Historia de vida de mujeres valientes. Como muchas otras de chicas venidas del Paraguay, Belén Delvalle comenzó como doméstica, pero nunca dejó de creer en ella, de capacitarse, de cuidar de su hijo (que fue atendido por el sistema de salud gratuito de Argentina). Y ella hoy exhibe los mejores resultados y es gerente de una multinacional
“Mi dilema era estudiar o tener a mi hijo Iván; su padre no se hizo cargo. Como madre soltera, empecé a tantear bastante ya en Paraguay: mi pequeño estuvo internado 45 días en el Hospital Acosta Ñu. Estaba sola, sin trabajo y con la única salida en ese momento para comprar insumos médicos: tuve que empeñar sus sandalias”, narra Belén Delvalle. La joven paraguaya que vino desde Itapúa a la Argentina. Pudo luego traer a su hijo. Pudo ayudar a sus paisanos que viven en la capital argentina. Pudo estudiar y hacer sus propias actividades. Con estudios, progresó. Su hijo padeció una grave enfermedad pero el tratamiento de 10 mil dólares le salió gratis gracias al servicio de salud pública del país tan denostado muchas veces por los vecinos, que igual no dudan en venir a tratarse aquí.
Ella, Belén, la que empezó como simple empleada de casas, nunca dejó de capacitarse. Y llegó a gerente de una compañía que opera en el puerto de Buenos Aires.
Emigró con lo puesto a Buenos Aires, pasó como muchas, por el servicio doméstico y, tras privaciones, con un hijo enfermo y sola, Belén Delvalle estudió, se formó y terminó alcanzando un alto rango en una compañía copada por hombres.
Y ella -que ya fue citada por Última Hora- aparece en una publicación (Globalports) donde se destaca la presencia de mujeres en el mundo del puerto de Buenos Aires.
- “Belén Delvalle, es la jefa de Relaciones Institucionales y comerciales de Tecplata “ Paridad de género: cada vez más mujeres en el sector portuario” en Revista A Buen Puerto y en Globalports Canal
Belén Delvalle tenía malas cartas: Con su origen humilde y un hijo dejó su Yatytay natal (en el departamento Itapúa) hasta llegar a Buenos Aires, tras pasar muchas dificultades.
Su derrotero está signado por vicisitudes: pasó por San Lorenzo en casa de una tía, cuida de un hermano menor con discapacidad, espera un bebé a los 18 años y se ve irradiada del seno de su gente, por los prejuicios, hasta que decide emigrar.
El puerto de Buenos Aires es gigantesco y el movimiento es monumental. Allí terminó recalando Belén.
Luego de años de adversidad y aprendizaje, escaló mediante esfuerzo propio al cargo de gerente de una multinacional, en el rubro portuario, hipercompetitivo y que, históricamente, es copado por hombres.
Belén apostó a sus fuerzas y, luego de años de privaciones, alcanzó el alto cargo en una compañía internacional que opera en el puerto de La Plata.
Sus modestos inicios y hace puerto final en la gerencia de Relaciones Institucionales y Responsabilidad Social Corporativa de TecPlata SA, que representa al gigante International Container Terminal Services Inc. (ICTSI), de origen filipino.
A sus 21 años, el destino la llevó a Buenos Aires para el servicio doméstico. Las visitas a su Iván entrañable se repetían cada tres meses.
En 2006 pudo llevárselo consigo, mientras alternaba su cuidado con el de adultos mayores y otros niños, y ejercía como mucama en hoteles y ayudaba en acontecimientos de la colectividad judía.
A la par, se anotó a cursos en la Universidad de Buenos Aires, incursionó en Primeros Auxilios, Protocolo, Ceremonial, Informática y Derecho.
Mientras aspiraba a conseguir un espacio cómodo para ambos (vivían en un departamento pequeño) tuvo que recurrir de urgencia al prestigioso Hospital Garrahan.
“Le descubrieron (a Iván) el síndrome de Kawasaki, que puede afectar a las arterias coronarias. Las profesionales me dijeron que el tratamiento cuesta 10.000 dólares, pero me tranquilizaron, ya que en Argentina me saldría todo gratis”, evoca a sabiendas de que en Paraguay eso no se hubiera plasmado.
Diez años duró el tratamiento, hasta que Belén dejó el servicio doméstico en el 2010 y, como tenía conocimientos básicos en leyes y en gestoría, arrancó todavía informalmente haciendo trámites migratorios y gestiones jurídicas.
La construcción fue el ámbito que le esperaba luego: con sacrificio logró armar con un hermano –que también emigró– una empresa pequeña, pero que al tiempo le tuvo sola de nuevo al frente del negocio y debió abandonar el rubro, ya que era muy cuesta arriba, según recuerda, no sin antes enfatizar que desarrollaron trabajos para galerías prestigiosas, como Pacífico, Abasto y hasta en el hipódromo de San Isidro.
Pero llegó el tiempo de lanzarse sola, y así en 2016 abrazó la consultoría traducida en servicios para L’Oréal, Falabella, Volkswagen y otras de manera independiente. “Cuando uno anhela progresar fervientemente, a veces cae en las garras del fraude, y es así que me tocaron tiempos duros aceptando cheques sin fondo que, por inexperiencia, me llevaron a perder muchos recursos”, recuerda señalando que los altibajos estuvieron siempre.
Pero un momento álgido durante su estadía argentina, por lo que significó en torno a su condición de migrante, sostenida por sus propias fuerzas y con un niño a su cargo, fue cuando le entregaron su documento nacional de identidad (DNI).
“Me sentí victoriosa, nunca lo voy a olvidar. Mi hijo había estado internado en el Garrahan y de ahí debía llevarle anteriormente a Migraciones, con los permisos correspondientes de los profesionales. No es lo mismo ser un migrante de condición europea que un latino, y más si las personas pertenecen al interior de los países de donde salen, ya que la construcción o el servicio doméstico es lo que tienen como escenario tope”, destaca la paraguaya que fue abriéndose camino.
Ahora, ya gerente de una multinacional, está agradecida con su país de adopción y considera que todo lo ocurrido la motivó a seguir superándose. “Cuando decaigo a veces, miro hacia atrás y sé dónde estuve. Siempre doy lo mejor de mí, para no defraudar. Este es un país de oportunidades y el entorno tiene mucho que ver para salir adelante”, sintetiza la valiente mujer paraguaya radicada en Argentina.
Haber creado el área de responsabilidad corporativa le valió a Belén Delvalle reconocimientos, entre los que destaca el de la Municipalidad de Berizzo, cuyo intendente, Fabián Cagliardi, entregó el galardón a la gerente de TecPlata SA.
“No es frecuente que las mujeres formemos parte de la dirección de una compañía así; y tampoco en el área de operaciones, entre grúas y containers, pero la empresa busca incorporar a más mujeres”, destaca.
Su trabajo actual es del de sus sueños, según dice. Allí ya pudo capacitar a gente sin trabajo en los barrios de influencia de la terminal portuaria, mediante cursos para mozos/as, construcción en seco y recuperación de espacios verdes.
Además, logró acondicionar dos salas de atención primaria en un nosocomio cercano, para chicos con tratamiento por adicciones, a los que ayuda a reinsertarse en la sociedad.
“La responsabilidad social corporativa no es solo dar donaciones y luego olvidarse. Hay que hacer un seguimiento”, expresa Belén, al tiempo de exponer también su sensibilidad social mediante la incursión en la política partidaria, aportando su talento y teniendo contacto con la colectividad paraguaya, desde las filas de la ANR, “pero no para alcanzar ningún cargo, sino porque quiero colaborar”, dice finalmente.
