan con ellas: maravillosas obras hechas en la arena y con arena. Son fugaces. Porque cuando venga el agua se las llevará. Pero aun, si no estuvieran cerca del mar y no les alcanzara la marea, todos saben que su duración no será perpetua como el David de Miguel Angel. En cuanto algún malvado pise encima o el viento y la lluvia hagan su tarea ese trabajo precioso y creativo tiene destino de arena. Puntitos de sílice que se desparraman en un mar de arena.
Pero algunos insisten.
La escultura en arena de Alejandro Arce es arte efímero y él lo sabe.
Acaba de ser presentado en una nota de Télam aunque su fama viene de lejos.

En la Bienal de Arte de Resistecia


No sólo se dedica a esto y al stop-motion sino que trabaja también como coordinador y docente del área de Artes e Inclusión Social, Crítica de Artes, de la Universidad Nacional de las Artes, Argentina.
“Para mí el arte es todo, y es lo que trato de difundir, de compartir. Luego de un recorrido vasto trabajando con la flora en extinción, con los pueblos originarios, conocí la arena y ya llevo más de 70 obras realizadas en ese material”.


Y estuvo en Chaco. “Para mí la Bienal del Chaco siempre fue algo muy lejano, y deseaba mucho estar acá. No me había imaginado nunca estar en este lugar, dentro de este proyecto tan ambicioso”, dijo Arce, quien también se refirió a su técnica: “La técnica que estuve utilizando estos días se llama hardpack y consiste en hacer una piedra de arena, y el secreto es que la arena esté compactada de manera uniforme para que yo pueda hacer un gran tallado y la estructura logre sostenerse, como si yo fuera una impresora 3D humana hasta finalizarla”.

Sobre el artista

Nacido en Bariloche en el año 1965 y actual residente de la Ciudad de Buenos Aires, ha llegado a participar en diferentes eventos tanto locales como internacionales: Festival Internacional de Escultura en Arena de Portugal (Fiesa), Bienal Internacional de Esculturas del Chaco, Distrito de las Artes, barrio de La Boca, Centro Cultural Recoleta, Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Museo de la Patagonia, Circuito del Arte en Mar del Plata, International Triennal of Graphics Art Btiola, Republic of Macedonia, Land Art, Eros-Suiza, entre otros.

Desde chico, en su Patagonia natal, Arce había incursionado en el “land art”, una disciplina artística en la que la obra se entrelaza con el paisaje que la rodea.
Por eso en los parajes sureños que recorrió todavía quedan torres de piedra en equilibrio que él construyó. Pero hace unos 15 años jugando con sus cinco hijos en algún lugar de la costa bonaerense descubrió que la arena era un buen material para esculpir.


“Empecé a experimentar cómo manejarlo y decidí hacer una serie de animales. Siempre me interesó la ecología”, recuerda.
Y luego cuenta que aunque hay gente que solo visita las playas que tienen la mejor arena para esculpir, él se le anima a cualquier clase y se enorgullece de haber hecho sus obras con ceniza volcánica: “Después de la erupción del volcán Puyehue, en 2011, cayó muchísimo el turismo y me contrataron desde Bariloche para promocionarlo para la gente que tenía miedo y fantaseaba con que las cenizas eran tóxicas. Entonces hice esculturas con cenizas volcánicas. Es el peor material que me tocó en la vida. Se chupaba toda el agua y era muy difícil de compactar. Pude hacer varias cosas más chicas”.

“Si son objetos muy grandes construyo cajones de madera y uso un pisón o compactadora, si es más chico, unos aros que fabriqué con tachos de pintura de 20 litros y mis pies o una pala. Voy agregando agua de a poco para que cada centímetro de la arena reciba la misma cantidad de líquido. Cuando está lista, un proceso que puede llevar varios días, lo esculpo con espátulas y otras herramientas que yo mismo fabriqué con desechos”, describe.

Arce reconoce que el suyo es un arte fugaz y que aunque trabaje durante más de 20 días como cuando participó del Festival Internacional de Esculturas de Arena de Portugal, una lluvia o un viento fuerte pueden desmoronar esos seres fantásticos que tanto le costó construir.

Lo que se decía al comienzo: Pueden ser elementos naturales pero a veces la propia maldad al ver la belleza ajena. Viene alguien y lo destruye. Si lo hicieron con La piedad o con obras dentro del Louvre, mirá si no lo van a hacer a una pobre escultura de arena.

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