Un sainete con figuras de ballet y patinaje: parecía una película pero fue real. En un juicio oral penal, un preso sacó una faca y atacó a la fiscal que lo estaba acusando. Ella pudo esquivar el embate y luego le roció gas pimienta en la cara. Varias preguntas y un piso que no debería tener tanta cera
Fueron pocos segundos. Pero intensos y cargados de emoción. En Mendoza están orgullosos de su Polo Judicial, un nuevo lugar para realizar entre otros los debates orales penales. Algo falló. No sólo en los controles que permitieron que un peligroso homicida pudiera pasar tres controles de cacheo (al salir de prisión, al llegar al Polo y al ingresar a la sala de debate) para ver si traía armas sino que además, el piso de un material muy deslizante parecía tener una cera especial.
¡Era Hollyday On Ice judicial! No corrían…. se deslizaban sobre ese piso resbaladizo. Y el drama de fondo. Un preso condenado por una muerte y acusado de otro homicidio en el penal -cargado de resentimiento y con poco que perder- se lanza hacia la fiscal mientras esgrime una faca pinchuda y casera. Una chuza.
Hubo un guardia que -entre patinadas y deslizamientos- reaccionó bien y pudo desviar el primer avance del homicida y en una segunda instancia, poner su cuerpo como barrera física entre la mujer atacada y el homicida.
Allí el hombre pega un salto sobre la barrera que separaba el personal de justicia del público y corre hacia atrás. En su veloz huida toma a una de las chicas de rehén. Y en ese punto, lo persiguen varios pero no cuenta -otra vez- con la valentía de Claudia Ríos, la fiscal a la que quiso atacar.
Ella va hacia él y le lanza gas pimienta. Y ahí, rápidamente, como espuma de leche hervida, la historia termino.
O casi.
El ataque que sufrió la fiscal de Homicidios Claudia Ríos dentro de una sala de debates del Polo Judicial –agresión en la que también resultaron con heridas leves un empleado judicial y una pasante- dejó en jaque al Servicio Penitenciario que depende del Ministerio de Seguridad provincial, responsable de brindar seguridad en el flamante edificio que es controlado por la Corte de Mendoza.
Fue la propia fiscal quien evitó que el preso Hugo Eduardo Arredondo (37) la lesionara con un arma blanca “casera” que extrajo de su campera ya que, al ver comprometida su vida –el arma blanca era “grande”, según explicó un testigo que estaba en la sala- se defendió arrojándole gas pimienta al agresor.
Según explicó un testigo que estaba adentro de la sala, la situación se generó ayer a las 10.15, cuando el juez Mauro Perassi ordenó un cuarto intermedio en el debate por tentativa de homicidio que se celebraba en la sala 15 del Polo Judicial, donde habitualmente se hacen los debates de juicio por jurados y donde había cinco penitenciarios que custodiaban a los tres detenidos, indicó el diario Los Andes.
El cuarto intermedio se realizó sin desalojar la sala, por lo que los detenidos Lucas Garro (27) y Jorge Bracamonte (32) solicitaron ir al baño. Primero llevaron a uno y luego a otro. El debate estaba a punto de continuar, por lo que se les sacó las esposas a los detenidos, que estaban sentados a unos dos metros de la defensora oficial Ximena Morales, a cinco metros del juez Perassi y a unos cinco metros de la fiscal Ríos. Detrás de la fiscal se encontraban tres pasantes.
“Fue todo en tres segundos. El detenido se levantó, pasó frente a la defensora y se fue directo a la fiscal. Para mí, la intención no era escapar del lugar sino atacarla”, explicó la fuente consultada.
Con los penitenciarios detrás, y al ver que no podía llegar a la fiscal (ya estaba protegida por el cuerpo de un guardia) el hombre saltó la valla que separaba el escritorio de la fiscal con los asientos reservados al público. Allí estaban sentadas las tres pasantes, que comenzaron a gritar y a tratar de escapar, pero la puerta estaba cerrada, tal como debe ser en los debates.
En ese momento, Arredondo tomó del cuello a una de las jóvenes – pero “no con intención de hacerle daño sino sólo para salir porque ella no resultó herida”, según el testigo- y salió de la sala al pasillo, donde perdió el equilibrio y cayó junto a la joven. En ese momento dos penitenciarios y dos empleados del Poder Judicial se trabaron en lucha con Arredondo y lograron reducirlo. Y encima tenía el gas pimienta de la fiscal. Tenga cuidado, señora fiscal.
Este hombre puede guardar rencor. Y volver como el presidiario de la película Cabo de miedo, donde Robert de Niro retornaba para vengarse por sus años en la cárcel.