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sábado, noviembre 23, 2024

Cuando comprar rima con ayudar

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Humberto “Quique” López, un colaborador espontáneo, participó de la Feria Americana del Hogar Madre Teresa de Calcuta que se realizó en el salón que posee la iglesia Stella Maris. Allí frente a la Costanera por dos días (uno, para instalar; otro para vender) hubo trabajos ingentes para tratar de ayudar a una institución que hace 36 años alberga a personas del interior que vienen a atenderse en el Parque de la Salud

La gran feria americana del Hogar Madre Teresa de Calcuta se realizó el sábado 3 de junio. Fue en el salón de la iglesia Stella Maris con el río Paraná y la Costanera de fondo. Hacia allí acudieron interesados en obtener productos que se reciclan en su uso y con cuyos ingresos ayudan al funcionamiento de un albergue con más de tres décadas de existencia

La realización de este evento organizado por el Hogar de Tránsito Madre Teresa de Calcuta ha sido todo un éxito. Durante toda una jornada, el salón de la Capilla Stella Maris, ubicada a metros de la costanera de Posadas, se llenó de personas interesadas en adquirir libros, accesorios, bijouterie, blanquería, carteras, electrodomésticos, ropas y calzados para damas, caballeros y niños a precios muy accesibles.

Equipo colaborador. El autor de esta nota al centro bajo la letra “i”

Humberto “Quique” López es un colaborador espontáneo que se acercó el viernes por la tarde para empezar a ayudar. Este es su testimonio y sus fotos obtenidas de dos días intensos donde todos fueron útiles.

El sacerdote encaró a los jóvenes de Acción Católica y les dijo: “Acá hay mucho de católico, pero poco de acción; así que manos a la obra”. Fue muy pero muy importante la presencia de los jóvenes de esta agrupación vinculada a la Iglesia y que prestaron un servicio invaluable en esta ocasión. Lo reconoció la propia mentora del HMTC, Aída Beyer de Carlés.

Siempre presente. Aida Beyer de Carles

También se sumaron algunas agentes del Hogar que dejaron por un rato sus horas de solaz del fin de semana para ayudar en la ocasión.

La feria fue una oportunidad para que la comunidad encontrara productos e indumentaria de calidad a precios reducidos, al mismo tiempo que contribuían con una noble causa. El buen trato y la amabilidad del personal a cargo incentivaban las compras, generando un ambiente cálido y acogedor para todos los visitantes. Sin duda, la atención brindada fue un factor determinante para que muchos se llevaran a casa más de lo que esperaban.

En palabras de la Madre Teresa de Calcuta, “el que no vive para servir, no sirve para vivir”. Esta frase cobra vida en cada miembro del Equipo Directivo del Hogar y en el personal a cargo que atiende a tantas personas necesitadas. Su dedicación y entrega son fundamentales para brindar un servicio generoso y solidario, que lleva más de 32 años ayudando a familiares y enfermos oncológicos.

“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”, nos enseña la Madre Teresa. Cada pequeña acción, cada compra realizada en esta feria, contribuye al bienestar de aquellos que más lo necesitan. La suma de todos estos esfuerzos se traduce en un impacto positivo en la vida de muchas personas, creando un entorno de apoyo y esperanza.

La feria también fue posible gracias a la colaboración desinteresada de donantes, y voluntarios, quienes con su aporte hicieron posible la existencia de estos productos que fueron vendidos. Su generosidad y solidaridad son fundamentales para continuar con la labor del Hogar de Tránsito Madre Teresa de Calcuta.

“La revolución del amor comienza con una sonrisa”, nos recordaba la Madre Teresa. Y, sin duda, en esta feria hubo muchas sonrisas compartidas. La alegría de encontrar lo que se buscaba a precios accesibles, la satisfacción de ayudar a los demás y el agradecimiento por formar parte de esta noble causa se reflejaron en los rostros de quienes participaron en este evento.

Más colaboradores que ayudaron durante dos jornadas intensas

La Madre Teresa de Calcuta afirmaba que “si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”. En este sentido, la feria fue una oportunidad para que la comunidad se uniera en un espíritu de solidaridad y caridad, demostrando que juntos podemos marcar la diferencia en la vida de quienes más lo necesitan.

La Madre Teresa solía decir: “Yo soy el lápiz de Dios. Un trozo de lápiz con el cual Él escribe aquello que quiere”. En este evento solidario, cada persona fue un instrumento en las manos de Dios para llevar ayuda y esperanza a tantas personas que lo necesitan. Tal como nos ha pedido nuestro Señor Jesucristo en su Palabra:  “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25,40).

Humberto “Quique” López, docente

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