Un aire de renacimiento parece recorrer las aguas del Paraná. El uso del río como elemento para transportar bienes vuelve a Misiones. Y vale la pena recordar algunos de esos momentos históricos de la provincia cuando el río era casi la única forma de transportar personas y productos
El historiador Aníbal Cambas había descripto cómo el desarrollo de la navegación hizo avanzar a Misiones. No era solo el puerto de Posadas. En cada lugar donde surgía una población junto al río Paraná, también había un atracadero para las naves.
“Candelaria, entonces floreciente Capital de la provincia cristiana, tuvo su puerto sobre el río Paraná; lo mismo que Santa Ana, Loreto, San Ignacio miní y Corpus, y aún el punto del actual emplazamiento de nuestra Ciudad, denominada ya “Rinconada de San José”, había servido según indica todas las inferencias, de puesto de embarque con un buen potrero de piedra, que más tarde aparecería corno la “‘Trinchera'””, de la que aún quedan restos en nuestro perímetro urbano”.
Y todo esto antes de que llegaran las avanzadas de colonización privada: Faltaban Puerto Rico, Montecarlo, Eldorado.
Como dicen los poetas, el río es un camino que anda.
Mientras las rutas iban -lentamente- haciéndose, el río siguió allí listo para servir a los que usaban su cauce para mover mercaderías y personas.
Cuántas personas soñaban con hacer su luna de miel a bordo de esos paquebotes, antecesores de los actuales cruceros.
El puerto de Posadas se inauguró en 1914. Dos años antes, había llegado el ferrocarril hasta la capital misionera. Misiones comenzaba a vincularse con el país.
Tuvo una intensa actividad en sus inicios aunque algunas de ellas marcadas por el flagelo del trabajo esclavo que significó la figura del mensú. Los desgraciados eran conchabados en diversos tugurios de Posadas en cercanías del puerto (ahí, en la Bajada Vieja) y luego llevados al Alto Paraná.
En 1937, el puerto pasó a manos del Estado nacional. También en el lugar funcionó el hidropuerto, donde los hidroaviones podían acuatizar.
Sí, allí donde hoy está la estatua del Papa, en la Costanera de Posadas estaba el Puerto. Los grandes barcos atracados. El olor a aceite y pescado todo en una extraña mixtura. Quien escribe estas líneas, aún recuerda las noches de redacción en El Territorio, donde el Flaco Nieto y el fotógrafo Polica Fonseca terminaban su trabajo en horas tardías, agarraban sus cañas de pescar y se iban al puerto. Sí, en el lugar también se podía pescar.
Constaba de dos muelles (uno alto y uno bajo) ambos construidos en hormigón armado mayoritariamente, y tenía defensas verticales de madera cada cinco metros, y su borde superior se encontraba bajo la protección, en toda su extensión, de un elemento del mismo material.
Lo que pareció el cierre definitivo del puerto (las obras complementarias de Yacyretá y la elevación de cota del río, y por ende, su inundación) terminaron por darle una nueva oportunidad.
La EBY se comprometía a reponer funcionalmente lo que se inundaba. Así surgió el Puerto de Posadas en Nemesio Parma.
Un nuevo comienzo
El lunes 13 de febrero de 2023 pareció constituir en el nuevo puntapie inicial, de aquello que ya no tenía sentido en 1980. Fue cuando el Estado nacional abandonó el puerto de Posadas.
El presidente de la Legislatura y conductor del Frente Renovador se hizo eco de la llegada de la primera barcaza al Puerto de la capital provincial y lo manifestó a través de su cuenta de Twitter.
Este hito, el de un puerto 100% operativo, permitirá que la economía se dinamice mediante el abaratamiento del transporte de la producción y dotará de competitividad a las empresas locales.
Como estaba previsto, el lunes 13 de febrero por la tarde arribaron al Puerto dos barcazas que, empujadas por el remolcador “Carolina”, buscarán productos para luego transportarlos al Puerto de Rosario y de allí al mundo previo paso por el puerto de Montevideo. La firma que hará esta parte final de la logística estará a cargo de una de las más importantes compañías navieras del mundo. La MSC.
Desde la Administración Portuaria confirmaron que estos contenedores transportarán grandes cargamentos de té, madera y pasta celulósica.
“Estamos centrados en el inicio de las operaciones, obviamente tenemos que ir ganando más volumen para que sea más eficiente y rentable para la carga de la provincia”, señaló días atrás en declaraciones periodísticas Ricardo Babiak, presidente del directorio de la Administración Portuaria.
La puesta en marcha del puerto, ubicado en Nemesio Parma en las afueras de la capital provincial, generará desarrollo productivo, más industria y nuevas fuentes de trabajo. La ruta fluvial, ubicada en una de las zonas más importantes del país por su conectividad con Brasil y Paraguay, significará en materia productiva el “equilibrio en la balanza comercial”. Es que las importaciones y exportaciones tendrán un beneficio logístico de menores costos y mayor rapidez, en comparación al burocrático puerto de Buenos Aires.
Desde Posadas hasta el puerto de Rosario en estas barcazas se llevarán productos como pasta celulosa, el principal ítem de exportación en facturación de Misiones, y té en hebras elaborado, que se vende a Inglaterra y Estados Unidos. Las empresas cargadoras son Arauco Argentina y Finlays la tealera que fue comprada por los británicos a la tradicional Casa Fuentes que opera en la región desde los años 50.
También habrá una partida de Pindó SA, una firma del norte de Misiones que se orienta a la producción vertical de la madera y yerba mate.
El recorrido final de las cargas en contenedores quedará a cargo de MSC, una de las empresas de logística más importantes del mundo, que firmó acuerdo con Misiones. Las dos barcazas equivalen a 40 camiones. Resulta fácil evaluar el impacto económico que tendrá esta iniciativa, como también ambiental. Ya que no habrá desgaste de rutas, ni emisión de gases, que suele haber cuando se pone en marcha este tipo de actividad.
Misiones, a través de la puesta en marcha de la actividad portuaria, da el ejemplo en cuanto a lo que debe ser una provincia orientada al turismo y la producción. El Puerto de Posadas se suma así a las obras desarrolladas en las rutas provinciales, que permiten un crecimiento económico homogéneo de sus municipios.
