Hace unas dos décadas, Coca Cola lanzó “Nativa” en la Argentina. Era una gaseosa en base a yerba mate. No anduvo. Ahora la combinan con jugos y hierbas y la venden como estimulante. Y funciona
El INYM recién empezaba y la ilusión era grande. El iingeniero Roberto Montechiesi como representante de la industria sostenía: “Todo lo que implique el uso de yerba mate como materia prima será siempre bienvenido”.
Coca Cola había invertido casi un millón y medio de dólares y un año de investigaciones. La lógica decía: “Si al argentino le gusta el mate y mucha gente toma gaseosas, es probable que la combinación de ambos grupos logre que la demanda de Nativa funcione”. Bueno, pues. No funcionó.
Jorge Zendroni periodista de El Territorio la degustó, la cató y dejó su contundente sentencia: “Es un mate cocido con gas. No me gusta”.
Antes que la nueva apuesta cumpliera un año en las góndolas, el sueño se derrumbó. Coca-Cola anunció que suspendía el proceso de elaboración de Nativa. Los resultados eran lapidarios. No había alcanzado el objetivo mínimo de captar 1% del mercado de gaseosas en el país. Quizá era porque no tenía público.
Pero los gustos cambian. En ese entonces, la diversificación no era lo que hoy se conoce en este mercado. La irrupción de las yerbas saborizadas con hierbas ha sido un fenómeno que sumó consumidores.
Y así, en esta década la yerba mate irrumpe como ingrediente de gaseosas. Pero no en Argentina ni en Uruguay. No. Se da en países como Alemania y Estados Unidos.
El informe de La Nación es claro: Las gaseosas elaboradas en base a yerba mate ganan terreno en los Estados Unidos y Alemania, mientras se apunta a un público joven (entre los que están estudiantes y jugadores por internet, el modelo nerd, por así decirlo). Los últimos datos señalan un crecimiento del 57% en este mercado que incluye las bebidas a base de café y té además.
Y quizá aquí esta la clave: Marcas como Club-Mate, Mio Mio y otras firmas germanas son las más populares, y sus gaseosas a partir de un extracto de yerba mate. Luego, se combina con azúcar, agua carbonatada y otros componentes, y se comercializa en su versión original o -y esto es importante- en otras versiones, saborizada con jengibre, banana, guaraná o cola. También hay espacio para el segmento orgánico, un nicho de fuerte crecimiento en Europa. Es el caso de la marca Voelkel, de la empresa BioZisch, que fabrica sus bebidas localmente, pero en el proceso utiliza como materia prima hojas secas enteras de yerba, que importa desde un complejo agroforestal del sur de Brasil.
Finalmente queda la explicación del fenómeno: “La clave del éxito de estas gaseosas es la combinación del sabor y el elevado contenido de cafeína en las hojas de la planta. Si bien hoy en ciudades alemanas su consumo está más extendido, comenzó a popularizarse especialmente en el segmento joven, entre gamers, programadores, estudiantes y, también, como gaseosa para preparar tragos, mezclada con otras bebidas alcohólicas.