Las imágenes dan vértigo con solo mirarlas. Incluso parecen que pasaron por la trampa del photoshop. Pero no, son tan reales como las personas de que animan a exponerse a situaciones así. De estas, uno de muere cada 13 días. Y no cesan los casos. Todo por un “me gusta” o un dedito gordo para arriba
Era canadiense y estaba fascinado con la Argentina. Amaba Buenos Aires y sus bares. Ya faltaba poco para su jubilación. Pegó una escapada a Puerto Iguazú. Llegó, ni se registró y
-todo apurado- partió rumbo a Cataratas. Evidentemente se trataba de una personalidad impulsiva. Estando allí, fascinado, se trepó a una baranda para hacerse una foto a sí mismo. Abajo el agua corría violenta como casi siempre. En un descuido se deslizó hacia las cascadas. Lo vieron flotar un rato y luego desapareció. El cuerpo de Sean Saraq de 58 años fue hallado dos días después aguas abajo.
Desde 2008, la búsqueda de selfies extremos ha matado a 433 personas. Una de cada tres estaba de viaje.
Saraq es uno más que se suma a la funesta estadística.
Ese es el balance al que arribó la Fundación IO, radicada en Madrid. La cifra se obtiene a partir una herramienta de inteligencia epidemiológica llamada Heimdllr-Project, de desarrollo propio, que permite extraer datos de diferentes fuentes públicas y privadas, así como de diarios y webs informativas. De manera que a través de la inteligencia artificial es capaz de obtener, procesar y comparar datos a nivel global, explican desde eldiario.es.
“Las tres principales causas de muerte han sido caídas desde alturas, medios de transporte y ahogamientos. Muchas de las muertes por selfie son el resultado de turistas asumiendo riesgos en lugares que no conocen bien”, detallan desde la fundación en su portal.
En promedio la edad de las personas fallecidas es de 24 años. El 58% fueron hombres.
La mayoría, jóvenes, casi todos varones, pero también aparecen las intrépidas: acercarse demasiado a un acantilado, una cascada o una montaña o un puente en altura
En este periodo de catorce años estudiado en total 433 personas sufrieron un accidente mientras se hacían un selfie en 292 incidentes. De ese número, 141 de los fallecidos fueron identificados como viajeros, lo que supone un 37,2% del total. Turistas que en busca de una foto llamativa se acercaron demasiado a un acantilado, se asomaron más de lo debido a una cascada o se aventuraron en exceso en una montaña, un puente, un edificio o un río.
“Escalo edificios, saco fotografías, panoramas de la ciudad. Hago selfies. Lo hago desde hace 10 años. Empecé en edifcios y me gustó. No soy alpinista pero trato de mantener una buena forma física. Pienso que por eso todavía estoy vivo”, relata al porta RT en Español el fotógrafo Kiril Oreshkin
“No soy alpinista pero mantengo una buena forma física. Supongo que por eso estoy aún vivo”, admitió uno de ellos
“Hemos contribuido a visibilizar el problema para que la prensa y las autoridades estén más sensibilizadas ante estos casos y se vea como lo que es, un problema social. Hemos conseguido que el impacto sea tanto científico como mediático, y eso ayuda a mejorar la salud pública”, reflexiona Manuel Linares, presidente de la Fundación iO.
Con mucha diferencia, el país donde más fallecidos por selfie se han registrado es India, con un total de 100 desde 2008. Pero claro, sabiendo que si los más accidentados son también los indios, podemos deducir que muchos de ellos no eran turistas, sino locales.
Después, y con mucho menos de la mitad de casos, están Estados Unidos, Rusia, Pakistán, Brasil y, en sexto lugar, España, con 15 muertes por selfie en estos últimos años.
Siendo más concretos y teniendo en cuenta sus datos, la Fundación iO ha hecho un ‘top 10’ de los lugares del mundo más peligrosos para hacerse un selfie. Una lista que nunca está de más tener en cuenta por si se viaja a las
- cataratas del Niágara, en Estados Unidos y Canadá;
- el Glen Canyon, en Estados Unidos;
- el Charco el Burro, en Colombia;
- Penha Beach, en Brasil;
- la catarata de Chepkiit, en Kenia;
- los Montes Urales, en Rusia;
- el Taj Mahal, en India;
- el valle de Doodhpathri, en India;
- la isla de Nusa Lembongan, en Indonesia; y
- el archipiélago de Langkawi, en Malasia.