Las memorias de lucha de Eugenio Kasalaba. Los esfuerzos de acercar la chacra a la ciudad. Las mujeres de los colonos que no tuvieron miedo de ponerse al frente y regatear cara a cara con los compradores. Todo pasó en un cuarto de siglo y bien valen los festejos
Fue en Oberá, zona de gente trabajadora y muchas veces rebelde. Que pelea por lo suyo. Aunque quedaban heridas sin cerrar por los años crueles (así los llamó Hipólito Solari Yrigoyen) y desaparecidos que cayeron en las luchas del Movimiento Agrario Misionero (MAM), Eugenio Kasalaba no había cejado en sus empeños.
El agro estaba por el suelo (vaya chiste), o dicho en argentino, en la lona (que es cuando el boxeador recibe uno o varios golpes y termina cayendo. Allí “besa la lona” del piso donde esta el ring de boxeo). Así estaba la agricultura y en general, la actividad productiva del país. Misiones no era la excepción.
Kasalaba, hijo menor de una familia de trece hermanos, vivió toda su vida en Los Helechos allí en las cercanías de Oberá. Nació en la chacra y es valorado como uno de los fundadores del Movimiento Agrario de Misiones (MAM) y que en este 2023 llega a 52 años de trabajo con los pequeños productores.
Las luchas de los años 70 devinieron reclamos en los 90.
El espíritu era el mismo pero la modalidad había cambiado. No se iba a usar más armas que la de la gestión y la buena voluntad para pedir a las autoridades ayudas y cambios.
“Sí, lo habíamos oído hablar que eso funcionaba en Brasil y hacía allá fuimos. Para empezar, viajamos a Santa Rosa (la capital nacional de la soja) 40 productores de Oberá, para tomar el primer contacto con la Feria Regional de Hortigranjeros de Brasil, la cual serviría de ejemplo para armar la iniciativa a nivel local. Así, se comenzó a hablar de la ‘feria franca’ como una opción viable para los colonos misioneros. El 26 de agosto de 1995 comenzó a funcionar la primera feria franca en Oberá y pronto la experiencia se extendería por toda la provincia”.
Tímidamente se lanzaron y los resultados fueron más que impresionantes. Hay que decirlo todo: hubo entidades nacionales como el Inta, el PSA, Cambio Rural, que ayudaron y mucho. Todos pusieron algo para que esto fuera un éxito.
“El primer trámite fue ir a la Municipalidad local donde consiguieron el permiso y comenzamos a vender. El primer día, para las 11 de la mañana ya no había más que vender y todos volvieron a sus casas. No fue fácil comenzar. Desde un principio la iniciativa fue promovida y apoyada por autoridades municipales, el Programa Social Agropecuario (PSA), el MAM, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) –a través del Programa Pro-Huerta, Unidad de Minifundio y Cambio Rural–, organismos provinciales, ONGs, cooperativas, iglesias, organizaciones y asociaciones locales de productores, dando lugar a un proceso con implicancias diversas en lo productivo, económico y social”.
Hay que decirlo y repetirlo: toda la historia del sector agrícola productivo de Misiones hasta ese bendito momento del inicio de las Ferias Francas había funcionado con un modelo que era así: El productor de yerba, de té, de tung, de tabaco (de lo que fuere) entregaba su producción a algún centro de acopio (cooperativa o empresa privada) y este se encargaba de comercializarlo. El productor no intervenía en la fijación de los precios. Le llegaban “de arriba”.
Eso producía (la mayoría de las veces) un descontento y una queja de que -por ejemplo- la cooperativa no conseguía buenos valores para la producción.
El turno de ellas, las “guapas”
Ahora ese modelo estaba perimido. No existía más. El productor se paraba delante del consumidor y negociaba cara a cara el precio.
El colono varón, vergonzoso, no se animó a eso. Así que fueron ellas, las esposas de los colonos que se animaron. Fueron esas valerosas y guapas (como se dice en Misiones) mujeres de las chacras nuestras que se pusieron al frente en los puestos de ferias francas. Y el suceso llegó.
Firmemente, las ventas se superaban semana a semana y los puestos crecían de pueblo en pueblo.
El propio Kasalaba destacó el rol de la mujer, porque “fue la que salió de la chacra para iniciar la venta de lo producido para convertirse así en el espíritu y cuerpo de las ferias”.
Kasalaba no dejó de mencionar a un compañero de las duras épocas de los 70. Michel Guilbard. “Él nos enseñó que toda lucha se gana asegurando los alimentos y hoy, un cuarto de siglo después, consolidamos un modelo alternativo para la comercialización de la producción familiar”.
Hace 25 años, en Posadas
Las Ferias Francas nacieron el 5 de septiembre de 1998, espacio donde el a la sazón intendente de Posadas, Carlos Eduardo Rovira, tuvo la iniciativa y brindó la posibilidad para que se instalen en la capital provincial con el compromiso de que, en cada feria franca de la ciudad trabajen productores urbanos y periurbanos.
La primera feria franca se instaló en el populoso barrio Villa Cabello y actualmente Posadas cuentas con diferentes puntos de ventas en la capital posadeña: Santa Rita, Itaembé Miní, Chacra 32-33, Centenario, A 4, Los Álamos, Miguel Lanús, Villa Urquiza, Itaembé Guazú, Jardín Botánico, Club Guaraní, PJ, y Parque del Conocimiento.
Cabe destacar que en las Ferias Francas de Posadas cada fin de semana se encuentran productores de la zona, como también de diferentes ferias del interior de la provincia.
En algunos casos, los feriantes deben recorrer muchos kilómetros durante la noche para llegar a la feria de Posadas temprano, armar la mesa y ofrecer productos frescos y saludables a los consumidores de la ciudad.
Por parte de los productores existe un fuerte interés en llevar la producción a Posadas por la posibilidad de venta que implica la cantidad de consumidores y el mayor nivel adquisitivo de la ciudad.
Hoy, en los puestos de todas las sedes de la Feria Franca, los hijos y nietos de los pioneros son feriantes, “son aquellos que se quedaron en las chacras y son los que van a continuar con este legado”, sostiene Kasalaba este obereño incansable, homenajeado por la Secretaría de Estado de Agricultura Familiar con la imposición de su nombre a la sala de reuniones de ese organismo.
Festejos para rato
Para celebrar este aniversario, se llevarán a cabo distintas actividades que se extenderán durante junio, julio, agosto y septiembre, divididas por diferentes temáticas.
Cada celebración será ocasión, además, para pensar, definir y seguir trabajando con objetivos firmes, repensando las ferias francas del futuro y las mejoras que se puedan dar teniendo en cuenta no solo al productor, sino también al consumidor que elige incondicionalmente las ferias francas.
Cronograma de actividades
En cuanto a las actividades, el mes de junio estará dedicado a “Los Pioneros y la Historia” y durante el mismo se prevé la proyección de audiovisuales con testimonios de productores que comenzaron la actividad.
Durante julio el eje estará puesto en los “Consumidores Amigos de la Feria”, dedicado exclusivamente a los consumidores que son quienes hacen que las ferias crezcan en el tiempo.
Agosto será dedicado exclusivamente a la “Historia de las personas que acompañaron representando instituciones y también dedicado a los Medios de Comunicación que siempre estuvieron presentes” como una forma de reconocer el trabajo de los organismos que acompañaron al crecimiento de las ferias francas, como también a los medios de comunicación.
En septiembre, se realizará “La Gran Feria”, el sábado 2 de septiembre con diferentes acciones de promoción; el 5 de septiembre, la plaza San Martín de Posadas se transformará en una gran feria franca donde también se pretende hacer exposición de libros y documentos elaborados por alumnos de diferentes carreras y facultades de las universidades.