Cuando había una impresión de pesos sin parar, cualquier peso extra se transformaba en dólares. Se los compraba en el mercado oficial (hasta 200 dólares por mes) y en el mercado paralelo al valor del blue. Pero el mecanismo de astringencia que aplicó el actual gobierno ‘secó’ la plaza y la gente tiene que salir a vender sus caras grandes y caras chicas
En Página/12 titulan: La clase media quema los dólares del colchón. En iProfesional dicen “Dólares, en caída libre y motivos de esta calma”. Dos formas de ver lo mismo.
En esencia: la gente dejó de ver las cotizaciones del Blue, del contado con liqui, del MEP y de cuanta alternativa había surgido en los finales del gobierno de Alberto y Cristina con Sergio Massa al frente de Economía. Hoy en día, hay que pagar cuentas y el dinero no alcanza. No sobran los billetes argentinos y las facturas vienen cada vez más gorditas. Por ende, la única opción que le quedó al argentino de clase media fue salir a vender sus dólares.
“Chicas, tengo verdes de cara grande”, dice una empresaria en un grupo de mujeres pymes en Posadas. “Si alguna anda queriendo se los dejo a 1000 pesitos”. Toda una definición.
El asadito del domingo dejó de ser opción para la mitad de los argentinos
En el inicio de 2024, el consumo de bienes se ha derrumbado. En dos meses la inflación superó 35%. Y los servicios llegan con una recarga altísima. Muchos quieren seguir conservando y otros son inevitables: la luz, el agua, el gas, seguro de los autos, el colegio de los chicos, las prepagas, a los que se suman las salidas, los viajes, el pago del streaming (Netflix, Star+, etc) e internet. Todo ha encarecido y hay que recurrir al colchón. El argentino ha usado el dólar como reserva de valor. Quizá no gane todo lo que esperaba pero puede usarlo para pagar cuentas. Ya no es una moneda adquirida con ánimos especulativos sino más bien un bien que tiene que salir a rematar para cubrir necesidades.
Con dolor y sin humo La mitad de los argentinos tuvo que aflojar con una pasión nacional. El asadito de los domingos cayó al 50%. El seguro de los autos pasaron de 40 mil a 80 mil pesos, en las coberturas más completas. Muchos recurren al seguro tipo B, esto es, cobertura por robo total y destrucción total que baja significativamente el valor. El tipo C es el denominado contra terceros o seguro mínimo.
Lo que la gente no quiere recortar gastos es en internet, salud y educación
Un estudio de comienzos de 2024 señalaba que el 72% estaba dispuesto a bajar gastos en el rubro ocio, entretenimiento y salidas; el 53% en vestimenta y calzado; el 30% en el mantenimiento y refacciones del hogar; el 22% en la televisión por cable; el 20% en el gimnasio; el 18% en alimentos y bebidas y sobre el final aparecen los rubros donde la gente no está dispuesta a recortar: internet, salud y educación.
Así en este contexto de retracción no extraña que el dólar haya llegado a arañar los 1200 pesos y ahora está en 1000 pesos.
Los especialistas dirán que quizá esta pax cambiaria (latinazgo para indicar que se estabilizó esta variable tan sensible para el bolsillo y el ánimo nacional) no vaya a durar en el tiempo.
Lo que es seguro es que la ‘púa’ nacional está más vigente que nunca. O como decía uno de los personajes de Alicia en el país de las maravillas. “En este sitio hay que correr mucho, para estar siempre en el mismo lugar”.