Se trata de Tabacalera Sarandí. Está en provincia de Buenos Aires. Se presenta con amparos para no pagar impuestos. Mientras la Justicia decide, entrega cigarrillos al mercado nacional con 75 por ciento menos de valor. Y afecta a los tabacaleros de Misiones que no cobran el FET
El presidente Javier Milei lo tiene identificado: lo llama “El señor del Tabaco”. Su nombre es Pablo Otero y es dueño de Tabacalera Sarandí. Con sus tácticas dilatorias ante la Justicia hace años que evita pagar los impuestos nacionales (entre ellos, el Fondo Especial del Tabaco) y así compite en el mercado con precios con una diferencia de 75% a favor de sus productos. Con semejante “handicap” o “changüí” -como se dice en Misiones- pasó de tener un 5% del mercado a 35% actual. Nada menos. Uno de cada tres atados que se venden en el país, pertenecen a las marcas de Otero.
¿Cuáles son esas marcas? No son muy conocidas en Misiones pero en la zona central del país se están imponiendo. Se trata de marcas como Red Point, West o Nevada que no tributan un centavo.
Así, con esa ventaja, ya ha acumulado deudas ante los organismos recaudadores de cerca de 2000 millones de dólares.
La historia empezó hace no mucho tiempo. En 2016, Tabacalera Sarandí, que en ese entonces tenía una mínima porción del mercado de cigarrillos consiguió una cautelar en la Justicia en lo contencioso administrativo para no pagar impuestos internos, según reporta iProfesional.
Así, productos de Massalin Particulares, con marcas como Phillip Morris, Marlboro o Chesterfield y de la British American Tobacco que ofrece sus productos Camel, Lucky Strike, pierden duramente y cada vez más frente a las marcas de la Tabacalera Sarandí: esos precios más bajos por haber conseguido cautelares en la justicia para no pagar impuestos le siguen dando amplios réditos.
Según fuentes del sector tabacalero, el lobby feroz está apalancado por un grupo de legisladores de Juntos por el Cambio (JxC) encabezado por el diputado Cristian Ritondo, con raíz en el partido de Avellaneda, donde está radicada la empresa en cuestión.
Naturalmente, Otero responde: “Si me sacan los beneficios, cerraré la fábrica y dejaré en la calle a un montón de gente”.
En enero pasado, Tabacalera Sarandí manejaba un 50% de rentabilidad, a pesar de que la producción y venta de sus productos se da en un rubro de poco margen, donde el Estado históricamente ha intervenido con impuestos para desincentivar su consumo.
Así, lograba vender cigarrillos a precios híper competitivos. Con costos bajísimos -Red Point $278, Master $278, Kiel $256- y comercialización a $600 y $800, alcanzaba ganancias monumentales de $300 y $500 por unidad debido a que no paga el Impuesto Mínimo.
Según un informe del sitio la Letra P, Otero se presenta como un empresario pyme nacional, aunque, en rigor, desde 2018 es socio del gigante del tabaco internacional Imperial Brands, antes Imperial Tobacco Group. También comercializa la marca uruguaya Nevada, de Montepaz SA.
Argentina es un productor y exportador de tabaco y la actividad reúne a más de 18 mil productores en las provincias de Salta, Misiones, Jujuy, Tucumán, Chaco, Catamarca y Corrientes. Sin embargo, Otero importa materia prima lista para usar desde Brasil.