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viernes, noviembre 22, 2024

La convocaron a una reunión: era una sorpresa trampa para Victoria

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La estudiante del Janssen Victoria Rojas está en boca de todos. Ya tenía un galardón importante: estaba entre las 50 más importantes del mundo. Pero ese lunes fue diferente. Una profe le dijo: Tenés que ir a una reunión. Llegaron y estaba todo oscuro. Hasta que de repente…

Victoria Rojas cursa 5° año en el Instituto Politécnico San Arnoldo Janssen, la escuela técnica verbita de Posadas con orientación en Maestro Mayor de Obra (MMO). El lunes a la tarde fue convocada a una reunión después de clases con una profesora: cuando llegó al aula, prendió la luz y se encontró con sus papás, varios docentes y compañeros que, con un gran cartel, le anunciaron la noticia de que había quedado seleccionada: “Felicidades Vicky: estás entre las 10 estudiantes finalistas del mundo”.

Ella lanza un suspiro, se arregla un poco el cabello con coquetería y dice: “Todavía no terminé de reaccionar y de caer en todo lo que esto significa”, señalaba después al ser una de los 10 finalistas del Global Student Prize, una iniciativa que busca reconocer los logros de jóvenes de todo el mundo que contribuyen a transformar sus comunidades. A fin de año sabrá si resulta ganadora del premio de 100 mil dólares.

Es la finalista más joven del Global Student Prize (GSP) 2023, el premio al “mejor estudiante del mundo”: una iniciativa de Chegg.org y Fundación Varkey que busca reconocer los logros de jóvenes de todo el mundo comprometidos con sus comunidades.

Siempre fue creativa. A los nueve años inventaba cuentos con una compañera para promover la lectura y lo bautizaron con sus iniciales el proyecto GuVic. En la Escuela de Robótica inventó una almohada que buscaba mejorar la calidad del sueño. También formó parte de un equipo de ciencias, donde investigó los ecosistemas de los ríos misioneros. Así, con 12 años, formó parte del equipo de ciencias de Infinito por Descubrir, donde desarrolló un proyecto de investigación llamado El mundo en una Gota. El objeto de estudio eran los ecosistemas de los ríos locales. “Iba a la Costanera y a las lagunas y luego me llevaba las muestras para analizar con microscopio. Quería saber todo, incluso llevé la saliva de mi perrito Washington”, rememoró entre risas.

“Su problema era -contó no sin orgullo su padre- que le costaba manifestarse en público. La timidez le jugaba en contra más de una vez y tanto yo como mi señora que somos docentes decidimos que lo mejor era que hiciera teatro. Y así fue: al poco tiempo teníamos a la Victoria que es hoy. Ya no paraba de hablar en público…”

Y así fue. Así se la ve hoy a esta joven adolescente.

Además del galardón en sí, se trata de la primera estudiante argentina (hubo un joven Nicolás Monzón de Quilmes entre los diez mejores) en llegar a esta instancia: quedó seleccionada entre 3851 postulaciones de 122 países. Viajó, dio discursos, creó una red de jóvenes que –como ella– trabajan para transformar la realidad. A fin   año, puede convertirse en la primera latinoamericana en llevarse los 100.000 dólares del premio.

Ella reconoce que su familia la acompañó en sus diferentes etapas, dentro y fuera de la escuela. Sus padres decidieron, por ejemplo, que era mejor que no utilizara celular hasta los 13 años para que pudiese desarrollar su creatividad, su pensamiento crítico y no generase su propio aislamiento. Entonces ella diseñó su teléfono de cartón. “No le dábamos celular, pero sí libros”, dijo Claudia, madre de la joven, quien agregó: “lo importante era que ella desarrolle su creatividad, su manera de hacer el bien con los demás”.

“Me complace y honra felicitar a Victoria Rojas por convertirse en una de las diez finalistas. Su compromiso, creatividad y resistencia son realmente inspiradores. Este honor no es solo un reflejo de sus notables logros, sino también un testimonio del futuro brillante que está forjando activamente para todos nosotros día a día”, dijo Heather Hatlo Porter, directora de Chegg.org, al dar a conocer la noticia.

Heather Hatlo Porter

Tiene abuelos paraguayos que dejaron aquellas tierras, cruzaron el río y se instalaron de este lado. Quizá allí haya que buscar el origen del nombre Innovaty. Ese es su gran proyecto: Innovaty (de “innovación” y “aty”, “equipo” en guaraní), una red que busca impulsar a agentes transformadores, al aprovechar la energía e innovación de los jóvenes. “Hay muchos chicos que quieren transformar su realidad o colaborar para solucionar un problema y no saben por dónde empezar –contó Victoria–. Queremos dar a conocer oportunidades y acompañarlos en el proceso, en base a nuestras experiencias. La red viene creciendo mucho: ya somos 50 voluntarios y colaboradores de once provincias que trabajamos en cuatro áreas: bienestar, logística, comunicación y financiamiento”.

Sabe que quiere devolver a su comunidad algo de todo lo que ha recibido, pero aún no tiene claro qué carrera elegirá al terminar la escuela. “Lo estoy analizando, me gustan muchísimas cosas. Puede que sean Arquitectura o Ingeniería, que están relacionadas con la orientación de mi escuela: MMO”, explicó.

Claro que, con estas repercusiones, puede que se aleje de las certificaciones de obra, planos y catastros, trabajo con los albañiles, control de calidad de los materiales y de los costos de construcción.  “También puede que me oriente a Relaciones Internacionales: estoy estudiando modelos de Naciones Unidas para un programa internacional, y además estoy desarrollando una organización nacional de jóvenes líderes”.

El premio, en su tercera edición, está dirigido a estudiantes que tengan al menos 16 años y estén inscriptos en una institución académica o en un programa de formación. El objetivo de los organizadores es reconocer los logros extraordinarios

de jóvenes que estén logrando un impacto real en la vida de sus compañeros y en la sociedad en general.

Según refirió Infobae, entre los diez finalistas del Global Student Prize 2023 hay otra latinoamericana: Elisa Torres Durney, estudiante de 18 años del Colegio Champagnat de Valparaíso, en Chile.

Aparte de Victoria y Elisa, la mayoría de los finalistas son estudiantes universitarios: la lista se completa con

Ally Zlata (26), del Reino Unido;

Tanzeel Rashid (22), de Bangladesh;

Nhial Deng (24), de Canadá;

Kezia Sanie (23), de Ghana;

Ravinder Bishnoi (20), de India;

Kenneth Chong (22), de Malasia;

Brianna-Alexandra Stan (18), de Rumania; y Sophia Andrews (21), de Estados Unidos.

El nombre del ganador se anunciará a fin de año y será elegido por la Global Student Prize Academy, compuesta por personalidades destacadas, explicaron desde Varkey.

“Tenemos que poner al estudiante en el centro de cualquier decisión educativa. Si algo mejora el aprendizaje de nuestros estudiantes, hay que ir por ahí. La historia de Victoria nos recuerda eso: que los buenos docentes, el clima escolar, la comunidad involucrada y la familia acompañando hacen la diferencia”, afirmó Agustín Porres, director regional de Fundación Varkey para Latinoamérica.

Con su papá en la Legislatura misionera

La Legislatura misionera aprobó una iniciativa que declara su beneplácito por la nominación de la estudiante posadeña Victoria Rojas. Los legisladores subrayaron las expresiones de Rojas, quien considera que su logro representa a toda la juventud argentina. “No hace falta terminar el nivel secundario o la universidad, que es importante, pero no esperar hasta ese punto para empezar a involucrarnos”, había señalado. Pero eso no es todo. La Cámara de Representantes de Misiones también declaró de interés provincial la participación de Rojas en el programa Change the World Model United Nations. Este se realizará en octubre próximo en Dubai, Emiratos Árabes. 

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