Está en el puesto 4 de 194 países. Su ubicación en el centro del continente para narcotráfico, la falsificación de cigarrillos, el contrabando, todo suma. Hace dos años, no figuraba entre los quince primeros. Lo acompañan Colombia y México en América latina
Fue una pequeña muestra del poder de la mafia y el crimen organizado paraguayo. Un fiscal que es duro con los delitos y persigue a los “malos” se casa y viaja de luna de miel a Colombia. Hasta allí lo buscaron y terminan matándolo en una playa a través de sicarios como en la vieja serie El patrón del mal. Fue el homicidio del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en mayo de 2022, lo que realmente llevó a una dimensión internacional lo que sucedía en Paraguay. Pecci investigaba casos de corrupción y lavado de dinero de alto perfil cuando fue asesinado en su luna de miel en Colombia.
Solo una muestra. Elementos como la ubicación del país (ideal para sacar la cocaína de Bolivia por la hidrovía), el cultivo de la marihuana, la llegada del grupo criminal PCC del Brasil, la narcopolítica, nivel de control fronterizo muy bajo, tráfico de armas, falsificación de productos (en especial cigarrillos), figuran como los elementos que más inciden
En 2023, Paraguay alcanzó el nada agradable puesto número 4 de entre los 193 Estados miembros de la ONU por su nivel de crimen organizado. Allí están incluidos en el estudio a ese nivel Colombia y México en lo más alto de la tabla, que lidera Myanmar.
La última vez que se elaboró el Índice Global de Crimen Organizado en 2021, Paraguay no aparecía ni siquiera entre los 15 primeros del mundo. Pero con una puntuación de 6,70 ya mostraba indicios sólidos de que el país se ha convertido en un centro de criminalidad y de delincuencia organizada, comentó la BBC/Mundo
La puntuación de Paraguay es ahora de 7,52. Una calificación que se reparte en base a la media de distintas categorías.
El índice global se construye en base a indicadores tales como
1) trata de personas,
2) tráfico de personas,
3) extorsión y cobro por protección
4) tráfico de armas
5) productos falsificados
6) comercio ilícito de bienes sujetos a impuestos especiales
7) delitos contra la flora
8) delitos contra la fauna
9) delitos contra recursos no renovables.
10) comercio de heroína
11) comercio de cannabis
12) comercio de cocaína
13) comercio de drogas sintéticas
14) cibercrimen
15) delitos financieros
Para Carolina Sampó, doctora del Conicet de Argentina, los criminales en Paraguay se aprovecharon durante años de “la falta de reputación del país como exportador de drogas para reenviar cocaína sin ser detectados y redirigirla a puertos de salida no tradicionales y rutas como las que se inician en el puerto de Buenos Aires, de San Antonio, o de Montevideo”.
La mayor vigilancia en los puertos de Argentina y Brasil provocó que Paraguay se convirtiera en un centro internacional de distribución de cocaína boliviana gracias a su proximidad geográfica.
Pero Paraguay tiene la droga propia. La marihuana se cultiva en unas 7 mil hectáreas en el país.
Llegan los brasileños. Desde mediados de la década de 2010, el Primer Comando de la Capital, la mayor organización criminal de Brasil y quizás de Sudamérica, ha ejercido una influencia significativa a través de la frontera en Paraguay, donde domina los mercados de tráfico de drogas y armas.
Distintos organismos internacionales afirman que Paraguay tiene un problema de corrupción generalizado, que afecta a todos los niveles del gobierno y la sociedad tanto en el ámbito público como el privado. Así, los casos del ex diputado Juan Carlos Ozorio, imputado por lavado de dinero, tráfico de drogas y asociación criminal, o el del senador Erico Galeano, que se encuentra actualmente procesado por lavado de dinero y asociación criminal.
Se calcula que entre Argentina y Paraguay hay más o menos 200 pasos ilícitos.
En algunas partes, la distancia entre ambos países es tan corta, que con una lancha rápida la frontera se cruza en dos minutos: es dable ver cómo se llevan las camionetas 4×4 al Paraguay y a cambio viene la droga
El Índice global de crimen organizado evalúa los niveles de crimen organizado en 194 países de todo el mundo, así como su capacidad de resiliencia a la actividad delictiva organizada. El Índice, que consta de dos parámetros compuestos, clasifica a los países en función de sus niveles de crimen, con una puntuación del 1 al 10 (de menor a mayor nivel de crimen), y en función de su resiliencia a la crimen organizado, del 1 al 10 (de menor a mayor nivel de resiliencia).
