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domingo, noviembre 24, 2024

Misionerismos, al palo (una revisita)

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Cómo hablan los que viven en esta tierra. De una manera muy original. Con algo tan vivo como lengua, tan dinámico y cambiante, las palabras y las expresiones van cambiando. En Misiones con la influencia del Brasil y Paraguay el lenguaje popular fluye, crece, se reproduce y trae (voto a Darwin y Mendel) nuevas especies.

Hugo Amable fue un docente entrerriano que hace muchas décadas se instaló en el Misiones profundo. Vivió muchos años en Oberá y una de sus obras señeras fue “Las figuras del habla misionera”. Se trata de un verdadero compendio en forma de manual que recomendaría se reedite si no hay, o se baje por pdf y se dé en las escuelas. Ya desde el sexto o séptimo grado de primaria en adelante. Todos los estudiantes pueden enriquecer ese maravilloso trabajo. Y ver cómo el habla diaria está impregnada de expresiones y giros que en otros lados no van.

Y acá estamos para ello.

Si decimos misionerismos al palo, cualquiera va a arrancar con pichado y argel.

Amable explicaba con paciencia infinita el origen de ambos términos.

Pichado” tiene una fácil etimología: viene del “pichá” guaraní que quiere decir triste, abatido. Pero el misionero le cargó otros sentidos al participio (le agregó carga semántica, dirían los especialistas). “Pichado” no es solo alguien que está triste; es uno que se encuentra fastidiado y que es mal perdedor. Y no tiene nada que ver con “pichí” o estar orinado: Si se va a la exactitud del sonido, eso sería ‘pishado‘, pero es otra historia.

“Dale, vení. Ya sabemos que perdiste por goleada el otro día, no seas pichado y vení, dale”.

….

-¿Por qué estás así?
-Estoy pichado porque salí mal en un examen…

Igual, como decía Mario Benedetti “no es lo mismo ser que estar”. Y si se indaga más a fondo, en un caso puede ser un estado (“estoy pichado porque mi guaina me dejó”) y en otros, una condición (“no vamos a invitarlo a jugar al fútbol porque es un pichado que no le gusta perder nunca y se pelea con todos”)

Y el otro clásico misionero es “argel”.

El dibujo de Latree (El Territorio) da una idea de qué se quiere decir

Allí, Amable hacía un hallazgo. Algunos pretendían que podía tener un origen en la gente que salía de las cárceles de aquel ignoto país (¿?). “Nada que ver”, acotaba. “Es de origen brasileño puro. Y la punta se busca por el participio: ar-gelado es el aire helado que te lanzan en la cara. Eso es un argel, una persona sumamente antipática que cuando está con vos te lanza ese tipo de ‘aires’ o de ondas en tu cara.

Inferencia de este autor: no es lo mismo pichado que argel. Algunos confunden y quizá pueda hacerse esta referencia para entenderlos.

Pichado es más emocional y perteneciente a las personas. Argel, no necesariamente.

Alguien que quiso ir a una fiesta y se perdió el colectivo o se le rompió el auto y no pudo asistir es alguien que quedó pichado.

En cambio, si hace diez días que llueve y está nublado, cualquiera puede venir y decir: “Qué tiempo argel, eh”. Y no sirve decir: “Qué tiempo pichado” (a lo sumo, “qué tiempo pichante”).

Con influencia guaraní y portuguesa y algunos menjunjes propios, armamos nuestro vocabulario propio

Y lo que se usaba mucho en mi niñez es “Yaguá”, como expresión de rechazo a una frase dicha antes.

Y, de hecho, yaguá es la raíz de uno de los términos más famosos del mundo: “Jaguar”. Hasta un auto inglés homenajea al felino más grande y poderoso de Sudamérica (los pumas se acomodaron mejor en un deporte de quince jugadores pero en su logo ¡pusieron un yaguareté!).

Con la llegada de los españoles, vinieron los perros y, aparentemente, quedó eso de “fiera o perro auténtico”.

Aunque hay que advertirlo: no todos coinciden. Consultada la Inteligencia Artificial, señaló el bueno del robot que se trataba de un término guaraní que remitía a “verdadera fiera” o algo así. Cuando le advertí que si desarmábamos el término, “yaguá” en guaraní significaba “perro”, me dijo: “Oh, caramba. Tienes razón. Estaba equivocado”.

Y consultada Betty Chávez, una de las que más sabe de lenguaje popular tampoco me pudo dar precisiones al respecto.

Para ponernos de acuerdo (o no)

1) Si tiene un auto viejo y bastante destartalado lo describe como CUELELÉ…! . Veo, no sin sorpresa que “Cué” y “cuelelé” tienen la misma raíz: lo viejo, lo antiguo, lo que fue, lo que ya no es. “Esta es mi escuela cué” (esta es mi ex escuela).

2) No dice: “Es suficiente” o “alcanza con esto”; dice “Ya da, ya”

3)”No tiene mala suerte”… “Es un salado” Lo cantó la Sole porque conoció el término cuando vino al Nordeste. En su canción decía que anduvo pescando en el río Paraná pero que ese día estaba salada y no sacó ningún pescado.

4) “No se emborracha”; queda “caú”

5) Si encuentra a alguien con una boca grande y labios gruesos lo describe como un “yurú palangana” (yurú en guaraní es boca)

6) Si algo está desinflado, (con poco ánimo) dice: “Qué chupo”, o Qué pelota chupa…” (o sea, literal o figurado, va igual)

7) Y si alguien habla de algo que ya fue, que ya no existe, no lo dice así: “Esta es mi ex escuela”… sino que dice: “esta es mi escuela cué”

8) Si vive contra el río Uruguay, no cruza el río en canoa sino en caíco (arriba).

9) Si alguien (en general, un hijo) se comportaba en forma exaltada en público, no se le decía: Quedate tranquilo, quedate piola. Le decían (mientras lo miraban como para traspasarlo): “Tené modo”.

Esta es una parte de los misionerismos al palo. Habrá más. Es promesa, no sean pichados… ya va a llegar.

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