Solo con ver algunas de sus criaturas, uno queda pasmado: la magnificencia de sus colores, el sonido de sus rugidos. Parecen criaturas del reino de Pandora, pero no: son de acá nomás. De Misiones, ahí en el medio del monte
Constituye una especie de pavo o gallináceo salvaje. De hecho, su nombre (yacutinga) proveniente de la más preciada estirpe guaraní remite a “pava” y hasta se ha plasmado en la denominación científica que desarrollara Carlos Linneo -con su latinismo que trae reminiscencias del bello idioma de las selvas sudamericanas-: pipile jacutinga.
Pero si se dejan de lado los tecnicismos, lo que queda es una bellísima ave.
La yacutinga.
Pase y vea.
Parece una de esas criaturas imaginarias creadas para el reino de Pandora donde James Cameron hizo desarrollar las aventuras de los soldados y los Na’vi.
La yacutinga es una de las tantas especies que Misiones -con gran tino- ha decidido declarar monumento natural.
Pero la pava de precioso plumaje, pecho rojo y una cresta blanca enhiesta al estilo Arturo Vidal no es la única criatura que la provincia intenta preservar a lo que dé.
Pero hay más. Mucho más. El anta o tapir es un herbívoro de gran tamaño, manso y solo quiere vivir… escapando de las garras de algún yaguareté … y de los malvados cazadores que aún depredan el monte.
Esta eco-región conocida como la selva Paranaense se caracteriza por ser la de mayor biodiversidad de la Argentina: cuenta con 3148 especies de plantas vasculares (las que representan el 29 por ciento de las existentes en el resto del país), 1125 especies de vertebrados entre los que hay 274 peces, 66 anfibios, 114 reptiles, 546 aves y 124 mamíferos, así como cientos de miles de artrópodos (insectos, arañas y demás bichos invertebrados).
La mitad del territorio aún es selva.
Al misionero le gusta llamarla ‘monte’ aunque esto produzca algunas confusiones idiomáticas: En España ‘monte’ es un lugar con elevación y símil a la palabra ‘montaña’.
Aquí no.
El monte es el lugar donde la selva se vuelve más tupida, donde el yaguareté trata de atrapar a sus presas; donde los monos aúllan en las copas y saltan de rama en rama; donde los tucanes elevan sus picos al cielo y vuelan; donde las mariposas se acercan a las orillas del arroyo a libar un poco de sodio, esa sal tan escasa y vital del monte.
Así, se apareció en la Costanera de Posadas una.
Se apoyó sobre una piedra con sus dos patas delanteras, mientras sostenía un pescado. “No molestar, nutria desayuna en la Costanera”, decía el título de canal 12.
Otros la conocen como Lobo gargantilla.
Ni que decir de uno de los más bellos felinos: el yaguareté. Su porte, su elegancia, su andar apabullan con esas manchas en todo su pelaje.
Y, claro, con esas mandíbulas poderosas capaces de todo: de entrar al agua, morder en la base del cráneo a un yacaré y sacarlo pataleando en esas difíciles riberas llenas de lodo.
Como dice el autor local Eduardo Torres “la selva es vida, porque respira, palpita, se expresa de múltiples formas. Las interacciones entre todas las expresiones de vida con el clima, el suelo, el agua, el sol, todo lo que constituye la eco-región donde vivir es tan importante como morir, porque con la muerte de unos subsisten otros. En ese ambiente, la función del árbol o de un yaguareté es tan vital como la de un pequeño insecto; cada cual forma parte de un todo como si fuera un mecanismo de relojería”.
“La selva es vida: respira, palpita. Las interacciones entre todas las expresiones de vida con el clima, el suelo, el agua, el sol, todo lo que constituye la eco-región”, señala Eduardo Torres
Y esta provincia pequeña con sus autoridades e institutos ha decidido hacer lo posible y más para proteger a todas y cada una de esas especies. Muchas, en riesgo de extinción.
Recientemente, se declararon monumentos naturales, a saber:
El vencejo de la cascada. Ese pequeño y audaz pájaro que no le teme las aguas grandes de las Cataratas y se lanza contra los murallones rodeados de humedad y gotas. Por detrás de las cascadas están sus nidos, sus crías, su casa.
También la especie Carayá Negro y Dorado (Alouatta caraya) tiene esa categoría, con la finalidad de lograr su preservación, conservación, reproducción, y de evitar la extinción de esta especie
Y no se han olvidado de las mariposas: las más conocidas (recomendación, visitar el mariposario de la Cruz de Santa Ana): las especies de mariposas Heraclides androgeus también conocida popularmente como Mariposa Androgeo; Diaethria clymena janeira también conocida popularmente como Mariposa 88;
Danaus erippus también conocida popularmente como Mariposa Monarca;
Morpho anaxibia también conocida popularmente como Mariposa Seda Azul y Morpho helenor también conocida popularmente como Mariposa Panambí, con la finalidad de lograr su preservación, conservación y reproducción.
Y también del reino vegetal.
Se declaró monumento natural a las especies de orquídeas Isabelia virginalis y Zygopetalum maxillare, con la finalidad de lograr su preservación, conservación y reproducción, y crear el Plan de Restauración Ecológica de Orquídeas Nativas de las Áreas Naturales Protegidas.