Dicen que llegó a la tele con Fantino. Aunque hay una aparición previa en Hora clave de Grondona. De ahí no paró más. Se volvió una figura de la tele con su peinado extravagante, sus gritos eufóricos y sus ataques a la casta. Pero ¿qué hay de sus orígenes, su pasado y su infancia? Demasiados ‘agujeros negros’, aunque él afirma que eso terminó ayudándolo a forjar su temperamento
Cuando vino a Posadas a estudiar Genética, Alejandro Fantino nunca pensó que su destino iba a estar en la televisión nacional y que iba a ser super famoso. La carrera era por demás exigente. Y lo único que se le ocurrió para ganar unos pesos fue apostar a su voz y comenzó a seguir la campaña de Guaraní Antonio Franco: transmitía con pasión la participación del equipo de Villa Sarita allí donde fuere en los torneos regionales. Cuando eso terminó, se dijo: “Acá veo un futuro” y dijo chau a Genética. Fue a Buenos Aires y terminó relatando la campaña de Boca Juniors. De él es el término “Hoy juega boquita” y ya está acuñado en la lengua popular. Y de la radio pegó el salto a la tele y no se fue más. Se casó con una chaqueña, hizo pesas y desarrolló algunas herramientas científicas de la vieja y abandonada carrera de Genética. Sus notas suelen tener algo que se ve poco: escucha atentamente a sus interlocutores, no los interrumpe, mete preguntas atinadas y en general sus entrevistas son elogiables.
Era el 26 de julio de 2016 y hacía medio año que gobernaba Mauricio Macri. Animales sueltos era un ciclo en América TV que iba cerca de la medianoche. En esa ocasión, el conductor Alejandro Fantino había convocado a una mesa de primeros periodistas especializados en temas económicos. Un amigo le dijo: Cuando tengas un hueco llamalo a este tipo. Te va a sacudir el programa. Y ahí estaban Edi Zunino, Ismael Bermúdez, Eduardo Feinman y Daniel Santoro que compartían espacio con Javier Milei. Se los devoró a todos.
Según Fantino, “Y mirá cómo es decisorio el rating en nuestra profesión: el flaco entró cuando el rating estaba en 2,5 y lo llevó a 7. Lo ven los de Intratables, lo empiezan a llevar al programa y de 5 los llevo a 9″, agregó Fantino, que sentenció: “No salió más de tele“.
Claro que en los estertores de Hora Clave el famoso programa de Mariano Grondona ya había tenido su debut estrictamente hablando pero fue con Fantino que Milei se eyectó a alturas que demuestran cómo aun denostada y minimizada como está la televisión abierta puede cambiar la realidad. Sin ella no hubiera habido un Milei presidente.
Pero nadie nace de un repollo.
Había nacido en Palermo en 1970. Clase media alta. Papá dueño de empresa de transportes de pasajeros, mamá ama de casa (coincidencia absoluta con Cristina Fernández). Dos años después la familia se agranda y llega la nena (Karina).
Sin embargo, el pequeño Javier no se llevará bien con sus progenitores: ni con su padre Norberto Horacio Milei ni con su madre Alicia Luján Lucich, a quienes identifica como sus “progenitores”.
Era 1982, y comenzaba la guerra de Malvinas. El pequeño Javier de once años tuvo la malhadada idea de expresar en voz alta el sin sentido del conflicto y la abrumadora ventaja del ejército inglés por sobre el argentino, algo que enfureció a su padre, colectivero de profesión.
“Empezó a pegarme trompadas y patadas. Me fue pateando a lo largo de toda la cocina. De grande dejó de pegarme para infligir violencia psicológica”, contó el economista en una nota con Perfil.
“De chico había maltrato físico y estamos hablando de una persona de 1.90 metro. No eran palizas normales”. “Todas esas palizas que yo recibía cuando era chico hacen que hoy no le tenga miedo a nada. Cuando viene una situación de alto estrés donde todos están asustados y nadie sabe qué hacer, yo resuelvo como si nada”, reflexionó el libertario sobre historia de vida.
Pero claro, más sencillo es decirlo que vivirlo. “Básicamente, me la hacían muy difícil en mi casa. Mi madre me hacía las mil y unas. Por ejemplo, llegaba la época de los finales y me dejaba de hablar, me generaba situaciones de mucho estrés para que me fuera mal”, contó mostrándose dolido.
“Mi padre también es un tipo muy complicado. Es la lógica que él tiene. Darte algo y después generarte una situación para que te vaya mal y enrostrarte que sos un fracasado. Pero eso en mí fue una gran experiencia, porque los mejores momentos son los de crisis, porque los cagones se van y los incompetentes se van. Solo se quedan los que saben y tienen bolas”
Su mamá implícitamente apoyó cada decisión del hombre de la casa y a Javier no le quedó más que protegerse en los brazos de su hermana menor y de su abuela materna. Así pasaba mucho tiempo en la casa de su abuela Elia. Había enviudado cuando su mamá Alicia Luján tenía catorce años. Y se volvió a casar con un hombre que le dio un trato más amoroso que su propio padre a Milei.
Mientras Karina se contactaba con el mundo y era muy social, Javier se encerraba en el estudio y el deporte. El fútbol le gustaba y era hincha (como Fantino) de Boca.
Pero jugó en las inferiores de Chacarita. Y le fue bien. Compitió hasta el final por el puesto de arquero con Juan Carlos Docabo quien terminó jugando en equipos de primera como San Lorenzo y Estudiantes. Cuando llegó el momento de decidirse si se hacía profesional o no tenía 19 años (era la crisis de 1989 con la hiperínflación). Ahí fue que se decidió estudiar Economía y dejar de lado el fútbol.
A sus 19 años, cuando tomó la decisión de estudiar economía en la Universidad de Belgrano, su padre nunca lo aceptó. “Siempre fue muy despectivo para mi carrera, siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre y que iba a ser un inútil toda la vida“, recordó en una de sus visitas a Debo Decir, el programa de Luis Novaresio en América.
Desde ese entonces, la relación con su padre y su madre -a quien considera cómplice de las acciones de su padre– es nula.
Y terminó un posgrado en la cuna de la enseñanza liberal en la Argentina (Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina – CEMA) y su Universidad.
Y así fue que conoció la escuela Austríaca, unos ultra liberales de fines de siglo XIX que empujaron a la escuela de Chicago con Milton Friedman a la cabeza a lo que él decidió sería lo mejor: anarco capitalismo. De las pocas experiencias que existen en el mundo (una pequeña localidad perdida de Estados Unidos intentó algo así: sin municipalidad, ni guardias, ni seguridad ni barrenderos, sin centros de salud, nada: en pocos años el lugar se transformó en un basurero infecto con enfermos que debían ir a tratarse en otros lugares y con ataques de animales salvajes ante la población desprotegida) nadie puede negar la necesidad de un Estado para ciertas funciones vitales de la sociedad.
Y no le nombren a Keynes, el economista inglés que salvó al mundo del desastre en que lo habían metido los liberales con la crisis global de 1929: Milei queda loco, literalmente. Empieza a los gritos y agrede. Pero -básicamente- fue el economista inglés que dijo ante la desocupación brutal que no se achicaba y la famosa “mano invisible” de los liberales que sostiene que el mercado se acomoda solo, había una simple medida: “contrate diez obreros, le dijo Keynes a Franklin Roosevelt, presidente de EEUU, cinco que caven un pozo y otros cinco que los tapen”. Así empezó el mundo (en deflación con hambre y desocupación) a moverse otra vez.
Quizá el que dio en la tecla y muchos no entendieron fue Sergio Marchi, famoso periodista del rock nacional que lanzó un tuit sobre el flamante presidente: “Yo quería que arrancara diciendo: ‘mierdas keynesianas, buenas noches'”
“Con mis papás llevamos casi diez años sin hablarnos. Vos no llegas a una decisión así porque sí. Yo considero que debes vincularte con la gente que te da vínculos sanos. Es un accidente de la vida el vínculo sanguíneo. Por eso, en ese sentido, para mí no es tan dramático. La gente tóxica te la sacas de encima”, le aseguró Javier a Nicole Neumann en una entrevista cuatro años atrás, cuando el economista ni imaginaba que iba a llegar a estar tan cerca de portar la banda presidencial.
“A mí me tocó que mis padres sean muy tóxicos. Pero creo que todos los maltratos que me tocaron vivir, ya sean físicos o psicológicos, hicieron que eso haya afectado mi personalidad. Porque te imaginaras que cuando yo digo las cosas que digo son bastante pesadas”, deslizó y, haciendo analogía con la actualidad, continuó: “Pero del otro lado, cuando yo digo las cosas que pienso, también hay gente pesada que me dice cosas y todo eso a mí no me causa miedo. Seguramente será por las palizas que recibí”.
Milei reveló cómo es la relación con sus padre actualmente, la cual se sabe por algunas pistas que no fue la mejor en el pasado, pero que gracias su hermana Karina, se ha reconciliado. Y tras su victoria en los comicios describió la relación que tiene en la actualidad.
“No me llamaron. Tampoco estoy peleado con ellos. El problema central es que tengo 2500 mensajes acumulados. Ni siquiera puedo atender el teléfono. Suena todo el tiempo y lo tengo que apagar. Incluso, me equivoqué y antes de entrar al estudio de televisión lo prendí sin querer”, afirmó el economista durante un reportaje en Crónica TV.