Aún se comenta en Misiones y en el país el episodio: los gendarmes bajaron a los tirones como si fuera un trapo viejo (‘a los socos’, se dice en la región) a un trabajador del camión que manejaba como si fuera un delincuente. El hombre reaccionó mientras le advertían “¿querés morir por una yerba que ni siquiera es tuya?” mientras manipulaban y le apuntaban con un arma reglamentaria
“Los que están muy pero muy enojados son los cosecheros, son los cuadrilleros; es la gente que se levanta todos los días a la madrugada a laburar, a aportar para que miles de planeros vivan gratis”.
Así reflexionaban el yerbatero de Andresito Víctor Chamula y otros productores en el mismo sentido. “Hay mucho fastidio porque la AFIP viene una y otra vez. Se trata de operativos de fiscalización del Ministerio de Trabajo y AFIP en Puerto Andresito. En ese marco agricultores convocaron a colonos y cuadrilleros en la plaza Central por esta situación”.
El episodio completo se aprecia en esta secuencia.
Llama la atención el énfasis de los agentes de la fuerza que tironearon hacia afuera al hombre del camión. No ocurre lo mismo con los cortes de ruta donde decenas y centenas de vehículos son detenidos por piquetes y estas mismas fuerzas del orden no hacen ninguna maniobra para liberar calzadas.
Los gendarmes bajaron a los tirones a un trabajador del camión que manejaba como si fuera un delincuente. El hombre reaccionó mientras le advertían “¿querés morir por una yerba que ni siquiera es tuya?”
Una mujer venía en la caja sobre el techo y baja rápidamente mientras el hombre discutía agriamente con los gendarmes.
Y para más se ven a niños pequeños que iban el camión como testigos confundidos por la violencia ejercida contra los mayores.
La reconstrucción del hecho fue así, según el relato de Chamula a TVA.
“Hubo un primer control al que fueron a un lote y estaban los cosecheros solos. Ahora, ¿qué pasó? Cuando llegan y empiezan a pedir requerimientos, no sé cuáles son las cosas que piden, los cosecheros se rebelaron y le dijeron que estaban cansados de ellos, que eran todos unos delincuentes, bandidos, etcétera, etc., y que no tenían nada que hablar con ellos y que se hagan cargo de los camiones, de todo, que ellos se van ‘a la miércoles’ (sic). ¿Qué pasó? Se subieron al colectivo y le dejaron pagando y hablando solitos en el campo”.
En una palabra, las autoridades quedaron pedaleando en vacío.
“Y se fueron todos los cosecheros, dejaron todo en el campo. Ahí, ¿qué sucedió? Va la gente de control a Gendarmería Nacional, piden custodia -siguió Chamula-. Eso ya pasó a la tarde y van a otro lote. Cuando van a ese otro lote, tampoco estaba el productor. ¿Qué pasó? Bajan todos sabiendo o sospechando que iba a pasar lo mismo y terminaron, bueno, como terminaron, el camionero se enojó mucho, salió con el camión, no le dejaron salir, los gendarmes le abrieron la puerta, le sacaron al tipo de la ropa para afuera y bueno con tanta mala suerte para ellos que el tipo ‘peló’ un puñal y no los mató de pedo (de casualidad)”.
Entonces ¿qué pasó?
“¿Qué hizo la gente de gendarmería? Saca un arma reglamentaria y le engatilla al camionero y ahí es donde se pudrió todo. Por un lado, capaz que fue bueno, ¿por qué? Porque de lo contrario capaz que los cosecheros hasta hoy le están metiendo machete. Esa es la realidad. ¿Por qué? Porque hay una gran bronca en la gente laburante que trabaja para mantener todos los zánganos”.
Para Chamula, por ahí no hay que condenar tanto a Gendarmería nacional porque alguien les dio la orden. “Si Gendarmería Nacional no despeja una ruta, ¿no será porque alguien no le da la orden para que lo haga? Y si Gendarmería Nacional fue a pegar a un obrero adentro de una propiedad privada, adentro de un camión que es su propiedad privada, alguien indudablemente es responsable de eso. Alguien le dio la orden y el agente tiene que cumplir la orden”.
Por la noche se reunieron los capataces de los campamentos, jornaleros y cosecheros con personal de Gendarmería para debatir acerca de estos operativos, pero el cónclave tuvo tensos cruces
En la ocasión fueron claros: “No merecemos esta persecución, somos gente que trabaja, pedimos que no vuelvan a desenfundar armas en un operativo de fiscalización”. “Hay mucha sensibilidad en la población y también mucho miedo”, expresaron los yerbateros autoconvocados.
El Territorio exhibió una imagen donde se ve al efectivo con el arma desenfundada mientras apunta al conductor del camión. Muy fuerte