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jueves, septiembre 19, 2024

Cuando se rechaza la tierra de uno

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Erik es danés, vivió en Eldorado y volvió a su país de origen en Europa. Pero en cierta manera, reniega de su “parte argentina”. No parece extrañar nada de aquí y sólo busca resaltar los aspectos negativos de Argentina donde pasara su niñez y adolescencia.

Conozco a Erik desde el secundario. Aunque hay una fotos de cuando éramos más chicos y salimos juntos en la misma toma pero no recuerdo nada. Porque no nos dábamos casi.
En el secundario, sí.
Él iba pasando de escuela en escuela pero igual compartíamos momentos. Él ya trabajaba y tenía su propia habitación con entrada particular en su casa.
Así que cuando yo estudiaba en Posadas me caía (al volver a Eldorado) por ahí a matear, escuchar música (con sus ingresos se compraba los mejores discos que salían) y hablar de las zonceras que suelen hablar los jóvenes cuando tienen todo el tiempo del mundo por delante.

Recuerdo que siempre había mate, yerba, bombilla. Siempre había tiempo para tomar un mate. Y un perro salchicha que se nos acomodaba por ahí y nos hacía compañía.
Luego, en 1978 se fue. Había nacido en Dinamarca y bebé lo trajeron sus padres que habían llegado a Eldorado a fines de los 50. O sea, que vivió en la Argentina unos 17 años.


Lo primero que hizo en Europa fue ver los recitales. Iba a ver a Eric Clapton, a Sting y The Police y tantas bandas. Me solía mandar casetes con esas grabaciones.
Y después, como todos, se casó con una danesa y tuvo dos pequeños dinamarqueses.
Y después, como muchos, se separó. Probó con una brasileña, con una alemana, con chicas de varias nacionalidades europeas pero al final, terminó en los brazos de una docente española de Murcia.
Después de muchos años volvimos a vernos. Primero vino él a visitarnos a la Argentina (ya estaba separado). Y luego en 2012 fuimos nosotros.
Algo había cambiado. Como dice la canción, “nosotros los de antes, ya no somos los mismos de entonces”.


Lo cierto es que al visitar a sus suegros (personas muy agradables pero monárquicos recalcitrantes) nos pidió que no habláramos del rey y su amante danesa. “Todo es invento de la prensa”. “Ellos inventaron eso”. “Es pura ficción”. “No creas lo que dicen los medios”, y etc.
Quedamos sorprendidos por esos cambios pero lo aceptamos.
Ahora, con el paso de los años, sus suegros habrán visto que lo que decía “Hola” en su lavada versión de cuento de hadas a la española no era TODA la verdad respecto de Juan Carlos (padre).
Pero esa era una señal, apenas.

Lo cierto es que Erik es renegado o renunciante a todo lo argentino. Pese a haber vivido sus primeros años (infancia, adolescencia y parte de su juventud) en Argentina, reniega de todo lo que representa y no suele alegrarse cuando nos va bien y se pone a divulgar cosas de esa prensa en la que no cree cuando hay algo que no va bien aquí (y vaya que lo hay).
Y conozco a varios familiares y parientes daneses que siguen amando Argentina y nuestra provincia. El hermano de Erik, para más datos, compra yerba misionera, vive mateando, escuchando vía internet radios de acá, leyendo El Territorio y MOL y hasta a su casa le puso el nombre “Misiones” en la pared.
Pero Erik, no.
En estos días, en Periodismo Misionero nos hicimos eco de la nota del New York Times (NYT) acerca de que el arma (no tan secreta) de la selección argentina en Qatar eran los 500 kilos de yerba mate llevados para todo el equipo, jugadores, cuerpo técnico y demás integrantes.

La yerba mate. ¿Entienden? El producto que es de su provincia. O la que fue su provincia.
Como puso un comentario ácido y mala leche, respondí. Puse algo así como que el comentario venía de alguien cuya selección nacional había sido vencida por los australianos. ¡Para qué!
Después lo borró y me envió un MD (o sea, un mensaje para que solo yo lo lea).
“Que venenoso eres .!. Je. Pareces que desconoces que los periodistas tienen un por ciento de facts y el resto lo inventan”
No estaba seguro de qué quería decir con “facts”. En inglés ya se sabe significa hechos. O podía ser “fakes” (o sea, noticia inventada). Pero si se piensa en hechos, personas que ponen la cara dan su nombre y opinan, esto era más que evidente: Foto-cara-Nombre-Apellido-cargo.
Es más, el periodista se tomó la molestia de llamar nada menos que al titular del INYM que está acá en Posadas, Juan José Szychowski ¡y obtener sus declaraciones!

La nota original (izq, en inglés) y la publicada en castellano en el New York Times


Lo concreto es que a esa altura decidí darle la razón.
Honestamente, la publicación del NYT no me pareció un invento. El cronista averiguó, buscó los datos (obtuvo que sólo tres selecciones llevaron yerba mate: Brasil 12 kilos, Uruguay 240 kilos y Argentina casi 500 kilos). Y luego describió algunas características de la yerba mate cuyo consumo crece día a día en el mundo. Y también en los futbolistas.
Y, claro.
A estas alturas (pese a algún “Felicidades” escrito al pasar), el final no podía ser otro.

Ya no hacen falta declaraciones. Nada. Con una imagen me alcanza.

Y si digo una imagen es probable que sepan de cuál se trata
Era esta foto.

Mario Pernigotti

(Esta nota fue publicada a fines de 2022 bajo el título El renegado y el mate. La releo y pienso que puede renombrarse tal como está: las experiencias que se tienen deben tener un sustrato de valor siempre. Y que algo positivo siempre habrá).

MP – Diciembre de 2023

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