Una historia extraordinaria de esta mujer emprendedora con un instinto para los negocios. Inspirada en los deseos de su hija Bárbara y sabiendo leer las nuevas tendencias del mundo para la segunda mitad del siglo XX, creó la muñeca Barbie y revolucionó el mercado de los juguetes. Hoy con la película de la historia de la muñeca que se vuelve carne pone todo en el tapete
la historia de esta mujer es tan interesante como motivadora. Ella fue una de las pocas mujeres a mediados del siglo XX que dirigió una gran compañía. Levantó un imperio conocido como Mattel, en un mundo dominado por los hombres en la década de los 60.
Es la historia de la emblemática muñeca Barbie, que no es precisamente de color rosa.
Aunque revolucionaría la industria de los juguetes en Estados Unidos y rompió los tabúes lúdicos permitiendo a las niñas fantasear con ser adultas gracias al nuevo concepto de muñecas que creó, Ruth Handler tuvo un camino doloroso, donde su éxito se vio eclipsado por muchas dificultades y una ardua batalla a causa del cáncer de mama.
Independientemente de que guste más o menos el concepto de las muñecas Barbie para fines lúdicos, eso no puede eclipsar la inspiradora lucha como ser humano, empresaria y gran visionaria de su creadora. Los padres de Ruth emigraron desde Polonia a los Estados Unidos, donde ella nació en 1916 en Colorado.
Era la menor de diez hijos de la familia Mosco. Su madre murió cuando ella era una niña y quedó bajo los cuidados de su hermana que acabada de casarse. Pero lo que fue sin duda una tragedia, moldeó positivamente el espíritu emprendedor de la pequeña, porque aprendió a desenvolverse en el negocio que tenía la familia de su hermana y abrazó sus virtudes. Contrajo matrimonio en 1938 con Elliot Handler, quien sería su compañero de vida por más de 60 años.
Contigo, pan y cebolla
La pareja tenía una precaria situación económica, mientras vivían en una habitación encima de una lavandería china. A pesar de las circunstancias, trabajaban con mucha ilusión en el negocio de artesanías, donde Elliot creaba artículos de regalo que Ruth vendía. Con trabajo duro, se superaron día a día, hasta lograr formar su primera empresa con otro socio llamado Harold Mattson. Fueron sus dos nombres, lo que dio a Ruth la inspiración para el nombre de la compañía de juguetes Mattel (Mattson más Elliot). Antes de la creación de la muñeca Barbie, Mattel fabricaba marcos de fotos y casas de muñecas. Fue en un viaje a suiza donde el futuro de los Handler cambiaria para siempre, cuando Ruth descubrió un peculiar maniquí de pequeñas dimensiones, que nunca antes había visto.
Era una figura de 27 centímetros, con pelo sedoso que se vendía como artículo para adultos. Su nombre era Lilli y le hizo pensar en una nueva oportunidad de negocios.
Para ese entonces el matrimonio tenía una hija llamada Bárbara, que, como muchas niñas de su edad, jugaba a fantasear con lo que querían ser de adultas. Bárbara recreaba juegos de la vida, creaba historias para los hombres y mujeres que veía en revistas y periódicos, que luego convertía en personajes de sus juegos.
Esto hizo comprender a su mamá que había una deficiencia en la industria de los juguetes. Como suele ocurrir con las grandes ideas, estas se vuelven la solución a un problema de la vida cotidiana del emprendedor que las lleva a cabo.
Cambio de paradigma
Y también, como suele ocurrir con lo que es nuevo e innovador, no está exento de obstáculos en su desarrollo. Los diseñadores de Mattel rechazaron la idea, y aducían que la estética muy adulta de las muñecas no iba a tener éxito.
Se aferraban a la premisa de que las niñas soñaban con ser mamás, por lo que había que seguir en el mercado seguro con la fabricación de cochecitos, biberones y bebés de plástico. A pesar de la falta de confianza y las críticas, los Handler presentaron en la Feria de Juguetes de 1959 en Nueva York a la nueva muñeca Barbie.
Fue todo un éxito.
Aun así, las cosas eran complicadas, no bastaba con tener una empresa consolidada en el mercado estadounidense, le llovían críticas de todas direcciones por haberse atrevido a romper con lo que se consideraba el mercado normal de juguetes hasta ese entonces, además de por ser una mujer dueña y líder empresarial.
El éxito de la creadora de Barbie sirvió de base para el feminismo corporativo, y aunque ser mujer implicaría un muro en su carrera profesional, nunca se dejó intimidar en aquella realidad donde hasta ese momento eran los hombres los que llevaban las riendas en el mundo empresarial.
Tres años después del lanzamiento de Barbie, no lograban satisfacer la demanda en las jugueterías norteamericanas. Y aunque lograron consolidar su negocio como uno de los más grandes emprendimientos en la industria a partir de la década de los 60, en la vida personal de Ruth se presentaron graves problemas que bien pudieron arruinarle su carrera profesional y terminar con su vida.
Mastectomía y (falta de) autoestima
En 1970 tuvo que ser sometida a una mastectomía después de que le detectaran cáncer de mama. Pero ni la enfermedad, ni la depresión pudo parar su iniciativa creadora, sino que su enfermedad le inspiró para ayudar a otras mujeres.
Y este es el logro que pocos conocen, pero más significativo en la vida de Ruth. Ella reveló en una entrevista cómo el cáncer le había destruido la confianza en sí misma, cómo su imagen propia se rompió en pedazos, pues para ella lo más importante era mantener su feminidad en un mundo de hombres.
La creadora de la muñeca Barbie creó las primeras prótesis mamarias para que todas esas mujeres afectadas pudieran sentirse mejor con ellas mismas a pesar del traumatismo que implica la extirpación de un seno. Una valiente que no sé doblegó jamás, ni ante las críticas ni las adversidades de la vida. Luchó por sus metas con la cabeza bien en alto siempre, y es ahora un ejemplo de inspiración para muchas mujeres y hombres emprendedores de la actualidad.