Con unas excusas endebles, el consorcio constructor se escudó en que hay retrasos en los certificados de obra e impedimentos para la adquisición de materiales (por la nueva Presidencia en el país). Así decidió suspender casi un millar de obreros (entre argentinos y paraguayos). En la EBY sostienen que, en realidad, es por una mala gestión financiera de la firma
No es la primera vez. Ocurrió y mucho en la realización de las obras complementarias en Posadas a fines de los años 80 y los años 90 del siglo pasado. Firmas que se constituían en cualquier lugar del país, hacían una oferta muy (pero muy) económica, ganaban la licitación (para construcción de las casas en barrios de reasentamiento), venían, abrían una oficinita en Posadas, contrataban los obreros y empezaban a cobrar los certificados de obra (por los avances en la construcción). Cuando menos se esperaba, ponían llave a las oficinas, ni un cartelito, todo cerrado. ¿A quién reclamarle? A Magoya. Porque como no eran de Misiones “se borraban”. Y con unos buenos morlacos encima.
Hasta que la EBY (en especial durante la gestión Oscar Thomas) cambia el enfoque. Decide dar pequeñas concesiones a pymes constructoras locales (esto es: en vez de construir mil casas, se construían 128 casas, etc). Al bajar la escala, esas obras se fueron realizando puntualmente y no hubo más cierres intempestivos. Y se dio trabajo a las empresas locales, adicionalmente.
Aña Cuá es un verdadero avance en generación. Se aprovecha el agua que corre -y con fuerza- por el río Paraná para poner donde solo hay murallón tres turbinas gigantescas adicionales.
Y ahí aparece el consorcio Aña Cuá ART, integrado por las empresas Astaldi, Rovella Carranza y Tecnoedil.
Cuando tienen problemas las empresas o consorcios realizan esta maniobra que es de manual: cesan en forma permanente o temporal a cientos de empleados. Y eso desata una rápida respuesta de los gobiernos.
La EBY que está por sobre los estados nacionales que la integran ya advirtió: El consorcio dijo que no hay emisión de las certificaciones correspondientes, y con ello hubo un atraso en el desembolso de los fondos. Sin embargo, de acuerdo a fuentes en Yacyretá, los atrasos no responden a una falta de pago, sino al déficit financiero de la empresa contratista. En una palabra, se gastaron el dinero y ahora echan gente para ver si le adelantan algo más de plata. De manual.
La EBY ya notificó al consorcio, ligado al senador colorado Luis Pettengill, que debe retomar los trabajos bajo amenaza de rescindir el contrato que supera los 350 millones de dólares informa La Política OnLine.
Para escuchar las dos campanas, vale oír lo que dicen desde la firma concesionada. El consorcio ART informó que la decisión de paralización se debe “a los cambios en las variables macroeconómica en el país (Argentina) desde el nuevo gobierno, que han modificado los parámetros, aumentos de los precios con el agravante de la imposibilidad de importación de materiales indispensables para la ejecución de la obra y ante estas circunstancias imprevisibles y ajenas al consorcio se ven obligados a desafectar a trabajadores”.
Si realmente existía la imposibilidad de importar materiales indispensables queda la pregunta: ¿Y por qué no lo hicieron por Paraguay que tiene muy estables sus variables económicas? Hay que recordar que toda la cotización de las obras y materiales se hace en dólares.
El dato es concreto: hasta diciembre pasado se ejecutaron 226 millones de dólares del contrato, con 41 por ciento de avance de la obra y restan ejecutarse 133 millones y el 59 por ciento de la obra. Ahí algo no anda bien, pero quizá haya que analizar mejor los números: Se gastaron más del 60% de los fondos para hacer el 41% de las obras. Suena muy parecido a lo ocurrido en los 80 y 90 en Posadas.
La nueva Central Hidroeléctrica Añá Cuá permitirá ampliar entre un 10 y un 20 por ciento la generación de electricidad de Yacyretá y aportará 2000 gigavatios-hora (GWh) anuales de energía limpia y renovable al Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Finalmente, desde la EBY reconocieron los inconvenientes con el consorcio encargado de las obras de maquinación de Aña Cuá pero garantizaron la continuidad de las mismas. Se supone que estarán investigando las garantías presentadas por los oferentes al momento de ser adjudicados porque los datos de la realidad no pintan bien.