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domingo, febrero 16, 2025

El caso del chico abandonado por su madre y que quedó ‘yirando’ por Europa

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Alex Blatty tenía once años cuando viajó con su madre y abuelo de Inglaterra a España. De allí, decidieron cruzar a Marruecos para ir a vivir en una comunidad hippie. Deambularon de aquí para allá: Marruecos, España y Francias. Al final, lo hallaron deambulando por las montañas de los Pirineos que unen Francia con España seis años después

Casos raros ocurren en el mundo, definitivamente. Mientras unos padres pierden a sus hijos y por años andan buscándolos por todos lados y por todos los medios, otros simplemente los dejan al borde del camino como si fuera un envase vacío. Alex Batty integra este segundo grupo. Aunque su madre no tenía la custodia legal del niño, cuando Alex tenía once años viajaron ella, su padre y el niño a España en 2017.

Alex iba entonces a iniciar la escuela secundaria en Manchester. Tenía entonces pelo rubio y medía cerca de 1,50 metro. El niño, que contaba entonces con 11 años, viajó el 30 de septiembre de 2017 a Málaga. Estaba acompañado por su madre, Melanie Batty, que no tenía la custodia legal del menor, y el padre de esta, David Batty. Los tres simplemente hicieron lo que sería un supuesto viaje de vacaciones. En inglés se suele usar la expresión One way ticket, algo así como “solo pasaje de ida”. No volvieron.

¿Qué le habrán dicho madre y abuelo? “Ven, andarás libre, sin escuela, todo el día, diversión”

Los tres desaparecieron y no tomaron el vuelo de vuelta fechado para el 8 de octubre de ese mismo año, por lo que las pesquisas policiales se enfocaron en un posible secuestro del niño por parte de su madre. Las sospechas se centraron en un viaje posterior a Marruecos.

Aparece la responsable, Grandma

Aparentemente, la madre acostumbraba a estar en España, mientras era la abuela, Susan Caruana, quien tenía la custodia del menor. En un viaje, la madre decidió llevarse a Alex a la costa malagueña, tras lo cual se perdió todo rastro. 

Luego de la desaparición en 2017, la abuela contó que su hija y su exmarido “simplemente viven el día a día. Con el niño, no querían que fuera a la escuela, no creen en la escuela ni en la educación formal”. Caruana sugería entonces que Alex había sido secuestrado para entrar en una secta, algo que coincide al menos en parte con las declaraciones actuales del menor. 

Las andanzas de Alex

Era una noche fría en la zona de los Pirineos (una cadena montañosa al estilo los Andes que divide Francia de España) y el tiempo estaba horrible y llovía sin piedad.

Pasada la medianoche, Fabien Accidini repartía medicamentos a las farmacias locales con su automóvil cerca del pueblo de Chalabre.

Fabien Accidini es el francés que rescató a Batty y pudo reconstruir su historia. Gracias a él.

Estaba lloviendo cuando, a las 3 de la madrugada divisó a un joven que caminaba por el costado de una carretera de montaña no iluminada pero tenía su linterna. El estudiante de Toulouse aún no lo sabía, pero se había topado con un adolescente de 17 años que había decidido abandonar la vida junto a su madre en una comuna espiritual itinerante.

El joven (sí, era Alex) buscaba a su abuela en Inglaterra y llevaba ya cuatro días caminando por los Pirineos.

Era un adolescente de cabello rubio, bastante alto, vestía un suéter blanco, jeans negros y usaba una linterna para guiarse en la oscuridad.

También portaba una patineta bajo el brazo y una mochila en la espalda, describió Fabien Accidini, que estudia quiropráctica.

El inusual encuentro dejó a Accidini intrigado. ¿Qué hacía este muchacho en medio de la noche bajo la lluvia?

Regresó, se detuvo y se ofreció a llevarlo. Este aceptó y subió al vehículo. Al principio se mostró bastante tímido y dijo que se llamaba Zach.

“Intentamos hablar en francés, pero noté que su francés no era muy bueno y decidí hablar con él en inglés”, declaró Accidini al periódico local La Dépêche du Midi.

“Hablamos durante más de tres horas. Rápidamente reveló su verdadera identidad, Alex Batty, y luego me contó su historia. Describió cómo su madre lo había secuestrado” cuando tenía 11 años, relató.

Viaje hacia atrás

La reconstrucción de la azarosa vida de Alex Batty es más o menos así.

En 2017, su madre y su abuelo, Melanie Batty y David Batty, habían viajado desde Manchester (Reino Unido) a Marbella (sur de España) para disfrutar unas vacaciones de una semana.

Según el relato que le contó al repartidor, Alex vivió al principio con otras 10 personas en una casa de lujo en España antes de partir a Francia cuatro años después.

Explicó que en 2021 Alex y su madre se habían unido a una “comuna espiritual un poco extraña… alejada de un estilo de vida normal” en los valles de los Pirineos. No mencionó a su abuelo.

El joven inglés no sabía realmente dónde había estado viviendo; solo intuía que estaba en algún lugar de las montañas entre las regiones de Ariège y Aude, en la frontera suroccidental con España.

Hay comunidades que reciben a los que “deciden volver a lo natural” (Img en Pirineos, Francia).

Fabien Accidini buscó el nombre de Alex Batty en internet y descubrió quién era.

El adolescente llevaba dinero pero no un teléfono, por lo que Accidini le prestó su celular y su propia cuenta de Facebook para que le enviara un mensaje a su abuela, Susan Caruana, que también es su tutora legal.

Sus primeras palabras a su abuela en seis años fueron muy breves:

Hola abuela, soy yo, Alex, estoy en Francia, Toulouse, realmente espero que recibas este mensaje, te amo, quiero volver a casa”.

El adolescente ahora se sentía aliviado por haber abandonado la comuna ambulante.

La abuela Caruana, la tutora legal de Alex y la única con los pies en la tierra.

“Él no quería pasar toda su vida en esa comuna. Quería tener una vida real, con un futuro real”.

Aunque creía que el joven había escapado, Accidini aseguró no tener la sensación de que lo hubieran encerrado de una u otra manera, le pareció que tenía libertad para irse, indicó BBC/Mundo.

Back home

Los detectives de Reino Unido ahora tratan activamente de localizar a su madre y a su abuelo.

Aunque Alex Batty confesó que deseaba ser llevado a una embajada en una gran ciudad francesa, el estudiante decidió ponerse en contacto con la gendarmería, la policía de Francia.

Condujo hasta Revel, en las afueras de Carcassonne, y lo dejó con los gendarmes locales, que verificaron su identidad, y ahora se encuentra en Toulouse bajo custodia de las autoridades francesas.

Definitivamente, Alex no quiere ser hippie ni vivir en comunidades que descreen de la sociedad de consumo, de la educación formal, de las vacunaciones y probablemente piense que el mundo es plano.

Pero ESA es otra historia.

A más de un lustro de la desaparición de su nieto, la abuela Caruana ya pudo conversar con él.

“Estoy tan feliz. Hablamos y está bien (…) Es muy estremecedor”, declaró a The Sun.

Al menos, Alex está volviendo a casa o como se diría en su idioma natal, “Alex is backing home”

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