En un adelanto de otra parte del próximo libro: Finalmente, Dios se arrepintió, Eduardo Torres analiza la distribución de la riqueza en el mundo.
En anteriores entregas de adelantos de la nueva novela de Eduardo Torres, se ve cómo Dios y Su hijo Jesús bajan a la tierra y se relacionan con las gentes de a pie.
Una de las áreas más destacadas fue el lugar de la mujer en el mundo y la situación de apartamiento del rol femenino a través de los siglos.
Ahora, le toca el tema de la riqueza y su concentración.
Esto es parte de lo que se viene
(Fragmento de la novela Finalmente, Dios se arrepintió)
-¿A qué situación se refiere? – preguntó Olga, visiblemente más tranquila.
-El orden económico mundial debe cambiar indefectiblemente. No resulta aceptable que el aumento de la riqueza global se correlacione con el aumento simultáneo de la pobreza, la indigencia y la exclusión…
– ¿Eso que describe es una contradicción? -exclamó Olga.
– Sin dudas que tiene razón, pero es la realidad. Lamentablemente la alta concentración de la riqueza en cada vez menos personas genera el aumento del número de pobres; realidad que destruye los argumentos de los neoliberales cuando plantean la teoría (del derrame) sobre la distribución de las riquezas. Resulta angustiante ver que esta dualidad de “más capital concentrado en menos personas y mayor número de pobres cada vez con menores ingresos” se agrava con el tiempo. León A. Martínez de la organización Oxfam publicaba “…Luego que en el 2017 unas 43 personas poseyeran la misma riqueza que 3.800 millones de personas, en el 2018 el número de miembros de este selecto grupo se redujo a sólo 26 personas.
En el mismo periodo, que va de 2017 a 2018, la riqueza de los “multimillonarios” -término que designa a quienes poseen una fortuna que supera los 1.000 millones de dólares – en el mundo se acrecentó a un ritmo de 2.500 millones de dólares diarios, hasta sumar 900.000 millones de dólares, al tiempo que 3.800 millones de personas de entre los más pobres de la población mundial perdieron 11% de su riqueza”
Según Oxfam, la razón de la concentración de la riqueza en unos pocos, y su correlato, el aumento del número de personas sumidas en la pobreza es clara: las políticas económicas de los gobiernos del mundo han favorecido a los capitales en detrimento de los pobres. Y agrega “Nuestros actuales gobiernos se enfrentan a un dilema decisivo: trabajar para que todos los ciudadanos tengamos una vida digna, o mantener la extrema riqueza de algunos pocos” Concluye el estudio, titulado “¿Bienestar público o beneficio privado?”
Esta organización propone para revertir la tendencia global de la alta concentración de la riqueza y el aumento de la pobreza gravando la riqueza y el capital a niveles justos, acabar con los programas de baja de impuestos sobre la renta empresarias y de las personas físicas – como hizo el presidente Trump en Estados Unidos, país con altos índices de desigualdad -, y terminar con las políticas de privatización de servicios públicos, aumentando la inversión pública en programas destinados a mejorar las condiciones de vida de todos los pobladores. Además, recomiendan a “los gobiernos que centren sus esfuerzos en que a través de los impuestos, los más ricos aporten más recursos que permitan luchar contra la desigualdad”. En los estudios que hace esta organización, explica que en caso de incrementarse el 0,5 % adicional del impuesto que grava el patrimonio de los más ricos, se recaudaría lo suficiente para financiar el acceso a la educación de 262 millones de niños que actualmente está sin escolarizar y para prever servicios de atención sanitaria que salvarían la vida de 3.3 millones de personas, concluye; “Bienestar público o beneficio privado”
-Repito -dijo Olga: – me cuesta aceptar estas realidades, nunca supuse que existieran tamañas diferencias y – agregó: – ¿Son serios estos estudios que realiza Oxfam?
– Me consta que sí – contestó Reinaldo y continuó – exponiendo: – Lamentablemente estas situaciones tienden a aumentar ante la pasividad, ineficacia o por temor de los gobernantes. Para ponderar las desigualdades se deben basar en informaciones empíricas y para realizar los estudios existen varios métodos, pero el más utilizado es la denominado Coeficiente de Gini . Este método asigna puntajes de 0 (cero) a cien (100) donde cero es la máxima desigualdad y el cero la mínima… Al respecto Bernie Sanders, senador y precandidato a presidente de EEUU decía textualmente: Que la codicia de las empresas estadounidenses “ha resultado en que en este país tenga más desigualdad de ingresos y de riqueza que cualquier otro de los mayores países de la tierra” y sin dudas que Sanders se refiere a los integrantes de G7 a quienes hay que sumarle a China y Rusia… En realidad, no es EEUU el país con mayor desigualdad, aun siendo el más rico.
La lista de países de acuerdo a sus desigualdades la encabeza China, apenas por encima de EEUU, luego Rusia, Italia, Canadá, Reino Unido, Francia, Japón y Alemania. (Fuente Banco Mundial)
Ampliando la visión hacia otros países la proporción de riqueza en manos del 1% de la población es muy alta en EEUU pero está por debajo de Brasil, Rusia e India, en esos países la concentración de la riqueza en el 1% de la población supera al País del Norte.
De acuerdo a este índice las mayores desigualdades se dan en países no desarrollados, como en regiones de América Latina, África subsahariana y el Caribe.
-Estoy abrumada con tanta información que demuestra la crudeza de la hipocresía de la dirigencia mundial. ¿Qué nos espera?… Disculpe Reinaldo que pregunte ¿Cómo se encuentra Argentina con el coeficiente Gini?
-Aunque parezca irreal y más para aquellos que sueñan con irse de este país, el coeficiente Gini de Argentina (2021) es de 42.0 y se encuentra por debajo del de EEUU.
De acuerdo al informe Global de Riqueza 2018 de Credit Suisse, el 1% más rico del planeta se concentra en la actualidad casi la misma forma de la riqueza global que concentraba al inicio del milenio…
-La gran paradoja de los datos que les suministré es que los dos países que encabezan la lista de Gini, los más desiguales del planeta, son nada más ni nada menos que las dos mayores potencias económicas, con dos regímenes totalmente distintos, China y EEUU. Podríamos plantear como una contienda, el comunismo versus el capitalismo, aunque plantear de esta manera no deja de ser una falacia porque, la verdad, el líder del liberalismo económico, del libre comercio resultó ser más proteccionista que cualquier otro país del planeta. Entre medidas aduaneras injustas, proteccionistas y las famosas “sanciones económicas” a otros países siempre acompañados por sus aliados chupamedias, incluyendo el robo (ellos hablan de confiscación) de depósitos de capitales pertenecientes a países sancionados como las diversas y permanentes guerras (para ellos y para la ONU, para restablecer el orden y defender la democracia) le permite al imperio del Norte y a sus aliados, destruir pueblos enteros con todos sus habitantes incluidos, pero -para ellos – son solo “lamentables daños colaterales” porque en, en definitiva, el objetivo real, siempre es la apropiación de sus recursos naturales y como consecuencia: en todas sus guerras libertarias NUNCA dejaron un país en mejores condiciones sociales o económicas de las que se encontraban antes de la agresión de los países salvadores. Por su lado, el gigante país asiático China, de un comunismo que fue ejemplo de muchas revoluciones, pudo dar un salto de progreso extraordinario al extremo de estar a punto de desplazar a EEUU como potencia comercial.
Obvio que resulta hasta cómico la competencia, como si fueran dos gladiadores compitiendo en el circo del mercado internacional. El arma que utiliza EEUU – algo insospechado en el país representante del liberalismo económico- sea el proteccionismo, las sanciones, las confiscaciones o robos de reservas a sus enemigos y las guerras; por su lado China, quién fuera uno de los peores enemigos del liberalismo y gestor de un comunismo revolucionario, eligió como arma la libertad de comercio, mientras en su país rige un raro comunismo con muchos empresarios multimillonarios. Ambos encabezan la lista de países más ricos y desiguales. Cualquiera puede decir con fundamentos, que el comunismo y el capitalismo no fueron sistemas exitosos en vista a los resultados, y si China tuvo que recurrir al liberalismo para crecer y EEUU al proteccionismo para no decrecer, es hora de analizar un nuevo orden mundial…
– Coincido hijo mío, creo que es importante destacar que estamos hablando de las dos potencias comerciales más poderosas del planeta y la influencia negativa en países pobres y en vía de desarrollo para insertarse dentro de este “injusto sistema” es sumamente desventajoso, más aún, cuando a la imposibilidad de competir lealmente se suma la dependencia que tienen de los organismos internacionales cuyos objetivos es lograr que esos países ante la imposibilidad de devolver sus “ayudas – créditos) se queden con los recursos naturales estratégicos. Luego de una breve pausa Ramón – dijo: -Resulta penoso que muchos dirigentes políticos y empresarios… bueno, el poder fáctico, breguen por imponer este sistema garantizando que el mismo, traerá bienestar al pueblo
– ¡Disculpen, disculpen! – Dijo agitada Olga e – informó: – Los dejo, pero debo limpiar la casa y preparar el almuerzo. Soy un desastre, cuando escucho hablar de estos temas, me pierdo. Se alejó mientras Padre e hijo intercambiaron una elocuente mirada.
-Gracias Olga, no se preocupe.
De pronto escucharon a Olga, quien desde el interior de la casa les recordaba de la reunión que realizarían en el salón de un club local.
-Hijo, como dicen la gente de acá, ya estamos en el baile y hay que bailar…