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jueves, noviembre 21, 2024

Se agrava el conflicto con el Paraguay

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Hay tensiones con el país vecino: a las cuestiones diplomáticas se añaden temas de energía, cobro de peajes por uso del río, deudas antiguas y acusaciones cruzadas. Desde un legislador paraguayo que pidió declarar la guerra hasta otro que dijo que tenían que hacer un muro pasando por los cortes de envío de gas desde Argentina

Hubo un legislador que pidió que se declare la guerra a la Argentina. El diputado paraguayo Rubén Rubín admitió que iría a la guerra con la Argentina, en el marco del conflicto entre ambas naciones por Yacyretá y la Hidrovía, e incluso planteó que su país necesita misiles.

Hubo un funcionario del país guaraní que directamente pidió un muro entre ambas naciones -al estilo Trump con México- para impedir que productos de Argentina sigan entrando en la su país. El ministro de Industria y Comercio de Paraguay, Luis Castiglioni, expresó abiertamente que quiere construir un muro en la frontera entre Paraguay y Argentina. Estas declaraciones responden a una necesidad: Paraguay dejó de vender mucho a la Argentina por el cambio (“tu peso no vale nada, chera-á”, dicen) y en cambio desde el país vecinos vienen a buscar muchas mercaderías. Y así Argentina se transformó en un proveedor de diversos productos.

Y así, ladrillo a ladrillo se construye el muro que en estos días separa a dos países integrantes del Mercosur e históricamente unidos por diversos lazos culturales, sociales y económicos.

Santiago Peña, presidente de Paraguay desde agosto de 2023

Todo empezó a agudizarse a partir de la asunción del nuevo presidente paraguayo, Santiago Peña, el economista de 44 años que sorpresivamente ganó las últimas elecciones y recibiera el poder a mediados de agosto de 2023. Pese a los saludos protocolares y apretones de mano con sus pares argentinos, el flamante mandatario decidió buscar recursos -que en su país escasean- de donde fuere.

Y uno de esos lugares preferidos parece ser Yacyretá. Se sabe: la represa genera divisas casi sin hacer nada: el agua corre, mueve turbinas, las turbinas cargan generadores, la electricidad se transporte, la gente consume y luego paga y los Estados se hacen del dinero que les transfiere la Entidad Binacional.

Pero además, antes de que Peña llegara al poder, ya venía gestándose un conflicto de intereses porque el que usa el transporte fluvial y mucho (aunque ahora Misiones intenta reactivarlo con firmeza) es Paraguay que posee una de las flotas fluviales más grandes del mundo. Y Argentina le cobra un canon por ese uso. Y Paraguay que no desea pagarlo recurre a los tratados del Mercosur donde se consigna que el movimiento logístico en aguas dentro de los límites del Mercado Común no debería abonar ningún tipo de peaje.

Argentina hizo caso omiso a esta cuestión y decidió seguir percibiendo (los dólares hacen falta en todos lados).

Allí entra Peña.

Decide que Paraguay no va a venderle más energía a la Argentina y que su país la usará para el propio desarrollo interno o eventualmente, vendérselo al Brasil. Esto es: cada país es dueño de 50% de lo que genera Yacyretá. Pero Paraguay accede a vender a Argentina toda su energía porque de este lado de la frontera hay más necesidad de electricidad.

La Argentina no se quedó callada: contestó que aunque no haya pagado recientes por el consumo de energía de la EBY, Paraguay aún adeuda mucho más por la construcción de la represa y que el monto alcanza a la friolera de 4 mil millones de dólares.

Aunque no son tan importantes a la hora de las decisiones, los gobernadores de Paraguay realizaron una protesta contra Peña. El corte del envío de energía a Argentina significó también una restricción para sus finanzas. Ese dinero que Argentina (aun con retrasos) enviaba al Paraguay era coparticipado con los gobiernos provinciales. Y ahora no había nada.

Mientras las negociaciones continuaron, se duplicó la dureza del gobierno de Alberto Fernández.

La última vuelta de tuerca se dio estos días. Argentina provee al Paraguay combustibles vitales para el país. Tanto naftas y gasoil como gas licuado de petróleo (GLP). Los combustibles para motores viajan en barcazas: No hay más barcazas para Paraguay.

La nación vecina no posee gas natural y -al igual que Misiones que es el único estado de Argentina- debe recurrir al GLP (butano y propano) para que las familias y las empresas puedan aprovechar este recurso y obtener calor para sus hogares y empresas.

El GLP viaja en camiones y los mismos fueron retenidos e impedidos de llegar a destino.

Una decisión del gobierno de Alberto Fernández inhibió el envío de GLP porque “había subfacturaciones en la firma que entregaba estos combustibles (Amarilla Gas aunque hay otra más)”.

Argentina decidió suspender las exportaciones de GLP en el marco de una investigación por maniobras fraudulentas en la facturación de las dos empresas comercializadoras de este combustible.

En los hechos, la medida se toma en represalia por la crisis de la hidrovía y se suma a que antes  Argentina había frenado la carga de 20 camiones que transportan GLP hacia Paraguay.

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