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lunes, noviembre 25, 2024

La argentina del Titanic: se hundió tres veces y siguió trabajando en los barcos

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Violet Jessop era hija de irlandeses que nació en Bahía Blanca. Perdió a su papá adolescente. Y tuvo que salir a trabajar. Se empleó en las compañías de los grandes cruceros de la época. ¡Y no sabía nadar! Conoció al famoso capitán del Titanic antes de embarcar en el gigante. Y luego de ese naufragio sufrió otros dos más. Pero se jubiló a los 70 siempre a bordo y murió en una cama

Wurtzel es el apodo o seudónimo de una escritora que se ubica en la “Pérfida Albion” y da a suponer que vive en Reino Unido. Aunque sus tuits son en castellano. Y un hilo reciente recordó la vida de una muchacha hija de irlandeses nacida en Bahía Blanca, que no solo estuvo en el Titanic (¡y sobrevivió!) sino que estuvo en otros dos naufragios de buques ingleses y de los que también salió inerme. La terminaron llamando “Miss Inhundible”.

La de Violet Jessop no fue una vida fácil. A lo largo de sus algo más de ocho décadas de vida la muerte le rondó varias veces, pero en todas las ocasiones consiguió esquivarla. Violet nació el 2 de octubre de 1887 cerca de Bahía Blanca, Argentina. Sus padres eran irlandeses que emigraron al continente americano para dedicarse a la crianza de ovejas.

La mayor de nueve hermanos, la vida dura que llevaba y una alimentación precaria le provocaron tuberculosis. Los médicos del Hospital Británico de Buenos Aires le pronosticaron pocos meses de vida, pero Violet superó la enfermedad y siguió con su vida. El que no pudo superar todos sus males fue su padre, que muere y deja a la familia en una difícil coyuntura económica, por lo que la madre decide volver al Reino Unido con todos sus vástagos. Violet tenía solo 16.

Como lo resume Wurtzel: “Violet Constance Jessop vino al mundo en Bahía Blanca, Argentina, el 2 de octubre de 1887. Era la mayor de los nueve hijos de William y Katherine Jessop, inmigrantes irlandeses dedicados a la cría de ovejas. Y su infancia fue un poco una mi**da, para qué andarnos con historias”

Y sigue: Como las desgracias nunca vienen solas, cuando Violet tenía 16 años su padre murió por problemas durante una cirugía y la familia se trasladó a Inglaterra, donde hubo que buscarse las garrofas como se podía.(o sea que había que salir a ganarse el pan)

La madre toma una decisión. “Katherine Jessop se convirtió en camarera para la compañía naviera Royal Mail Line, lo que le suponía pasar largas temporadas fuera de casa. Y en ausencia de su madre, Violet actuaba como cabeza de familia cuando todavía era menor de edad.

Y la cosa se podía haber quedado ahí, pero la vida es muy perra y cinco años después, cuando Violet tenía 21, su madre cayó enferma y tuvo que dejar el trabajo. ¿Y a quién le tocó poner el hombro (más)? Pues a Violet, claro, que se apuntó a lo que conocía y también se hizo camarera.

En teoría Violet no tenía la edad para ese puesto, pero como se ve que era muy maja (simpática) y agradable y hablaba tres idiomas (inglés, español y francés), pues hicieron la vista gorda y allá que se fue a cruzar el Atlántico en el RMS Orinoco.

En 1911 dejó la Royal Mail Line y se fue a la White Star Line (¿les suena, vieron la pelicula de James Cameron?), donde la pusieron a trabajar en el primero de sus tres transatlánticos gigantes gemelos: el RMS Olympic.

La cosa fue más o menos bien hasta el quinto viaje del Olympic, en septiembre de 1911. El día 20, el transatlántico estaba cruzando el estrecho de Solent, entre Gran Bretaña y la Isla de Wight, cuando colisionó con el crucero de guerra HMS Hawke.

Hay que entender una cosa: el Hawke estaba diseñado específicamente para hundir otros barcos embistiéndolos con la proa, que es lo que chocó contra el Olympic, abriéndole dos tremendos agujerazos en el costado

Afortunadamente el transatlántico estaba muy cerca de tierra firme y pudo llegar hasta Southampton sin hundirse y sin que se registraran bajas. Este fue el accidente tranquilo de los tres que viviría Violet.

Un detallito: el capitán del RMS Olympic era un señor llamado Edward John Smith. Sí, el capitán del Titanic.

En abril de 1912 Violet fue trasladada al nuevo niño bonito de la White Star Line, el RMS Titanic. Creo que todos sabemos cómo fue aquella historia, así que saltemos a la noche del 14 de abril, cuando el barco insumergible dijo POS ME MATO tras chocar con un iceberg.

Cuando se empezó a ver que aquello se iba a pique a Violet le ordenaron que subiera a cubierta, entre otras cosas para echar una mano con los pasajeros que no hablaban inglés. Y cuando se subió al bote nº 16 por orden de un oficial pasó algo que Violet nunca olvidaría.

El oficial se acercó a ella y le dijo “Tenga, señorita Jessop. Cuide de este bebé” mientras le dejaba un fardo en los brazos. Violet pasaría las siguientes ocho horas en el bote aferrando al bebé e intentando mantenerlo en calor hasta que el RMS Carpathia los rescató.

Una vez en el Carpathia una mujer se acercó a Violet, le quitó al bebé de los brazos y salió corriendo sin decir una palabra. Violet asumió que era la madre del bebé, aunque le extrañó que ni siquiera le diera las gracias. Nunca volvería a saber de la criatura… o tal vez sí.

Con un típico dejo de ironía británica, Wurtzel continúa su relato. “Como está claro que Violet no se despeinaba por eso de haber participado en el naufragio más famoso del siglo XX, regresó a Inglaterra en cuanto tuvo oportunidad y siguió trabajando porque las facturas no se pagan solas.

Y en estas estamos cuando estalla la Primera Guerra Mundial y Violet se alista como enfermera en la Cruz Roja Británica. ¿Y dónde acabó? Pues en el tercer gemelo del Olympic y el Titanic, el HMHS Britannic, que fue requisado antes de su botadura para usarlo como barco hospital.

l Britannic pasó algo más de un año ejerciendo como barco hospital hasta que se topó con una mina alemana en el mar Egeo. Tardó menos de una hora en hundirse y esta vez sí que Violet casi no lo cuenta.

Al principio se subió a un bote igual que había hecho en el Titanic, pero cuando llegaron al agua vieron cómo las hélices del barco seguían en marcha, arrastrando todo lo que tenía cerca y haciéndolo literalmente picadillo.

En un museo del Titanic, Violet tiene su propio muñeco que la representa

Violet decidió saltar del bote agarrándose a su chaleco salvavidas porque NO SABÍA NADAR, y aunque eso probablemente le salvó la vida se golpeó la cabeza contra la quilla del barco, lo que le provocó una fractura craneal que la dejó con dolores de cabeza el resto de su vida.

De hecho Violet no supo que se había fracturado el cráneo hasta muchos años después, y siempre achacó su supervivencia al golpe a que “tenía el pelo muy grueso”. VIOLET POR FAVOR.

Bella y agraciada, llegó a estar casada pero no puso sacar adelante su matrimonio.

Cualquiera pensaría que con tres accidentes en cinco años, incluyendo dos altamente mortales, esto hubiera sido el final de la carrera marítima de Violet. Pero nada más lejos de la realidad: siguió trabajando (sin más accidentes) como camarera hasta su jubilación en 1950

También sabemos que se casó y su matrimonio fue un desastre, pero la identidad de su ex marido fue desconocida hasta 2011, cuando se encontró su certificado de matrimonio: se llamaba John James Lewis.

Tras su jubilación se fue a vivir a una casita en Suffolk donde criaba gallinas. Nunca tuvo problemas en hablar de su vida en el mar y de los accidentes, dio entrevistas y escribió un libro de memorias que no fue descubierto hasta años después de su muerte.

Foto de cuatro de los supervivientes del Titanic durante una cena organizada con motivo del estreno de la película ‘La última noche del Titanic’ en 1958, blanco y negro. De izquierda a derecha: el profesor Lawrence Beesley, que sujeta un gran dibujo esquemático del Titanic y señala hacia él; Marjorie Collyer-Dutton, que mira hacia donde señala Beesley; Gus Cohen, que mira a la mesa o tal vez al vaso que tiene en la mano; y Violet Jessop, que parece tener la vista perdida. La mesa frente a ellos está preparada con un mantel blanco, copas de cristal, cubiertos y un centro de flores blancas.

Y acá Wurtzel aporta el dato que cierra una historia anterior: Pero queda un fleco en esta historia. Uno que no vamos a poder solucionar exactamente. Un día, cuando hacía años que ya estaba jubilada, el teléfono sonó en casa de Violet y una voz de mujer le preguntó si había salvado a un bebé la noche en que el Titanic se hundió.

Cuando Violet le dijo que sí, la mujer del teléfono se echó a reír, le dijo “Yo era aquel bebé” y colgó. Violet se quedó impactada y se lo contó a su amigo, el escritor John Maxtone-Graham, que le dijo que probablemente era alguien gastándole una broma pesada.

La respuesta de Violet fue tajante: “No lo entiendes, John: nunca le había explicado esa historia a nadie antes de a ti”.

Nunca sabremos si la mujer del teléfono era realmente ese bebé. Los registros solo muestran un bebé en el bote 16 y era un niño, pero la situación que cuenta Violet fue tan extraña que es posible que los datos no cuadren.

Siempre contó su historia a los medios que querían oírla

Violet murió en 1971, a los 83 años de edad, y asumo que le hizo una peineta a la Muerte porque después de convertir su vida en una peli de Destino Final la señora murió de anciana en su cama.

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